Inteligencia múltiples HORWARD GARDNER

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La inteligencia, para Gardner (1995), “implica la habilidad necesaria para resolver un problema o para elaborar productos que son importantes en un contexto cultural”. Es decir poseemos unas capacidades basadas en el ámbito tradicional y hogareño, aun así todos las 8 inteligencias se resaltan en nuestra existencia solo que las afianzamos en distintos porcentajes, lo que nos hace desempeñarnos mejor en unos campos que en otros. Es decir, lo que plantea Gardel es como una concepción en la que no es más inteligente quién más sabe, sino quien mejor se desempeña en las actividades diarias y el realismo vital que es para lo que la educación debe preparar al individuo como ser social.

Cada tipo de inteligencia, independiente mente de que radique o no en las capacidades de un individuo, depende una de la otra puesto continuamente permanecemos en el desarrollo de nuestras destrezas. Todo esto como ya fue mencionado antes, es la facilidad que presenta una persona en el desarrollo de actividades por medio de distintos métodos que le llevan hacia un mismo fin, por ejemplo, algunas personas se caracterizan por su habilidad de expresión artística, abstracta y no metódica, pero en cambio otros tienden a ser más lógicos y razonan todo de manera coherente; Sin embargo esto no quiere decir que a estos se les imposibilita lo emocional y a los otros lo racional; de algún modo dichos rasgos con el tiempo, reforman la manera en que los seres humanos se desenvuelven en determinada profesión o la manera en que se vive y se toman decisiones.

Como seres humanos y según Gardel, es evidente la capacidad de sintonización con el mundo de ocho maneras distintas, unos a través del lenguaje y el maravilloso mundo de la escritura, otros a través del análisis lógico-matemático, la representación espacial, el pensamiento musical e incluso como de manera abstracta radicamos nuestra propia naturaleza. Todas y cada una de las concepciones permiten desarrollar la idea de que hay diferentes maneras de percibir el mundo, de reflejar y construir en nuestras mentes la propia realidad, representada como lo abstracto o lo racional según el realismo moral que supervive cada ser.

En resumen, el valor mismo de nuestra existencia radica en las maneras que tenemos de concebir el mundo, y la forma en que interactuamos desarrollando los diversos tipos de inteligencia, evidenciando así nuestras fortalezas y debilidades, que permitan que se forje nuestra cultura y nuestra verdadero conocimiento, medido desde nuestras capacidades, puesto que ¨No puedes medir a un pez por la capacidad de subir a un árbol, pues fracasará¨. Así mismo un ser humano no puede ser medido por su capacidad de volar, si lo que sabe y conoce es como caminar.