Resumen Libro CANEK.

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La injusticia

Canek se sentía triste y solitario además había enmudecido. Probablemente se sentía así debido a la pérdida del niño Guy.

Llegaron a la hacienda los hijos del amo, para robar y hacer sentir menos a los indios ya que el amo, su familia, el alcalde y los señores del cabildo los consideraban unos buitres desplumados.

Cuando Canek llego con un indio muerto, que había sido matado por una bala perdida el alcalde, el amo y los señores del cabildo caminaban sobre la sangre de las bestias (reses) y del indio, y claro que no se lamentaban porque era un indio el que había muerto.

Canek habló con el alcalde para que aceptara apoyar a los indios debido a los escasos alimentos y a la miseria que estaban viviendo, sin embargo el alcalde rechazo su propuesta dándole escusas y ofendiendo a Canek.

Don Chumín, el administrador de la hacienda, de igual manera le pidió al amo que apoyara a los indios, pero este le dio una respuesta negativa y al día siguiente se cambió a un nuevo administrador.

Los blancos odiaban tanto a los indios que no sentían ni la más mínima pena por ellos se tratara de quien se tratara, si alguno de ellos protestaba era fusilado tal fue el caso de Domingo Pat.

Canek cuando se dio cuenta de esto dijo:

- Cuando un indio muere así, sólo deja de caminaren la tierra. Su espíritu crece y ronda por los lugares, cubierto de fuego. (Gómez, Canek, 2006)

El nuevo amo tenía pensado en marcar a las bestias y a los indios con el mismo hierro, Canek rompió el hierro y huyo con los indios cuando se enteraron.

La guerra

Al parecer después de que los indios huyeron, los blancos se pusieron al margen de lo que estaba pasando, discriminaban y humillaban aún más a los indios por cualquier acto que no aceptaban, Canek ante tal represión se revelo en frente de los blancos, insultándolos y proponiendo el inicio de una guerra entre indios y blancos. Al enviar este mensaje que Canek envió a los pueblos de Yucatán, pensó en los indios asesinados por los blancos; Balam, Canché, Pat, Uk, Pech y Chi. Los blancos gritaban ¡se han sublevado los indios!

Los soldados penetraban las chozas de los amigos de Canek, de algún modo buscaban la manera de terminar con cada uno de los indios, el nombre de Canek se hacía escuchar por todas partes.

Había empezado la guerra los indios recibieron armas del oriente que Canek les repartió. El pueblo de Cisteil estaba desierto.

Los blancos pronto aprendieron a varios grupos de indios; en Tiholop, Tixcacal y Sotuta, todos ellos se resistían y mencionaban el nombre de Canek. En la plaza de Cisteli las piedras se desgranaban junto a los indios muertos, que fue un campo de batalla para los indios y por el contrario para los blancos fue un circo.

En Sibac los esbirros aprehendieron a Canek y a sus amigos, uno de ellos ató las manos de Canek y le añadió al esbirro que le iba a faltar cordel para atar las manos de todo el pueblo.

Canek parecía un escudo y una bandera, el pecho lo tenía cubierto de sangre y el cabello agitado por el viento. Los indios aprehendidos fueron azotados en la cárcel. Fray Matías fue bueno con Canek, lloraba sobre sus rodillas mientras Canek recordaba al niño Guy.

Cuando Jacinto Canek subió al patíbulo, los hombres bajaron la cabeza, Canek encontró al niño Guy y ahora camina a su lado en silencio y hasta que llegaron al horizonte empezaron a ascender.

Referencias Bibliográficas

Gómez, E. A. (2006). Canek. En E. A. Gómez, Canek (pág. 48). México, D.F.: Grupo Editorial Éxodo.

Gómez, E. A. (2006). Canek. En E. A. Gómez, Canek (pág. 56). México, D.F.: Grupo Editorial Éxodo.

Gómez, E. A. (2006). Canek. En E. A. Gómez, Canek (págs. 68-69). Mexico, D.F.: Grupo Editorial Éxodo.