LAS SIETE LAMPARAS D E LA ARQUITECTURA
Enviado por Mikki • 13 de Diciembre de 2018 • 2.318 Palabras (10 Páginas) • 377 Visitas
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Para poder darle presencia a un edificio por más insignificante que sea, se le tiene que dar un toque de gracia, así como también darle importancia a los claros y oscuros, la luz también puede ayudar a mejorar el aspecto a una edificación, la tarea del arquitecto es jugar con la idea de llevar la luz y obscuridad, más sin embargo cuidando la proporción; intentar mediar entre estos aspectos hará tu obra un poco más interesante.
Esta lámpara ilumina la arquitectura motivando los aspectos que dan fuerza a los proyectos, que les dan poder. A lo largo de la historia este poder puede observarse con la predominancia de las formas como el cuadrado y el círculo o sus formas tridimensionales. Siguiendo con esta línea para dar poder a nuestro proyecto lo único que hacer es utilizar de buena manera las formas, volúmenes, las sombras, las luces y la proporción. El interés de un edificio grande depende de la impresión que recibe del poder humano y la imagen lleva la creación natural.
La lámpara de la Belleza
Según Ruskin el ser humano no puede inventar nada bello a no ser que sea similar o derivado a algo que la naturaleza le dé. Esta fuera del poder del ser humano concebir belleza sin su ayuda, pues el hombre no puede crear algo tan bello como lo creo Dios, por lo que mientras las formas arquitectónicas más se parezcan a la naturaleza, más bella será la obra; esto lo hemos visto a lo largo de la historia con la tradición del Ars., que refería a los artesanos ligados a la representación de la naturaleza y por ende de la verdad (mimetiké).
La arquitectura goza de la abstracción y teme contemplar las formas, por tanto la proporción y abstracción son dos señas especiales del diseño arquitectónico que lo distinguen de todos los demás. Para que exista una proporción, lo primero es que un miembro de la composición sea mayor, o superior en algún sentido, que el resto. Todo estilo de la abstracción patentiza que el arquitecto, de quererlo, podía haber llevado la imitación mucho más allá, pero se detuvo en este punto por su propia libre decisión. La proporción y simetría son las dos cosas que ayudara a la belleza de la construcción, teniendo como objeto que el elemento este equilibrado, para esto hay que hacer la observación de que no estará equilibrado verticalmente (encima) pero si horizontalmente (a un lado). Tomar en cuenta la relación entre simetría y partición horizontal y entre proporción y partición vertical. Es más que notorio que en la simetría se encuentra igualdad y equilibrio.
Entre los elementos que representan la fealdad podemos mencionar la falta de armonía en la estructura o en la decoración, carecer de soporte arquitectónico, contornos bruscos que no estén conectados a otra parte de la edificación. Hay que evitar también las ornamentaciones cargadas en los espacios que en vez de agradar hartan y hacen vulgares a sus formas. No existe tema de ornamentación callejera tan sabiamente escogido como una fuente donde esta es de utilidad; pues así producirá la pausa más agradable en las fatigas de las jornadas, es decir que las formas bellas que distraen la vista, estén previstas en áreas en donde se puedan apreciar y no estorben.
La belleza es la Lámpara que proporciona la abstracción y proporción. Debido a que la belleza ya existe en la naturaleza, el hombre sólo tiene que descubrir el orden que proporciona la belleza, abstraerlo y utilizarlo para la arquitectura, para sus edificios y construcciones.
La lámpara de la Vida
La visión de la obra como un todo es lo más importante en la arquitectura, y perderse en el detalle puede ser muy peligroso. Hay que hacer que los detalles funcionen como conjunto, diseñando los detalles como una unidad total. Ruskin distingue entre arquitectura viva y arquitectura muerta. Con una arquitectura viva nos referimos a que se note una emoción en cada espacio, el acomodo de las formas de acuerdo a lo que va necesitando la estructura, etc. Por lo tanto no se tiene que ver rigidez en una edificación sino “dinamismo”. Una arquitectura muerta es aquella que si tiene algo tallado, este mal tallado, y solo por hacerlo esto es mortalmente tallado. Para lograr una arquitectura viva, se tiene que disfrutar el hacerlo, saltara la satisfacción con que una escultura ha sido tallada a pesar de tanto trabajo que necesito. Así, tenemos que hacer ciertos trabajos para tener éxito, esos hay que hacerlos esforzadamente; otros los hacemos por placer, y los haremos con el corazón; con determinación.
Esta lámpara resalta la importancia del trabajo humano, que al construir hace ver en la arquitectura la fuerza y la vitalidad del espíritu de su ser, a diferencia del producto hecho por máquinas, que según Ruskin es frio y sin vida. Que los hombres trabajen como hombres, entregándose de corazón a su trabajo y haciéndolo como mejor les sea posible.
La lámpara de la Memoria
La arquitectura es el medio ideal para transmitir la cultura de un pueblo por lo que es la más poderosa de todas las artes. La mayor gloria de un edificio no está en sus piedras ni en su oro. Su gloria está en la edad, en el misterio que percibimos en las paredes que han sido vividas por generaciones de humanidad. Aun cuando podemos vivir sin la Arquitectura nos es imposible recordar sin ella, que fría es la historia. Mejor la obra cruda que narra una historia o registra un hecho, que la más exquisita sin ningún significado.
Dios nos ha prestado la tierra para vivir; es un gran compromiso, ya que pertenece igual a quienes están por venir después de nosotros. Toda acción humana gana honor, elegancia, todo tipo de magnificencia con respecto a las cosas que están por venir. Por tanto cuando construyamos, pensemos que construimos para siempre, que no sea solo para disfrute presente ni para uso inmediato, que de una obra tal que nuestros descendientes nos la agradezcan.
En esta lámpara Ruskin nos da dos obligaciones, con las que iluminaremos nuestra arquitectura: La primera, hay que lograr que la Arquitectura de nuestros días sea histórica; y la segunda, Conservar como la más preciosa de las herencias la arquitectura de las épocas pasadas
La lámpara de la Obediencia
La obediencia se fundamenta en una especie de libertad, de lo contrario se convertiría en sometimiento; y es entonces que notamos que la belleza, el placer y la perfección de ambos, radica en la contención.
Lo importante de tener una arquitectura nueva o antigua es el que realmente pueda llamarse “arquitectura” como tal. La arquitectura de un país
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