El renacimiento de Peter Burke.

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Con el nuevo sistema se enseñaba a los alumnos a hablar, escribir y leer en latín clásico, lo que significaba primar las humanidades en detrimento de otras disciplinas, especialmente la lógica. Y así, los humanistas descubrieron serias discrepancias entre las traducciones latinas y los textos originales. Al mismo tiempo se descubrió que los conceptos de un mismo texto se prestaban a diferentes interpretaciones según la copia manuscrita que se dispusiera. Esto provocó el desarrollo de técnicas de “crítica textual”, que permitieran recobrar lo que en realidad había escrito el autor.

Como hemos sugerido anteriormente, la idea de retorno al pasado puede haber sido un mito, pero era un mito en el cual mucha gente no sólo pensaba, sino que vivía. Uno de los conceptos claves de los humanistas era la IMITACIÓN. Mientras que los escritores intentan demostrar originalidad, espontaneidad e independencia, los artistas del Renacimiento hacían lo opuesto. Resaltaron su imitación de los mejores modelos clásicos. Pero esta imitación NO significaba esclavitud, no era imitar para “remedar” a los antiguos, sino que consistía en asimilar el modelo, convirtiéndolo en propia y, a ser posible, superarlo. No podían imitarlos más que de una manera parcial, dado que los productos de la antigüedad sólo habían sobrevivido de una manera fragmentaria.

La continuidad con la Edad Media se puede apreciar hasta el siglo VXI, incluso en la obra de hombre renacentistas “modélicos”. Se habían formado en una cultura bajomedieval y en muchos aspectos aún pertenecían a ella. Al rechazar lo que conocían, los humanistas confundieron algunas veces los albores de la época medieval con la antigüedad que tanto admiraban.

Contradicciones: En la actitud humanista la contradicción más evidente era en materia de religión. Antes que nada, ellos eran cristianos, no adoradores de deidades paganas. Algunas creaciones individuales del periodo imitaban fielmente los modelos antiguos, pero su contexto social y cultural era muy diferente, por lo que varias obras del Renacimiento son lo que se ha dado en llamar “hibridaciones” culturales, clásicas en algunos aspectos, cristianas en otros.

No se debe pensar el Renacimiento como una “revolución” cultural, como si hubiera sido una ruptura súbita con el pasado, sino como un desarrollo gradual en el cual un número cada vez mayor de individuos se sentían cada vez más insatisfechos con algunos elementos de su cultura bajomedieval, y progresivamente más atraídos por el pasado clásico.[pic 3]

No olvidemos que no fue nada fortuito que el resurgimiento de la Antigüedad empezase en Italia, donde se produjeron los logros originales. No olvidemos que era Roma, y no Grecia, el objeto de mayor veneración. Los humanistas estaban descubriendo a sus antepasados. Hablamos de Renacimiento cuando la imitación de la Antigüedad se convierte en algo cotidiano, meticuloso, consciente, pero en Italia, al contrario que en otros lugares de Europa, la tradición clásica nunca fue algo remoto.

Y, sin duda alguna, el Renacimiento fue un movimiento minoritario y urbano. Reunió a más hombres que mujeres, y para ser exactas tres minorías:

-Estaban los humanistas, que en general eran profesionales, maestros o notarios

-Los miembros de la clase dirigente, patricios, prelados o príncipes que extendían su mecenazgo a las nuevas formas del arte y del saber

-Los artistas, en su mayoría reclutados entre los hijos de los artesanos y tenderos de la ciudad.

En resumen, el resurgir de la Antigüedad representaba una cosa diferente para cada grupo social. Sin embargo, fuera de Italia, el resurgimiento de la Antigüedad continuaba siendo una novedad; el movimiento no había perdido su capacidad de impactar.

La renovación poética del Renacimiento. Nuñez de Prado.

2. EL PETRARQUISMO

Componentes literarios del petrarquismo

La poesía amorosa de Petrarca se nutre de elementos ya presentes en tendencias anteriores. Así recoge abundantes conceptos de la tradición trovadoresca:

- Supeditación del poeta a la dama (vasallo-señora). El amor se concibe como un servicio

- Imposibilidad de que el conflicto amoroso tenga una resolución feliz, puesto que la dama está casada. El enamorado refrena la explicitud de sus desahogos líricos y se mantenga siempre en un plano de absoluta discreción.

- Profundo sufrimiento por parte del poeta, pero sufrimiento gozoso, en cuanto que el solo hecho de amar a tan alta dama ennoblece su espíritu y transforma el dolor en recompensa.

Sus seguidores conciben a la amada no ya simplemente como un ser superior, sino como alguien a quien Dios ha revestido de cualidades sobrehumanas y ha puesto en el camino del poeta para lograr su eterna salvación. Así, la muerte de la dama se llena de significaciones mítico-religiosas, ya que en el reino celestial podrá interceder eficazmente por quien tanto amor le ha mostrado en el mundo.

El petrarquismo añade otros elementos:

- La complacencia en la introspección del yo más íntimo, revelando poéticamente con una complejidad psicológica desconocida hasta entonces

- Una humanización de la amada, que sin menoscabo a su condición divina, le devuelve su inmediatez terrena, fuente de perfecciones físicas que el poeta no duda en exaltar una y otra vez.

- La intervención lirica de la naturaleza, en cuyo devenir el autor siente inmerso su conflicto amoroso.

Esta nueva orientación, más directa y humana, más profunda, de la experiencia amorosa favoreció que el petrarquismo se asentase como corriente literaria ya desde el siglo XV, que determinase el carácter de la poesía amorosa, del Renacimiento europeo, y que, a partir del entonces, su impronta nunca haya dejado de ser perceptible del todo.

Lleva incorporados otros componentes; entre ellos resultaban esenciales los derivados de la filosofía platónica, que, convenientemente adecuada a los nuevos principios ideológicos, propugnaba una forma superior del idealismo, aplicable tanto a relaciones amorosas como a las relaciones del hombre con la naturaleza.

Visión poética de la mujer amada

Ideal de belleza femenina:

- Cabellera