Nuestra historia comienza en el majestuoso desierto del Sahara, donde un piloto aviador por causas del destino sufre una avería en su nave....
Enviado por Ninoka • 14 de Abril de 2018 • 861 Palabras (4 Páginas) • 556 Visitas
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que solamente tenia atenciones para contar las estrellas del universo y que afirmaba que le pertenecían a causa de que nadie había hecho el reclamo como suyas.
En el quinto planeta lo habitaba un farolero cuya única tarea era encender y apagar un farol, pues era parte de la “consigna”. El principito se dijo a si mismo que se pudo haber hecho amigo del farolero pero el planeta era demasiado pequeño para los dos.
El sexto planeta estaba habitado por un geógrafo, quien afirmaba que el principito era un explorador. Después de una charla, le dice al principito que desconoce si hay ríos y montañas en su planeta porque carece de exploradores que le recopilen información.
El principito después de preguntar al geógrafo por un lugar al cual explorar decide partir a la tierra, el séptimo planeta.
Ya en la tierra, tiene un encuentro con una serpiente, y con un zorro. El zorro le hace entender el significado de la amistad, pues le pide que lo domestique para crear un vínculo de necesidad mutua. Además le contó su secreto, diciéndole que “solo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible para los ojos”.
Después de contarle de sus encuentros al aviador, la sed se apodero de ellos y buscaron un pozo donde saciar su necesidad. Después de beber el agua del pozo, el principito le dice al aviador que ya es casi el aniversario de haber caído en la tierra, y que tiene que volver a su planeta.
El aviador sin comprender del todo las palabras del pequeño hombrecito, le dice que no se alejara de el. Pues había encontrado a un amigo, y que su risa lo hacia tan feliz que no quería ya separarse de el.
Entonces el principito se dirige a donde se encuentra la víbora, la misma de su primer encuentro cuando llego a la tierra, la misma que con la velocidad de un relámpago clava sus colmillos en el tobillo del principito.
El aviador pudo observar a lo lejos tan horrible escena pero no pudo hacer nada. Pues trato de moverse pero algo se lo impedía.
Al siguiente día fue a buscar el cuerpo del principito pero no lo encontró por ningún lado.
Sintió tristeza, pero recordó las palabras que el pequeño ser le dijo:
“Cuando por las noches mires al cielo, al pensar que en una de aquellas estrellas estoy yo riendo, será para ti como si todas las estrellas riesen. ¡Tú sólo tendrás estrellas que saben reír!”
Y este fue el consuelo del aviador…
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