Objetos Melancólicos..

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Mientras que la fotografía europea se rigió por la noción de lo pintoresco, es decir se fotografiaban a los pobres, extranjero, lo deteriorado, los ricos y famosos, lo bello, etc; los estadounidenses preferían la fotografía partidista, es decir trataban de mostrar aquello que se debía afrontar para generar un cambio. Aquí encontramos a Lewis Hine, quien realizó fotografías sobre el Trabajo Infantil y se logró que los legisladores proscribieran la mano de obra infantil. También encontramos el proyecto de Stryker en la DSA sobre los peones rurales y granjeros que pretendía que los burócratas pudieran idear una forma de ayudarlos.

Resaltan otros fotógrafos tales como Clarence John Laughlin, que fotografiaba monumentos funerarios en los cementerios pantanosos de Louisiana. Un ejemplo del modo de presentar las fotografías con citas es Down Home de Bob Adelman, donde se muestra el retrato de un condado rural de Alabama, uno de los más pobres del país.

Con la creciente aceleración del cambio histórico, el pasado mismo se ha convertido en el tema más surreal, se ve una belleza nueva en lo que desaparece. “Renovar lo viejo – escribió Benjamín – ése es el deseo más profundo del coleccionista cuando se ve impulsado a adquirir cosas nuevas”. Pero el viejo mundo no puede renovarse mediante citas; éste es el aspecto amargo de la fotografía.

Lo hermoso de la fotografía es que, cuando se ajan, ensucian, manchan, resquebrajan y palidecen, conservan un buen aspecto, a menudo mejoran; esto sucede de forma similar con la arquitectura, los edificios mientras más viejos lucen mejor como ruinas.

El fotógrafo tiene la tarea de volver antigua la realidad, ya que el mundo de allá afuera pasa a estar dentro de las fotografías y a la misma vez se convierten en antigüedades instantáneas.

Los fotógrafos, operando dentro de los términos de la sensibilidad surrealista, insinúan la vanidad de intentar siquiera comprender el mundo y en cambio nos proponen que lo coleccionemos.

JCR