La emancipación del hombre por el conocimiento, en el contexto de El incendio de Alejandría

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Por otra parte, se encuentra el pueblo en general, los cuales están sometidos también a los antojos de quien tiene el poder.

“Pero soy sólo un soldado y tendré que obedecer, sea cual sea la orden que me dé el califa Omar” (Luminet, 2004, p.57)

“Lo peor, en un ejército, no es matar a un anciano, por muy sabio que sea, sino desobedecer a los jefes.” (Luminet, 2004, p.91)

Estos ejemplos muestran como la sumisión está relacionada con el miedo, pues la desobediencia siempre ha sido castigada, en la antigüedad y el contexto del libro, “en el mejor de los casos, con el exilio; en el peor, la muerte.” (Luminet, 2004, p.203).

La iglesia, se ha encargado de eliminar el conocimiento que conlleva al paganismo, lo ha hecho en la antigüedad, el medioevo, e incluso ha censurado autores en la actualidad, por supuesto sin recurrir a sus anteriores métodos. Fahrenheit 451, hace referencia a esa teoría ya mencionada, de que estamos en un ciclo donde la historia se repite, la imagen de un futuro donde los libros son quemados nuevamente, esta vez no por religión sino porque hace a los hombres infelices y desiguales.

“Dale a un hombre unas pocas líneas de poesía, y se creerá dueño de la Creación. Creerá que con los libros podrá caminar por encima del agua.” M. Allen (Productor). Truffaut (Director). (1966). Fahrenheit 451. [Cinta cinematográfica]. UK. Anglo Enterprises Vineyard Film Ltd. Esto, es una muestra de cómo el conocimiento hace al hombre más poderoso, y debido a ello se podría atrever a intentar cambiar el orden de las cosas, lo cual resulta perjudicial para quien gobierna; es por ello que tanto en El incendio de Alejandría, como en Fahrenheit 451, el conocimiento es prohibido, perseguido y quemado.

Sin embargo, a pesar del riesgo que ha producido el saber en la historia, este no ha desaparecido después de tantos intentos por acabar con su “rebeldía” y/u oposición, lo que demuestra que el deseo de conocer, el cuestionamiento por el hombre y el mundo, la creatividad y la necesidad humana por darle una explicación lógica a las cosas, revela la inevitable emancipación del conocimiento, el cual seguirá siendo objeto de censura, pero siempre el hombre encontrará una forma de preservarlo.

“También nosotros quemamos libros. Los leemos y los quemamos […] Mejor es guardarlo todo en la cabeza, donde nadie pueda verlo ni sospechar su existencia.” (Bradbury, 1953, p. 139)