Literaturas Eslavas: primer parcial domiciliario

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Turguéniev sufrió la crítica de varios pensadores que consideraban que su interés por las cuestiones que Belinsky tomaba por relevantes eran fruto de una cierta “obligación” a seguir los pasos de su modelo, sin embargo, otros destacaban que el autor verdaderamente quería dedicarse a estos asuntos y esta tendencia se refleja claramente en la mayoría de sus obras.

Es posible realizar una analogía (que puede considerarse, quizá de cierto modo autobiográfica) entre las relaciones anteriormente mencionadas, ya que hay varios puntos en común. Ambos personajes, tanto Basarov como Belinsky, mueren de una enfermedad contagiosa y luego de su muerte se convierten en una especie de “héroe” al que no se lo puede contradecir. Luego de la muerte de Belinsky ningún autor literario estuvo completamente libre de la idea de que el escritor ruso, ante todo y sobre todo, debía exponer la verdad en sus textos. Belinsky muere de tuberculosis en el año 1848, y 14 años después Turguéniev escribe la novela Padres e Hijos.

Turguéniev, caracterizado por sus paisajes literarios sumamente descriptivos, a diferencia de sus contemporáneos, no era un predicador. Lo que el describía eran los sucesos diarios de la sociedad rusa. Casi sutilmente, difundía ideas que emitían una crítica social siempre disimulada, razón por la cual en un período distinguido por la censura, sus textos (o la mayoría), no fueron prohibidos. Se podría llegar a considerar al autor representante de una cierta dualidad, por un lado escritor de una bella prosa lírica y por otro sometido ante las predicaciones de una figura de renombre a la cual él le guardaba una profunda admiración y respeto, sobre todo luego de su muerte.[1]

La novela se encuentra situada en una época caracterizada por las confrontaciones entre lo nuevo y lo tradicional. Turguéniev plantea un conflicto generacional, un problema de las diferentes tendencias sociales entre los padres y los hijos. No se respetan las mismas ideas, hay una decepción muy grande por parte de los padres ya que sus hijos tienen una concepción del mundo totalmente distinta a la de ellos.

Cito: “Antes los jóvenes se aplicaban al estudio, no querían sumirse en la ignorancia, por lo que, aunque contra su voluntad, trabajaban. Pero ahora no tienen más que decir: "¡Todo en el mundo es absurdo!", y asunto concluido. Los jóvenes están en sus glorias. Y efectivamente, antes no pasaban de bobos; pero ahora de pronto se han vuelto nihilistas. ” (Padres e Hijos, Turguéniev, pág. 41)

Por último, no se puede pasar por alto uno de los temas principales del texto, y es la cuestión de los siervos. A pesar de que la novela se publicó en 1862, el autor comenzó a redactarla en 1860, un año antes de que fuera decretada la liberación de los mismos. Turguéniev había presenciado en su infancia situaciones de abuso y trato inhumano contra los siervos por parte de su familia y a partir de ese entonces mantuvo cierta sensibilidad con respecto al tema. Actuó de igual manera que su personaje y dio libertad a sus siervos antes de la sanción real. Sin embargo, a través del texto se puede observar un cambio de actitud hacia los campesinos. En el comienzo del texto, cuando se dirigen hacia Máryino, Arkadii y Nikolái mantienen un diálogo acerca de la emancipación de los siervos, mientras que en los últimos capítulos Pável y Bazarov ponen en duda el intelecto de los mismos. Turguéniev incluso llega a poner en duda su entendimiento de los siervos en un pasaje, hacia el final de la historia, en el que Bazarov interroga a un campesino sobre su vida. El campesino responde con cierta ignorancia, y pronto Bazarov adopta un tono paternalista. Sin embargo, tan pronto como el joven se aleja, el campesino empieza a burlarse de él con otro trabajador, alegando que no comprenden nada de la realidad de los campesinos. Se puede concluir que ninguno de los personajes tiene realmente una cultura rusa, y tampoco se los puede agrupar de “populistas” porque tampoco se preocupaban por el campesinado, ni por mejorar la situacion en la que se encontraban.

Bibliografía:

- Padres e Hijos; Ivan Turgueniev.

- Pensadores Rusos; Isaiah Berlin; Ed. Fondo de Cultura Económica; México; 1980.

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