Resumen del libro Terremoto 76. Autor: G. Asturias Montenegro R. Gatica
Enviado por monto2435 • 28 de Noviembre de 2018 • 7.425 Palabras (30 Páginas) • 535 Visitas
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Pero, como nadie sabe lo que puede ocurrir en cualquier momento la vida sigue su ritmo normal.
En los doscientos años de vida, la ciudad capital ya sólo ha experimentado un terremoto: en diciembre de 1917 y en enero de 1918. Pero de este terremoto, ya solo los viejos maniáticos hablan. El tema de moda es de la ciudad que pierde el miedo a los terremotos y construye para arriba. La propiedad horizontal. Los edificios en condominio. La arquitectura modera.
DIA 3 DE FEBRERO, 22 HORAS
- Que si, que va a haber terremoto-
- Que no, que no se puede predecir
- Como autoridad, usted tiene la responsabilidad de que se evacúen
- Como autoridad sería irresponsable que ordenara la evacuación de una ciudad entera, y que llenara así a la población de miedo, por un eventual terremoto que no se puede predecir.
La discusión se prolonga. Y el terremoto llega. Carl Womack observa impertérrito la destrucción de la ciudad. Ve caer a los grandes edificios como si fueran de cartón. Se fija con detenimiento en la cara de horror de las personas.
Carl Womack está sentado en una butaca de cine viendo cómodamente una de las últimas exhibiciones de la película Terremoto.
“Terremoto”: una manera distinta de conocer y sentir el horror de una catástrofe” este es el slogan publicitario. Y tuvo éxito, porque han sido ya muchos los que han ido a verla.
Cuando al filo de la media noche, el turista regresa del cine a su hotel no se imagina que, dentro de pocas horas, estará haciendo, junto con todo un pueblo, las veces de Charlton Heston, de Ava Gardner, de George Kennedy y de miles de extras como en la película
Pero esta vez, la cosa será en serio, Y no habrá butacas para presenciar, sin riesgos, la escena.
Tadeo García Orellana, un sexagenario pescador de Gualán, y su hijo Miguel, de 16 años, suben a su pequeña canoa y se dirigen hacia las proximidades de la aldea Iguana, situada a cosa de dos kilómetros de Gualán. De un gran terremoto, no se imaginan que muy pronto una parte del valle del río Motagua, con respecto a la otra, se moverá hasta más de un metro.
DIA 4 DE FEBRERO, 3:02:33 A 3:03:02
Francis Gándara, que se encuentra en la capilla funeraria, se queda sorprendido por lo que ve y oye; el féretro ha empezado a moverse y a hacer ruido al chocar la caja mortuoria con la base en que se apoya.
Pero no solo es el féretro. También siente que la tierra se mueve
¿Es ficción o realidad?
Es un momento de incertidumbre. Se hace un silencio general de todos los presentes. Las lágrimas se detienen, las pulsaciones aumentan, hasta la taquicardia. La caja del muerto se sigue moviendo, mil ideas se entrecruzan por los circuitos mentales de Francis.
¿Será un fenómeno diabólico? ¿Querrá el muerto reincorporarse? ¿Qué está pasando? ¿No será algo sobrenatural lo que está por acontecer?
Como cuando se tira una piedra en el lago, también desde le foco del terremoto las ondas sísmicas se han empezado a extender como en círculos concéntricos, en todas direcciones. La más veloz de las cuatro ondas sísmicas se transmite por una extensa zona del país, a una velocidad de seis kilómetros por segundo, es decir, a casi 22 mil kilómetros por hora
La onda primeriza es longitudinal como la del sonido; y así, el movimiento oscilatorio de las partículas se dice que es paralelo a la dirección de propagación de la onda. Se la compara al movimiento experimentado por las personas que van en un tren que se pone en marcha.
3:02:34
Una parte del país se ha desplazado hasta 1 metro 40 centímetros con respecto al resto. En medio de estas dos gigantescas masas de tierra aparece una inmensa grieta de más de 240 kilómetros de largo, que serpentea por pantanos, en Quiriguá; por las tierras áridas de la Fragua, en Zacapa; y por valles y barrancos del montañoso altiplano central.
La grieta o falla tiene fracturas escalonadas de cerca de diez centímetros de ancho. La anchura total de la misma es de dos o cinco metros.
No es una broma de mal gusto de alguien que sacude la cama, sino una mano misteriosa que agita miles de kilómetros cuadrados de tierra, miles de casas en donde miles de camas duermen miles de guatemaltecos, que se empiezan a incorporar.
¡Está temblando! ¡Santo Dios! ¡Santo fuerte! ¡Santo Dios inmortal! Grita doña Paca de García desde su cama, en su casa de adobe, en la zona cinco de la capital.
3:02:35
La magnitud del terremoto es de 7.5 en la escala de Richter, energía equivalente a la liberada por 30 mil bombas atómicas semejantes a la explotada en Hiroshima.
3:02:36
Tadeo García Orellana y su hijo Miguel de 16 observan incrédulos como el río se ha agitado. Las olas empiezan a ir con toda fuerza en contra de la corriente. Y por momentos, les parece que el río se vacía.
¡Dios santo! ¡Se está terminando el mundo mijo, dice Tadeo a Miguel y empiezan a regresar atemorizados
3:02:37
A las ondas longitudinales se suman ahora las transversales, que empiezan a llegar. En las ondas transversales las partículas se desplazan perpendicularmente a la dirección de la propagación de la onda. Su velocidad es escasamente mayor que la mitad de las ondas longitudinales.
En este instante empieza la mayor pesadilla de tres millones y medio de guatemaltecos, condenados a vivir, segundo a segundo, un terremoto.
3:02:38
A las ondas longitudinales y transversales se empiezan a sumar ahora las ondas sísmicas superficiales: las ondas Love y Rayleigh.
Las ondas Love son transversales. Las de Rayleigh, en cambio, imparten un movimiento retrógrado y elíptico, similar al de las ondas oceánicas batidas por el viento.
Las paredes de todas las casas han empezado así a trepidar con mayor fuerza, como sacudidas por brazos hercúleos.
Las luces de las lámparas de mesa noche, que muchos han encendido,
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