La foto es tomada en una de las mañanas frías de Canadá.

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Las aventuras de estos niños comenzaron a crecer más todas las tardes después de llegar del recorrido. Pero estas historias se hacían más reales para los papas, pues Irlanda y Diego ya decían que escuchaban el ruido de algún animal, pero de uno que no estaban acostumbrados a escuchar en el bosque, si no de uno diferente a los normales que habitaban.

Después de todo esto, Enrique y Elena comenzaron a acompañar a sus hijos en la construcción de la casa del árbol todas las tardes. Ellos también comenzaban a sentirse vigilados por alguien más, mejor dicho protegidos. Pero de igual manera no quisieron decirles nada a los niños para que no continuaran con ideas.

En las noches cuando Elena y Enrique dormían a los niños y ellos se metían a la cama, se ponían a hablar del tema de la observación del individuo que no podían percatar. Ellos comenzaban a sentir miedo y desconfianza de que sus hijos salieran las tardes, así que decidieron prohibirles las salidas por las tardes de la construcción de la casa del árbol. Los niños se sentían tristes, pues no tenían amigos con quien jugar y su distracción era la casa del árbol y ahora ni eso podían hacer. Una semana después de eso, ellos en las noches escuchaban ruidos de un animal en el techo, uno que relinchaba y que sacudía algo con sutil delicadeza provocando un ruido arrullador, ellos no sentían miedo, sentían cariño a pesar de que no podían verle. Asi que decidieron llamarle a ese animal caballo, porque para ellos era un simple sonido de caballo. Por lo que decidieron comentarle a Elena y Enrique de los supuestos ruidos en el techo que escuchaban todas las noches del caballo. Obviamente a Elena y Enrique se les hacía absurdo el hecho de que un caballo subiera al techo todas las noches, si para ellos los caballos no volaban. Así que dejaron que los niños soñaran con esa idea. Dos días más tarde Elena y Enrique escucharon los mismos ruidos que describían Irlanda y Diego, el de caballo en el techo que producía un ruido sutil y arrullador, entonces Enrique reacciono rápido y salto de la cama, se puso sus pantuflas y salió corriendo. En lo que el salió de la cabaña y voltio hacia el techo, solo tuvo la oportunidad de ver algo blanco con grandes alas preciosas y con una larga cola, pero eso solo lo pudo ver a lo lejos, entonces el entro corriendo y empezó a comentarle a Elena lo que había mirado, ella no podía creer que por lo que se sentían observados o protegidos, fuera por un caballo. Después del percance que tuvo Diego con el animal extraño con alas preciosas tomo precauciones. Así que decidió salir a dormir fuera de la cabaña por una semana. Y lo que quería obtener lo logro, pudo mirar al hermoso caballo de color blanco con alas preciosas que hacia un ruido sutil al chocar ciertas alas. El quedo impactado al ver al hermoso animal que tenía un gran parecido con los caballos, pero él sabía que eso no era un caballo. Así que decidió salir de la casa de campar en la que dormía y trato de acercarse y lo que logro fue increíble, el caballo sin ningún miedo se acercó a diego, y en lo que eso pasaba, Elena y los dos niños miraban por la ventana todo lo que sucedía con ese caballo y Enrique. El caballo decidió irse y Enrique decidió buscar en un libro de mitos sobre el bosque del animal con el que había tenido presencia. Y lo que encontró en ese libro era increíble, resulto ser que el caballo no era un caballo si no que su nombre era Pegaso y que eran seres mágicos y preciosos que eran concebidos a cuidar a familia noble que no mereciera ser lastimada. Y él pudo recordar que cuando era niño, ya había tenido percance con un Pegaso y era un gran amigo de él, solo que cuando se casó perdió comunicación con ese ser mágico. Pero resulto ser que el recordó muy bien a ese Pegaso cuando era niño y pudo darse cuenta que este lindo ser era el mismo que lo cuido cuando era niño y que regreso a cuidar a los que ahora eran sus hijos como cuando lo hizo el Pegaso con él.