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El americano.

Enviado por   •  8 de Noviembre de 2017  •  2.387 Palabras (10 Páginas)  •  412 Visitas

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Seguí trabajando duro, hasta que conseguí reunirme con el jefe de la cocaína en Colombia, Pablo Escobar, logre hacerme socio de él. Él se encargaría de los laboratorios de cocaína en Colombia y yo de la distribución en México, también me hice socio de un político importante de México, entonces la distribución fue algo fácil de hacer. En poco tiempo gane más dinero y más poder del que tenía antes con el Toro, pero también me gane más enemigos, y la policía esta vez me buscaba más que la ve pasada. Como gran estratega, seguía los pasos del Toro y del Oficial, tenía que estar consciente de lo que hacían si quería obtener mi venganza. Le platique a Pablo Escobar de lo sucedido con ellos, cuando me traicionaron, y estuvo de acuerdo en ayudarme.

Tenía mucho tiempo investigando al Toro, y un día “El Zopilote”, uno de mis trabajadores se acercó a mí, y me dijo que tenían la ubicación del Toro que se encontraba en Ciudad Juárez, Chihuahua, estaba todo listo, la hora de la venganza había llegado. Le hable a Pablo y le dije donde sería el atentado y a qué hora empezaría.

Todo estaba listo, llegamos al lugar, todo estaba muy silencioso y Pablo me dijo:

- Esto está muy silencioso mijo, todo esto me huele a trampa.

- Debemos de seguir, me dijeron que aquí se encontraría.

De repente salieron elementos de la marina de México por todos lados y le grite a mi gente:

- ¡llego la chota, echen plomo sin miedo señores!

Empezó la balacera con la marina nacional, todo había sido una trampa, pero no entendía como había pasado esto, quien nos había traicionado, entonces me di cuenta el que me dio el pitazo había sido el Zopilote y ya lo había encontrado haciendo llamadas extrañas antes, todo fue encajando, él era un infiltrado del toro y nos había entregado a la policía, de nuevo.

La balacera fue larga, ayude a escapar a Pablo porque todo había sido mi culpa, pero yo no lo logre, por segunda vez me agarraban y por segunda vez me chingaba el Toro.

Esta vez la estadía en la cárcel fue diferente, reflexione y me di cuenta que ya no debía de traficar con droga, que debía de darle más tiempo a mi familia, a mi hija que casi ni veía. Mi esposa Ximena al darse cuenta que estaba en la cárcel se sorprendió, pues creía que estaba en un viaje de negocios. Hable con ella y le dije toda la verdad, no lo soporto y decidió divorciarse de mí. Todo me salió mal y me sentía miserable.

Después de que salí ya solo importaba mi princesa, pasaba todo mi tiempo con ella, la acompañaba siempre a la escuela, disfrutaba mucho la compañía de mi hija. Tenía un trabajo, no era gran cosa, ganaba poquito pero estaba lejos del mundo del narcotráfico y me sentía bien dedicándome a algo legal.

Un día, yo estaba en parque con mi hija cuando recibí una llamada, no lo podía creer, era Pablo Escobar el que me estaba llamando, le conteste y le dije:

- ¿Qué paso Pablo? Ya sabes que me retire del negocio.

- Ya lo sé mijo, pero lo que pasa es que tengo una información que creo que le puede interesar mucho.

- A ver pues, dígame que está pasando.

- Después de que cayó al bote, pues seguí investigando a su enemigo, al Toro, y con lo ocurrido en Juárez ya hace tiempo, también se hizo mi enemigo.

- A ver Pablo, hábleme claro, ¿a qué quiere llegar con todo esto?

- Pues fíjese mi Luisito que lo tengo localizado y tengo todo preparado para ir a darle piso a ese hombre, y pues le hablo por si se quiere unir.

Cuando me dijo eso me que mudo, no sabía qué hacer, estaba viviendo feliz con mi hija y con mi trabajo, pero tenía muchos pendientes que arreglar con el Toro, no podía dejarlo vivir con todo lo que me había hecho. Tome mi decisión y le dije a Pablo.

- Le tomare la palabra Pablo, dígame donde va a ser la vuelta, hay que matar a ese perro.

- Ese es el Luis que yo conozco, vengase para el D.F, aquí nos juntamos y arreglamos la vuelta.

Me fui al Distrito Federal, llegue con Pablo, nos armamos hasta los dientes y nos fuimos a unas bodegas donde supuestamente se encontraba el Toro. Llegamos y efectivamente, escuche una voz familiar, era la del Toro, estaba con unos cuantos hombres en la bodega, pero los superábamos fácilmente en número y además no se habían percatado de nuestra presencia. Mire a Pablo y grito:

- ¡Vamos todos, empiecen a echar plomo!

Y así fue, aniquilamos a todos los hombres del Toro y solo quedo el vivo, por fin lo tenía, estaba frente a mí con una cara burlona, y yo le dije:

- De que te ríes pinche toro torcido, por fin te tengo en mis manos pendejo.

- Como eres pendejo Luis, si ya me tienes, pero hagas lo que me hagas, nunca me harás sufrir tanto como yo te hice a ti.

Pablo lo escucho y le contesto:

- ¿En realidad lo crees mi torito?, Juan Ignacio le tengo una sorpresita, ¡Tráiganlos!

No entendía lo que quería decirme Pablo, sus hombres metieron a dos personas, una mujer y un hombre, no sabía de qué se trataba, hasta que Pablo me dijo:

- Mire mijo, aquí le tengo a la esposa del Toro y a su hermano, haga lo que quiera con ellos, yo ya me voy, ahí se los encargo.

Mire fijamente a los ojos al Toro y le dije:

- Ahora si te la pelaste pendejo.

- No Luis, ¿Qué vas a hacer?, te lo suplico no los lastimes.

- Así me gusta, que me rueguen.

Agarre a su hermano y le di un balazo enfrente de él y después mire a su mujer y le dije al toro:

- Disfruta el espectáculo torito.

Le quite la ropa a su mujer y la viole y después de eso la mate, el Toro estaba destrozado por dentro:

- Ahora te toca a ti Torito. Le dije

- Ya mátame por favor.

- Con mucho gusto cabron.

Estaba

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