HASTA DONDE NOS LLEVA LA FRUSTRACION – SENTIMIENTOS SECRETOS
Enviado por Rebecca • 29 de Octubre de 2018 • 1.790 Palabras (8 Páginas) • 320 Visitas
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En continua elaboración literaria, se presenta una descripción de personajes que da cuenta al principio del escrito donde se busca medir y conocer la intención del autor la implicidad de la sociedad española.
Se muestra con cautiva puntuación a Fernando y a Urbano, quienes tejieron de manera veras lo que el autor siente y quiere contar las personalidades y las tomas de decisiones son el punto de análisis.
Urbano encarna al joven proletario, trabajador, con los pies en el suelo. Es un hombre sencillo, “un ser inofensivo” para los demás (como lo define Fernando). En la conversación que mantiene en el principio con Fernando se observan sus inquietudes políticas y su carácter sencillo. Tanto él como Fernando buscan la emancipación, la salida de la escalera. Pero el modo en que la buscan es muy diferente, Urbano lo busca mediante el sindicato, la asociación colectiva, conociendo que no lo podrá alcanzar solo.
Sin embargo Fernando tiene un sentimiento mucho más individual en este sentido, cree que triunfará por sí solo, con sus capacidades. Urbano ejerce de “hermano mayor” con sus hermana Rosa, a la que intenta alejar (con muy escaso éxito) de Pepe. En el plano sentimental, podríamos decir que desde el principio ama a Carmina (en su declaración admite que la ama desde hace muchos años). Se siente en cierto modo desplazado por Fernando, en el que ve su superioridad en este aspecto.
En la conversación del principio se preocupa por saber que chica le gusta a Fernando, en el momento en que nombra a Carmina y Fernando niega su amor (al contrario de lo que siente), Urbano expresa cierta alegría, pero sigue desconfiando de él. Los años pasan y Urbano ve como todo sigue igual, e incluso peor, su hermana Rosa se ha casado con Pepe y siguen teniendo los problemas de siempre. En este acto dice que lleva esperando tantos años, le declara su amor a Carmina:
URBANO: ¡Espera, por favor! Carmina, yo..., yo te quiero. (Ella sonríe tristemente) Te quiero desde hace mucho años, tú lo sabes. Perdona que te lo diga hoy: soy un bruto. Es que no quisiera verte pasar privaciones ni un solo día. Ni a ti ni a tu madre. Me harías muy feliz si..., si me dijeras... que puedo esperar. (Pausa. Ella baja la vista.) Ya sé que no me quieres. No me extrañas, porque yo no valgo nada. Soy muy poco para ti. Pero yo procuraría hacerte dichosa. (Pausa.) No me contestas...
Podemos ver como contrasta esta declaración con la que hizo Fernando anteriormente, Urbano no está seguro de si mismo, se cree muy poco para ella, pero se aprecia en él un carácter muy benévolo. Este diálogo es clave en la obra, porque en él Carmina acepta a Urbano, pero en ningún momento le dice que le quiere. Él piensa, sin embargo, que con el tiempo acabará queriéndolo. En el tercer acto, se comprueba que no es así, que ella sigue amando a Fernando, a pesar de todo. Él le reprocha que no le quiere, pero solo consigue que ella le recuerde que nunca le ha mentido sobre eso. Se ve frustrado en toda la obra por estas dos razones: la incapacidad para ascender socialmente y el no sentirse querido por su mujer. Esto le lleva a mantener disputas constantes con el matrimonio de Fernando y prohibir a sus hijos verse.
Pero este personaje posee un perfil humano que justifica su fracaso exterior; se manifiesta en la falta de correspondencia entre la agresividad de su discurso y la incapacidad de actuar, manifestada en la amenaza nunca cumplida de tirar a Pepe por su escalera. Además posee una sencillez que le hace ser servil e irracional, con afirmaciones tan abrumadoras como “yo creo que todos los niños se parecen”.
Fernando es el personaje que más aparece en la obra, antes de su primera aparición su madre lo va definiendo con múltiples rasgos. Ante el cobrador de la luz lo nombra como el sostén de la casa; después con don Manuel, el discurso de la señora acusa el titubeo de la descripción de unos méritos que ella no ve muy claros y que Generosa resumirá en dos adjetivos (“Es un gandulazo muy simpático”). Don Manuel, solo con su hija, la califica de “tarambana” y añade que “no tiene donde caerse muerto”, si bien reconoce que “es el chico más guapo de la casa”, rasgo físico en el que están de acuerdo todos los que lo rodean. Más tarde , la malicia de las vecinas interpretará sus acciones “Es que ese niño sabe mucha táctica”.
Durante el diálogo con su madre muestra aspectos negativos de su personalidad, que se perciben igualmente en el primer encuentro con Elvira. Por esa razón, aunque en la escena final con Carmina aparezca como un idealista enamorado y lleno de proyectos, el receptor ha recibido muchos indicios que lo llevan a desconfiar de sus promesas y a comprender su situación al iniciarse al acto siguiente, después de los primeros diez años.
Por razones contextuales el amor de dos seres, divide y comprende lo que es importante para el éxito del ser, se demuestra que el complemento femenino es muy importante para dar cuerpo a lo que se denomina interés social, pues a partir de un pensamiento contundente como el de la mujer a través de la obra se conoce el intencionalismo constante de Buero Vallejo, en mostrar al máximo esplendor que las buenas conductas junto al amor verdadero traspone barreras y proyecta elecciones de vida y es así como dispone de una crítica social hacia unos niveles de drama que se basan en lo individual y grupal, sin perder de antelación la realidad vivida.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Buero, Vallejo (1948). Historia de una escalera. Madrid.
https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_una_escalera
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