El amante: una pasión bajo el yugo de los prejuicios
Enviado por Stella • 8 de Diciembre de 2018 • 1.458 Palabras (6 Páginas) • 331 Visitas
...
Mis hermanos nunca le dirigirán la palabra. Es como si no fuera visible para ellos, como si careciera de la densidad suficiente para ser percibido, visto, oído por ellos. Eso ocurre porque está rendido a mis pies, porque se da por sentado que no le amo, que estoy con él por dinero, que no puedo amarle, que es imposible, que podría soportarlo todo de mí sin llegar a hartarse de ese amor. Eso ocurre porque es chino, porque no es blanco. [3]
Pero no solo es la diferencia en el estatus social, el color de la piel, la raza, sino, la diferencia de edades. El chino casi doble la edad de la joven blanca. Es el tipo de relación reprobado por el mundo entero desde diversos ángulos. No solo es un punto, de donde sea que sea vista esta relación, es una total falta de respeto a la moral, un insulto a la humanidad misma, podría decirse. El padre del joven chino también condena esa relación, la prohíbe rotundamente y arregla un matrimonio con otra muchacha de su misma raza. Prefiere ver muerto a su hijo antes que casado con una joven de ascendencia francesa.
Después de un año y medio de la difícil relación de los dos amantes se separan de manera definitiva. Se casan con otras personas, tal vez no llegan a compaginar con ellas como con sus antiguos amantes. Forman sus propias familias con personas similares a ellos. No existen tantos obstáculos ni prejuicios. Sin embargo, ellos no pueden olvidarse: “Años después de la guerra, después de las bodas, de los hijos, de los divorcios, de los libros (…) Él le telefoneó. Soy yo. Ella le reconoció por la voz (…). Le dijo que era como antes, que todavía le amaba, que nunca podría dejar de amarla, que la amaría hasta la muerte.”[4]
La joven Marguerite que negaba amarle cuando eran jóvenes, que se entrega por curiosidad, por necesidad, por simple diversión, se da cuenta, quizás demasiado tarde, que le amaba. Sufre por ello, siente una fuerte desesperación, enojo, locura. Sufre porque ya no lo verá más: “(…) se levantó como para ir (…) a arrojarse al mar, y después lloró porque pensó en el hombre de Cholen y no estaba segura, de repente, de no haberle amado con un amor que le hubiera pasado inadvertido por haberse perdido en la historia como el agua en la arena y que lo reconocía sólo ahora en ese instante de la música lanzada a través del mar.”[5]
A lo largo de las páginas de El amante encontramos un sinfín de factores que marcan los surcos de la madurez en el rostro de Marguerite Duras a sus apenas dieciocho años. Desde la desesperación, la locura de la madre; el carácter egoísta, violento del hermano mayor; el amor por el hermano pequeño y la misma muerte de este, que es, probablemente el mayor dolor que sufre nuestra protagonista. Y posterior a esto, la separación, el abandono de los dos miembros restantes. El repudio que siente por ellos. No sabe si en realidad los quiso algún día. Aunado a esto, la relación difícil y tortuosa con el hombre chino, que la ama y que sufre con ella y por ella. Las condiciones raciales, el lugar de la mujer determinado por la sociedad, la pasión, todo. Nos lleva a comprender por qué siempre nos pareció encontrar una Marguerite Duras fría.
En la actualidad, las cosas no han cambiado mucho. Quizás ahora se encuentren el yugo de los prejuicios sociales, la moral, un poco menos pesados; sin embargo, si comparamos esta novela con el mundo actual, si echamos una mirada a nuestro alrededor, encontraremos muchas similitudes con esto. A pesar de haber pasado unas cuantas décadas, de vivir en otros sitios, el mundo se maneja bajo los mismos factores. Unos más notorios que otros, pero al final, siguen patentes.
Bibliografía
Duras, Marguerite, El amante, México, D.F.,Maxi Tusquets Editores, Primera Edición, 2012.
---------------------------------------------------------------
...