La muerte tiene paraiso.

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Ya en el trabajo una muchacha que era hija de uno de sus amigos llega muy triste con el a contarle sus penas, pues su padre se encontraba muy mal y estaba en el hospital, la pobre no sabia como salir adelante para pagar todos los medicamento, el hospital y demás, el señor se percata de que ella no quería el dinero que este tenia, sino simplemente que el le diera ánimos para hacerla sentir mejor, a pesar de que el se sentía muy mal por lo que le estaba pasando a la pobre joven no le da aquel billete, cada vez se aferraba más a el.

Sus insaciables ganas de poder tener esa pipa eran más grandes que el querer ayudar a los que mas necesitaban.

¡llego aquel día!, sí aquel donde el señor por fin comprara su pipa, muy emocionado se dirige a la tienda, al llegar a ella le pide a la señorita que despacha que se la muestre, al ver y tocarla se sintió exquisitamente bien, pues ya tenia tiempo que había soñado en tenerla, pero sin embargo al pensar todo lo que había sucedido a su alrededor, toda la ayuda que le habían pedido sus amigos, vecinos y demás y este no les había brindado, se dio cuenta de que no se merecía gastar aquel dinero que había tomado del banco, así que le regreso la pipa a la señorita y le dijo que no era aquella pipa, así que regresaría otro día para ver si ya tenían la que el quería, pero el sabia que no regresaría a aquella tienda jamás, pues no quería tener algo que no se merecía.

En fin este cuento nos da una buena reflexión, para que sepamos que si queremos merecernos algo hay que ayudar a los mas necesitados aunque eso signifique que no nos toque nada, pues con el tiempo nos daremos cuenta que el hacer el bien por alguien vale mas que ser un egoísta y saber que a pesar de que pudimos hacer algo por alguien no lo hicimos por egoístas, pero si ayudamos la recompensa vendrá a nosotros de alguna u otra manera, quizás no como la quisiera, tal vez hasta mejor.