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El sentido del asombro

Enviado por   •  21 de Diciembre de 2017  •  2.130 Palabras (9 Páginas)  •  393 Visitas

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Pero es entonces cuando surge la duda de cuál será el valor de conservar este sentido de asombro, este reconocer algo más allá de las fronteras de la existencia humana. ¿Explorar la naturaleza es solo una bonita forma de pasar la niñez, o hay algo más? Rachel Carson está segura de que existe algo más profundo, algo duradera y significante. Aquellos que contemplan lo agradable de la tierra encuentran reservas de fuerzas que durarán toda la vida. Es aquí donde la autora hace referencia al conocido oceanógrafo sueco Otto Petterson, que murió en plena posesión de sus facultades mentales. Su hijo cuenta en su libro cómo su padre ha disfrutado de cada nueva experiencia y de cada nuevo hallazgo.

Para terminar, citar un párrafo de Rachel Carson que define todo el contenido de su obra: “Los placeres que perduran al contacto con la naturaleza no están reservados para científicos sino que están al alcance de cualquiera que se sitúe bajo el influjo de la tierra, el mar y el cielo y su asombrosa vida”.

Análisis de ideas

En cuanto al análisis de ideas, me gustaría hacer hincapié en el sentido del asombro de Roger, del que tanto se habla en la novela. Este libro invita al lector a desenvolverse en la naturaleza para, así, fascinarse con las pequeñas e insignificantes cosas que se puede encontrar. El sentido del asombro es el ansia y la pasión por conocer.

En cuanto al aprendizaje que desarrolla Roger en el libro, he de decir que es realmente curioso ya que la mayoría de los niños aprendemos las cosas a partir de los libros y de una instrucción. En cambio, Roger aprende a distinguir e identificar todos los tipos de plantas y animales que hay en el bosque gracias a su tía que, sin ningún tipo de interés de enseñárselas, le invita a dar paseos por el bosque comentando los tamaños y colores de cada tipo de planta que se encuentra, al igual que con los animales. De este modo, Roger aprende a diferenciarlas, ya que el interés por ellas es natural y sincero y no se siente obligado a estudiárselas para pasar un examen. Pasa lo mismo con los nombres de las conchas que, siendo más pequeño, se aprendió los nombres de ellas, aunque mal dichos, pero sabía también que nombre correspondía a cada tipo de concha. Es decir, la observación es un factor muy relevante en el desarrollo del aprendizaje.

Por otro lado, al dejar que Roger se maraville por las cosas que normalmente se niega a los niños porque incomodan, han conseguido que madure de forma distinta a los demás niños. Su tía le dejaba acompañarla en las noches de luna llena frente al ventanal viendo como la luna iluminaba el mar con tiras plateadas. Esto lo hacía año tras año, por lo que la imagen guardada en la cabeza de Roger le va a ayudar a madurar mejor que las horas de sueño que perdía.

Roger tuvo la suerte de tener la familia que tuvo, ya que ésta incitó el sentido del asombro en Roger, por lo que él siempre estaba interesado en saber más y más sobre la naturaleza que le rodeaba. Muchas de las veces era él mismo quien le decía a su tía que estaba contento por estar donde estaba, y la animaba a salir al bosque en busca de nuevas experiencias, ya fuera en pleno solo o en plena tormenta.

En otro caso, aprendió mucho sobre los árboles gracias a un juego que inventaron ellos mismos, a partir del cual le correspondía a cada abeto el Árbol de Navidad de un animal distinto. Roger también se interesó en especial por los líquenes, dado que su tía era amante de ellos. Un día de lluvia en que estos se encontraban impregnados de agua, Roger se arrodilló para sentir y disfrutar de la maravillosa textura de esa alfombra de líquenes.

Es una lástima que para la mayoría de nosotros esa mirada de asombro y sorpresa se debilite e incluso se pierda antes de llegar a ser adulto. Por ello para mantener vivo el sentido del asombro en los niño es necesaria la compañía de un adulto con quien poder compartirla , reinventando con él la alegría y el misterio.

Sinceramente, me parece realmente triste que los padres no sepan inculcarle esto a sus hijos únicamente por la ignorancia en la que ellos viven hacia la naturaleza. Debería hacerse un mínimo esfuerzo en mostrarles la belleza de la naturaleza, así como sus distintas formas en primavera, verano, otoño e invierno. Al igual que los animales y plantas que viven en ella, y la infinidad de sonidos que salen de ella. Como dice Rachel Carson: “para el niño no es ni siquiera la mitad de importante conocer como sentir”, ya que una vez han surgido las emociones y los sentimiento, se desea el conocimiento sobre el objeto de nuestra conmoción.

Al mismo tiempo, me da mucha lástima que, como dice la autora, para poder ver realmente la belleza inapreciada haya que preguntarse a sí mismo qué pasaría si nunca lo hubiera visto o qué pasaría si supiera que no lo volveré a ver. Lo triste de esto es que es una realidad en la que vive la sociedad. Nadie tiene en cuenta los pequeños detalles, las personas en general se fijan en el todo y no en las partes que componen dicho todo. Y gracias a este libro, yo he descubierto que la belleza de las cosas esta en su simpleza y miniatura. Porque las cosas pequeñas, acaban siendo las más grandes. Y es que hay que aprender a mirar más allá de las cosas, porque al existir algo que pueda verse casi todos los días, quizás no se vea nunca.

Tenemos que aprender a disfrutar con lo pequeño y lo que pasa desapercibido, al igual que lo hacen los niños, porque al fin y al cabo, siempre se ha dicho que los niños son los que mejor viven por vivir en la simpleza y sin problemas. Hay que saber escapar de las limitaciones de la escala humana.

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