El libro del primer año de vida del Autor Rene Spitz
Enviado por Sandra75 • 10 de Diciembre de 2017 • 2.070 Palabras (9 Páginas) • 713 Visitas
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contacto oral no visual.
La etapa posterior como se mencionó anteriormente se denomina con el nombre de el precursor del objeto, esta designación la atribuye el autor porque se dan cambios importantes en la conducta del infante y el primero de ellos es una manifestación de respuesta claramente definida, a saber la sonrisa, para este etapa el niño ya posee la madurez física y experiencia psicológica para brindar esta expresión.
Resulta interesante como la percepción del neonato a cambiado hacia los tres meses en donde aparece esta respuesta, este sonreirá a todos los rostros que se aproximen no diferenciando si son hombres, mujeres o incluso la propia madre, esto muestra como el rostro humano a esta edad no constituye propiamente la relación de objeto puesto que en realidad lo que percibe el neonato no es el rostro si no un signo Gestáltico el cual estará compuesto por la frente, los ojos y la nariz todo ello en movimiento y expuesto al niño de frente.
Todo esto lo sostiene el autor con las observaciones realizadas a infantes durante esta edad. Otro dato curioso que arrojan sus estudios es que el rostro debe ser expuesto al niño forzosamente de frente para disparar la respuesta sonriente, puesto que si al contrario el rostro se expone de perfil no causara sonrisa alguna en el niño. Spitz también encontró que la respuesta podía provocarla también una máscara de cartón lo que paso a considerar al rostro humano no como un indicador Gestalt que no es lo mismo a un objeto sino a un preobjeto, todo esto en el lapso de 3 a 6 meses de edad.
Otro aspecto importante dentro de esta etapa es el cambio que el autor marca de la relación pasiva a activa de las relaciones de objeto, el autor toma cuenta que, no solo es la aparición de la madre lo que causa la respuesta sonriente, sino que se necesita afecto y la satisfacción de las necesidades, algo que no podría pasar con una muñeca ya que sería una relación unilateral.
Este tipo de relación del infante con la madre constituye la diada una relación reciproca donde tanto uno como el otro aportan y que entre otros aspectos, necesita de la voz de la madre para así el neonato pueda descargar sus tensiones con la vocalización.
En un principio el niño se da cuenta de que su voz produce estímulos en si mismo y una transición desde lo narcisista hasta el momento de tomarse a si mismo como objeto. Así como también se da un clima emocional que la madre forma en torno al niño y que este varia de una madre a otra, es dependiendo de la personalidad de la madre, lo que determina que la infante será precoz, retrasado, dócil o difícil, obediente o revoltoso.
Además las conductas apetitivas y satisfactorias ya no son tan arcaicas como antes y forman en el infante la formación de un yo desde el punto de vista orgánico, con el tiempo este yo rudimentario empieza a tomar fuerza y es este el que toma el lugar de la barrera protectora de estímulos de una forma más flexible. Durante la formación y consolidación del yo este tendrá que pasar obstáculos y canalizar sus acciones con conductas agresivas al azar o sustituirles con diversos patrones de conducta (locomoción, lenguaje, etc.)
En cuanto a la plasticidad el autor hace mención a la capacidad que tiene el neonato para aprender y desenvolverse en el ambiente que lo rodea, ya que es precisamente en esta etapa, cuando el hombre aprende mas durante toda su vida. El punto de la plasticidad infantil da comienzo con la respuesta sonriente y continua con actos dirigidos para ampliar sus fronteras respectivamente. Durante la etapa transicional el lazo que une al infante de actividades sin objeto o no estructuradas a una estructurada es labil, es por eso que un trauma en esta etapa puede tener repercusiones importantes
De esta manera con la plasticidad infantil surgen los “organizadores” que favorecen el desarrollo del infante, estos se desprenden del aparato psíquico para así poder regular su desarrollo.
LA etapa última, constitución del objeto libidinal Spitz toma un tema muy importante a saber la angustia del octavo mes, que en pocas palabras es cuando el infante logra hacer una clara diferenciación de su madre con un extraño y esto lo puede demostrar ocultándose con las manos o simplemente llorando.
Por tomar otro aspecto del desarrollo, a medida que el infante crece este va organizando sus demandas y va condicionando al adulto con su llanto en lo que solemos llamar sentido de omnipotencia, en esta etapa el infante sabe influir el medio para aliviar la comodidad.
Es una transición de lo que el infante siente a lo que desea.
El menor almacena rastros mnémicos en su experiencia ya sea agradable o desagradable, cuando los desagradables se presentan más de una vez se desarrolla la angustia o lo que Freud llamaría temor.
En el octavo mes se genera mas angustia – como lo retomamos en capítulos anteriores – con desconocidos ya que el infante ya ha establecido su objeto libidinal como su madre.
Es En esta etapa, queda estructurado el aparato psíquico y de este depende el desarrollo de la agresión o la libido y al quedar establecidos estos impulsos se crearan los mecanismos de defensa en el niño.
Por ultimo quiero retomar lo que el autor meciona sobre los impulsos instintuales. Algunos de ellos como los libidinales y agresivos se desarrollan como intercambio entre la relación diadica de madre e hijo.
La construcción de estos impulsos se da mediante las necesidades orales y es por eso que la madre se convierte en el blanco de los impulsos libidinales y agresivos. El texto es muy claro en manejar un aspecto que llama la atención, estamos hablando de la descripción del objeto “bueno” y el objeto “malo” ambos vinculados con los impulsos instintuales ya mencionados con anterioridad.
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