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LITERATURA JALISCIENSE DEL SIGLO XX. LA IDENTIDAD EN CUATRO NOVELAS DE JALISCO

Enviado por   •  26 de Noviembre de 2018  •  2.007 Palabras (9 Páginas)  •  581 Visitas

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Aunque también es celosa, y en este pasaje el autor nos demuestra que conoce la manera en que una mujer puede sentirse lastimada al ser comparada con otra y quedar en desventaja, como cuando la Pintada le dice a Camila de la mujer de a “de veras” de Demetrio que “es muy bonita, muy blanca… ¡Unos chapetes!...” (Azuela, 1994, pág. 107). Cómo no sentirse triste si ya siente querer al cabecilla y si apenas un día antes había tenido intimidad con él. Yo sí comprendo a Camila, cuando se pone a llorar y le cuenta todo a Demetrio, es una mujer herida y quiere demostrarse a sí misma que le interesa al hombre que considera suyo.

Más adelante, encontramos a una Camila orgullosa y digna, cuando Cervantes se acomidió a curarla de los golpes que tenía en la frente por un accidente provocado intencionalmente por la Pintada: “¿De usté?... ¡Aunque me estuviera muriendo!... ¡Ni agua!...” (Azuela, 1994, pág. 112), la mujer que no perdona, aunque se encuentre en situación deplorable; la que mantiene el coraje necesario para no perder su dignidad, por eso me simpatiza este personaje de Camila.

En el capítulo XII de la segunda parte, Camila muere apuñalada por La Pintada, y para mí, la historia pierde la intensidad que hasta entonces había tenido, aunque se intensifica el aspecto de la lucha armada. Después de ese episodio, el protagonista se vuelve triste, taciturno, tal vez sí quería de verdad a Camila, aquella que cuando estuvo enfermo le ofrecía agua y luego leche de cabra con su voz dulce.

Todos los personajes tienen características que los identifican, por ejemplo, un Demetrio Macías, valiente pero también vengativo como cuando ordenó prender fuego a la casa de don Mónico el cacique de Moyahua, un Anastasio Montañés, leal a Demetrio, de mirada dulzona, afable, es el menos peor del grupo; la Codorniz y el Meco, fanfarrones, vulgares pero sensibles y alegres, llenan el relato de ese humor que es característico en este tipo social de analfabetas, dados al albur y el doble sentido en sus palabras; el Manteca, es descrito con ojos torvos de asesino, lo que se ratifica más adelante con sus acciones; al igual que el güero Margarito, quien se ufana de ser “corajudo”, pero no sólo es eso, es traidor y cruel asesino; encontramos a un Pancracio inmutable, a un Luis Cervantes y Alberto Solís, que por ser “letrados”, se les trata con cierta deferencia, al primero le dicen “curro” en tono peyorativo pero también reconociendo su condición social y su aspecto exterior. Sin embargo, los personajes femeninos, completan de maravilla el cuadro de Azuela.

A lo largo de la historia, encontramos innumerables datos que evidencian en sus costumbres la ignorancia o falta de conocimiento y cultura en los personajes, por ejemplo, la curación que señá Remigia hizo a Demetrio con la sangre de pichón, quien ya había sido curado con unas piezas de pan mojado en aguardiente colocados en el estómago, la de no saber leer la hora en los relojes robados, la de quemar libros y escritos, la de destrozar objetos valiosos, etcétera. Así era esta colectividad retratada por la pluma de Azuela, y todavía hay gente así, a cien años de la revolución…

La lectura completa de esta novela y la elaboración de este ensayo son muy importantes para el proceso de elaboración de mi tesis de maestría, ya que mi tentativamente el tema que elegí tiene que ver con la mujer abnegada y la mujer ambiciosa en la narrativa jalisciense, por lo que el material consultado y la temática abordada en este ensayo, tienen una estrecha relación.

CONCLUSIÓN

El papel de la mujer a través de la historia ha sido variado, desde la abnegada hasta la rebelde, en sus roles de abuela, madre, hija, amante, esposa, hermana; la meretriz, la casta; la que lo da todo, la que lo exige todo; la que perdona todo, la que no perdona; la que pasa desapercibida, la protagonista… Y aún más, en lo individual, la mujer va transformando su personalidad por las experiencias vividas, como es el caso de nuestro personaje en cuestión.

Camila pertenece al grupo de las que cuando aman, saben amar y cuando aborrecen, aborrecen de veras. Es el tipo de mujeres desinteresadas, que se “encariñan” con un hombre por el buen trato que de él reciben. En el marco de la revolución debe haber sido común que las mujeres siguieran a sus maridos a la lucha, pero el caso de Camila es distinto, a ella la llevaron con engaños, aun así, se enamoró de Demetrio.

Por la época en que fue escrita la novela Los de abajo, e incluso tiempo después, era usual que los hombres se “robaran” a la mujer que les gustase, fuera o no su novia. El papel pasivo de la mujer ha cambiado en la actualidad, ahora la mujer decide con quién quiere casarse o cohabitar, o simplemente tener un encuentro casual. Pero lo que es deplorable: la dignidad que caracteriza a Camila, siendo ignorante, falta a las nuevas generaciones femeninas. No es una generalización, obviamente, pero las mujeres aún las más preparadas, establecen o continúan en relaciones donde no son valoradas, ni siquiera respetadas como seres humanos.

Si lo que identificaba al género femenino eran la generosidad, la dulzura, la entrega y la fortaleza representadas en Camila, veo que se ha transformado en egoísmo, rudeza en lo exterior (esto es, sólo pregonan su desprecio por los hombres) y falta de carácter en lo interior, para afrontar los problemas por sí mismas, para ser independientes, ya que la independencia comienza por el bolsillo, no sé dónde leí esto. Es mi opinión, aunque reconozco que hay mujeres excepcionales, fuertes, inteligentes y entregadas en el papel que les tocó representar…

María Pacheco

BIBLIOGRAFÍA:

Azuela, M. (1994). Los de abajo. México: FCE.

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