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Monografía Final – Literatura Latinoamericana I

Enviado por   •  13 de Enero de 2019  •  2.018 Palabras (9 Páginas)  •  509 Visitas

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La naturaleza sonora impregna a las dos dimensiones que constituyen su esencia: la forma y la idea. Si nos planteáramos una división discreta de estos componentes nos hallaríamos con la dificultad de deconstruir a un tipo de palabra que solidifica sus componentes: “Como cada palabra tiene un alma, hay en cada verso, además de la armonía verbal, una melodía ideal. La música es sólo la idea, muchas veces”[8].

La perpetua intención de capturar objetos efímeros que se disipan en la voraz velocidad de los tiempos que corren es lo que determina la actitud moderna. La vorágine se cristaliza no sólo en imágenes sino también en ritmo verbal, como en Canto a la Argentina: “Tráfagos, fuerzas urbanas, trajín de hierro y fragores, veloz, acerado hipogrifo, rosales eléctricos, flores miliunanochescas, pompas babilónicas, timbres, trompas, paso de ruedas y yuntas [...]”[9]. La desenfrenada sucesión de sustantivos velozmente adjetivados suscita en el lector la experiencia de sentir el vertiginoso compás de la ciudad moderna.

Asimismo, la metrópolis en Baudelaire es una cuadro recurrente. Ambiente donde coexisten mundos y visiones dispares que en su conjunto conforman una gran materia urbana. La impersonalización de las masas trabajadoras es un elemento que impacta fuertemente en el tópico poético baudeleriano[10]. La frialdad que caracteriza a la relación interpersonal de la ciudad provoca en el poeta un grito de emoción. Proceso que se halla fuertemente influenciado por la violenta separación que conlleva la estratificación de la sociedad capitalista. Los Ojos de los Pobres, duodécimo sexto poema en prosa de El Spleen de París, nos pinta una escena de intolerancia social de un burgués hacia la mirada de los pobres excluidos de la parafernalia moderna.

Del mismo modo, la exclusión social se topicaliza en Darío con una fuerte connotación de dolor y pena: “Sé que hay placer y que hay gloria allí, en el Waldoff Astoria, en donde dan su victoria la riqueza y el amor; pero en la orilla del río, sé quienes mueren de frío, y lo que es triste, Dios Mío, de dolor, dolor, dolor…!”[11].

Pero si acaso existe un punto coyuntural que une a ambos poetas podría ser lo que Baudelaire llamó en El Pintor de la Vida Moderna: La doble composición. La unidad del objeto bello se constituye de dos elementos: Uno, eterno, invariable; el otro, contingente, circunstancial.[12] La fuerza de su amalgama impacta como si fuera uno y en esa forma es como lo percibe el sujeto. La naturaleza del elemento casual es como una “envoltura divertida, centelleante, aperitiva ya que por el contrario, el elemento perenne sería[13] indigerible, inapreciable, no adaptado y no apropiado a la naturaleza humana”[14].

La condición binaria del objeto bello encuentra en la poesía daridiana y baudeleriana su correlato en dos campos de significación bien definidos: lo perenne en lo clásico; lo contingente en lo urbano. Esta coexistencia opera armónicamente transformando al poema en un ente que aglutina mundos heterogéneos: metafísicos y físicos. Ambos constituyen sus escenarios estéticos de elementos intempestivos: convive la bella Venus con el poeta del siglo diecinueve; El brazo de Caupolicán es mas fuerte que el de Sansón o Hércules[15]; La equivalencia de la voz de Mitre con la prudencia de Catón[16]; La inspiración de Leda al poeta moderno[17]; o la equivalencia entre el lamento poético y el abatimiento de Hércules a los pies de Onfalia[18]

Los dos rompen las barreras temporales para construir sus entes estéticos pero la propuesta de Darío es más sagaz que la de Baudelaire: el latinoamericano destruye los límites espaciales. Les Fleurs du mal nos desplaza de un rincón a otro de la ciudad mediante la minuciosa perspectiva del flâneur baudeleriano. En Darío, la circunscripción local es reemplazada por la inexistencia total de límites fronterizos, es decir, nos enfrentamos a la puesta en acto de un cosmopolitismo extremo. El poema Canto a la Argentina[19] nos ubica frente a un escenario poético donde confluyen todas las ciudades importantes del mundo interactuando mediante el radiante gesto de un saludo intercontinental hacia la Argentina.

Pero el poeta cosmpolita no sólo reposa y construye poéticamente un cuadro pintado de un crisol nacional sino también es quien sale a la búsqueda de ese universo de variedad elemental. La ontología del moderno es la búsqueda perpetua de lo novedosa y escapadizo, viaja y se nutre del color local leyendo allí el impacto de lo global. El artista daridiano no se refugia tras un escritorio implorando por la llegada de la musa, por el contrario, la inspiración es invocada mediante el espíritu de la experiencia errante. El desplazamiento desnuda a los entes materiales y les expone su esencia. Probablemente el meollo del “galicismo mental”[20] es producto de la inmovilidad física que deviene estatismo conceptual. El problema español no es de índole creativa, es mas bien de carácter actitudinal frente a la velocidad del mundo. Las paredes de la tradición encarcelaron a la musa del León.

Darío significo una reactualización de Baudelaire. El vigor de la propuesta del nicaragüense podemos divisarla en el modo en que radicaliza y pone de relieve lo errante. Para Darío no existen escuelas estéticas donde recostarse más que la propia poética: “yo persigo una forma que no encuentra mi estilo”[21]. Los límites desaparecen, las fronteras se tornan rompibles. El museo poético de Darío nos brinda una exposición de objetos de la mas diversa índole. El gabinete coleccionista de Baudelaire está circunscripto a exponer el localismo de la urbe moderna con toda su complejidad heterodoxa. Por su parte, la obra de Darío nos expone la heterogeneidad universal: es un museo donde yace una imagen del mundo.

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Bibliografía:

BAUDELAIRE, Charles, El pintor de la vida moderna (1863), Murcia: CNAYAT, 1995.

----, Pequeños poemas en prosa. Los paraísos artificiales, trad. de José Antonio Millán, Alba, Madrid: Cátedra, 1986.

----, Las flores del Mal, Madrid: Catedra, 2006.

BENJAMIN, Walter, Poesía y capitalismo. Iluminaciones II, Madrid: Taurus, 1980

DARÍO, Ruben, Antología poética: Selección y Prólogo de Guillermo de Torre, Buenos Aires: Losada, 2012.

----; Azul…, Buenos Aires: Interzona, 2014

RAMA,

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