Guía de Lectura Tumithak de Loor ¿cómo se describe el primer corredor?

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- ¿al principio como los recibieron?

Los shelks los consideraron semidioses y estaban dispuestos a adorarlos. Pero Sudiven y sus compañeros, auténticos productos de la más noble cultura de la Tierra, desdeñaban pretender ser lo que no eran; cuando hubieron aprendido el idioma de los shelks, les dijeron con toda franqueza quiénes eran y de dónde venían. El asombro de los shelks no tuvo límites.

- ¿Qué conocimientos poseían y cuáles no?

Estaban mucho más adelantados que los hombres en mecánica, y sus conocimientos de electricidad y química no eran inferiores; pero la astronomía y las ciencias afines les eran totalmente desconocidas.

- luego ¿Qué sucedió para que cambiaran su comportamiento?

Como estaban aprisionados bajo el eterno manto de nubes que les ocultaba la visión del espacio exterior, jamás habían pensado en otros mundos más allá del que conocían. Pero, cuando quedaron convencidos, la actitud de los shelks experimentó un cambio notable. Deja ron de ser deferentes y amistosos. Sospechaban que el hombre sólo se proponía dominarlos, y decidieron ganarle de mano. Hay una cierta falta de benevolencia en el carácter de los shelks, y les parecía inconcebible que la visita de unos extranjeros de otro mundo pudiera ser simplemente amistosa.

- ¿Qué les paso a los terrícolas?

Los terrícolas se vieron encerrados en una gran torre de metal, a muchos kilómetros de su nave. En un momento de descuido, uno de los compañeros de Sudiven había comentado que aquella nave era la única que habían construido en la Tierra. Los shelks decidieron sacar partido de esa situación, y emprender de inmediato la conquista del planeta vecino.

- ¿Qué equivocación cometieron los Shelks con los prisioneros? ¿Qué hicieron estos?

Pero Sudiven y los demás terrícolas, encerrados en la torre, no se habían abandonado a la desesperación. Una y otra vez intentaron escapar, y es indudable que los shelks habrían acabado con ellos, a no ser porque esperaban sacarles más datos antes de matarlos. En eso los shelks se equivocaron; debieron matar a todos los terrícolas sin excepción. Porque, casi una semana antes de la fecha fijada para la partida de la gran flota de los shelks, Sudiven y doce de sus compañeros lograron escapar.

- ¿Cómo lograron escapar? ¿Lograron llegar todos? ¿Cuál fue la gran odisea?

Corriendo tremendos peligros, atravesaron el territorio para llegar hasta donde se hallaba la aeronave. Para hacernos de una idea de los riesgos que corrieron, pensemos que en Venus, o mejor dicho en el lado habitado, siempre es de día. No había oscuridad protectora que permitiera a los terrícolas moverse sin ser descubiertos. Pero al fin llegaron hasta la nave, vigilada únicamente por algunos shelks desarmados. La batalla que tuvo lugar entonces debería figurar en la historia de la humanidad como inspiración para el porvenir. Cuando concluyó, todos los shelks habían muerto, y sólo quedaban siete hombres para tripular la nave espacial en su regreso a la Tierra. La gran nave en forma de proyectil viajó durante semanas por el vacío del espacio, hasta llegar a la Tierra. Sudiven era el único superviviente; los demás habían sucumbido víctimas de una enfermedad extraña, un mal que los shelks les habían inoculado.

- Frente al inesperado peligro, ¿Qué pudieron hacer los habitantes de la tierra?

Frente al inesperado peligro, el mundo sólo pudo disponer medidas defensivas. En seguida dio comienzo la construcción de enormes cavernas y túneles subterráneos. El plan era construir grandes ciudades subterráneas donde el hombre pudiera ocultarse y salir más tarde para derrotar a sus enemigos en el momento oportuno. ¡Pero antes de que las obras hubieran adelantado lo suficiente, llegaron los shelks y comenzó la guerra!

- ¿ Cómo fue la guerra contra los Shelks?

Ni siquiera en la época en que el hombre luchaba contra el hombre, nadie habría imaginado una guerra semejante. Llegaron millones de shelks; se calculó que doscientos mil vehículos espaciales participaron de la invasión. Durante varios días, las medidas defensivas del hombre impidieron que los shelks lograsen aterrizar. Se vieron obligados a sobrevolar los continentes, lanzando sus gases letales y sus explosivos donde podían. Desde sus galerías subterráneas, los hombres lanzaron enormes cantidades de gases tan letales como los que empleaban los shelks, y sus rayos desintegradores destruyeron centenares de vehículos espaciales, matando a los shelks como si fueran moscas. Y desde las naves, los shelks dejaron caer en los túneles que los hombres habían cavado grandes cantidades de productos incendiarios que ardían con terrible violencia y agotaban el oxígeno de las cavernas, haciendo morir hombres a millares. »A medida que eran derrotados por los shelks, los hombres se refugiaban cada vez más profundamente en el subsuelo. Sus maravillosos desintegradores horadaban la roca casi al ritmo con el que un hombre podía avanzar caminando por las galerías así excavadas. Finalmente, los hombres fueron expulsados de la Superficie.

- ¿Qué paso con la civilización humana? ¿con que problemas se encontraron y como los afrontaron? ¿Cómo vivieron luego de tener que meterse bajo tierra?

La Superficie estaba dominada por los salvajes shelks, mientras muy por debajo de ella, en los túneles y galerías, el hombre procuraba conservar los restos de civilización que le quedaban. Era una partida desigual, porque los hombres se encontraban en triste desventaja. El abastecimiento de materias primas para los desintegradores disminuyó pronto, y no hubo manera de reemplazarlas. Tampoco había madera, ni ninguna de las mil y una variedades de vegetación que son la base de tantas industrias; los habitantes de un sistema de galerías no podían comunicarse con los de otro. Además, los shelks bajaban con frecuencia a los túneles, en grupos, ¡para cazar hombres por deporte! Lo que les permitió sobrevivir fue la maravillosa capacidad de crear alimentos sintéticos a partir de la misma roca.

Así fue cómo la civilización humana, perseguida y conquistada después de tantos siglos de lucha, se derrumbó en una decena de años, y por encima se impuso el Terror. Los hombres vivían como conejos, atemorizados y temblorosos en sus agujeros subterráneos, arriesgándose cada vez menos a medida que pasaban los años y dedicando todo su tiempo y energías a prolongar