RESUMEN CIRCO DE TRES PISTAS

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A la mañana siguiente cuando Mark se dirigió al trabajo, le dijo a su secretaria que cancelara todo lo que tenía programado para esa mañana, saco unas hojas e hizo tres círculos, uno con cada nombre diferente, estos eran: Profesional, personal y relaciones. En cada una de ellas puso cualquier cosa q tuviera que hacer en la semana. Mark sabía que era preciso que ordenara o estableciera prioridades, para estar seguro de completar primero las cosas más importantes. Empezó a relacionarse más con la familia y amigos, también empezó a correr y leer libros. No obstante, su problema era que sus pistas estaban demasiado llenas. No tenía muchos problemas para llegar a la pista correcta, pero programar los números correctos está siendo difícil.

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Llego el día que se encontraría con Víctor. ¿Los números de su pista profesional hacen horas extras hoy? ¿Sigue pensando que el circo le puede enseñar algo de la vida?

Juzgue por usted mismo le dijo Mark mostrándole las hojas con cada pista de su vida. Muy interesante respondió Víctor parece que se lo ha tomado en serio, si, contesto Mark. Ellos siguieron con la charla, le dio algunos consejos entre ellos le dijo que programara los números importantes en momentos diferentes que eso permite tener un mejor control.

Mientras Mark reflexionaba sobre lo que Víctor le había dicho deseo que su personal pudiera ayudarle más pues él sentía que ellos no daban todo por ayudar, que faltaba comunicación, comprendió que si mejoraba la relación con sus empleados le iría mejor a su circo. Entonces el decidió reunir a sus trabajadores y comenzar a relacionarse con ellos y descubrió que daba muy buenos resultados pues ya eran más eficientes y todo andaba muy bien.

También se dio cuenta que era necesario darse tiempo para des estresarse así que decidió darse unas vacaciones mientras Linda y Jackie andaban fuera de la ciudad. Cuando regreso se sentía mejor y todo marchaba de maravilla, incluso hasta aconsejaba a sus compañeros que pasaban por lo mismo que él, y así fue mejorando.

Cuando el regreso de su junta vio que Jackie estaba escribiendo y le pregunto qué era lo que escribía y ella le dijo q estaba escribiendo sus tres pistas iba a hacer lo que él hizo anteriormente para que todas las cosas al igual que él le salieron bien y de maravilla así tendría la vida por así decir más ordenada y saber en q pista tiene q estar y en que numero debería centrar.

Reseña del libro:Circo de tres pistas y otros mundos mínimos

de Luis Felipe Hernández

Hace mucho tiempo que la literatura narrativa perdió sus dimensiones originales y ganó otras. Ahora hay novelas que en verdad no lo son, falsos cuentos, aforismos, viñetas, poemas en prosa, etcétera. La llamada minificción es resultado, creo de esa imbricación de géneros, y suele ser espléndida.

En México ha habido y hay grandes cultivadores de esa especie. Para no ir tan lejos mencionaré a Julio Torri, Juan José Arreola, Augusto Monterroso, José de la Colina, René Avilés Fabila, Guillermo Samperio y Marcial Fernández (el infatigable Lauro Zavala publicó una muy buena selección de minificciones). Con todos los derechos debe agregarse a la lista el nombre de Luis Felipe Hernández.

Nacido en el Distrito Federal en 1959, acaba de publicar su primer libro: Circo de tres pistas (y otros mundos mínimos). El subtítulo anuncia las características de los materiales que contiene: textos brevísimos, pinceladas, trazos vertiginosos que sin embargo cuentan algo, de modo que no son aforismos ni viñetas, sino precisamente eso: minificciones.

Una de las características de esa especie es precisamente que sintetiza una historia; otra, el sentido de la ironía, del humor. Y las piezas de este libro cumplen con aquéllas de modo preciso e inobjetable. El volumen se divide en cuatro partes; "Cuentos de hadas", "Pasiones futboleras", "Pajarito, pajarito" y "Circo de tres pistas". De nuevo, los títulos señalan la línea de los minirelatos. Escojo, al azar, un ejemplo de cada sección:

"La madre difundió la mentira: un lobo ataviado con el camisón de la abuela atacó a Caperucita Roja. Así, nadie supo que la anciana era licántropa".

"Ante el marcador adverso, el director técnico envió a su mejor hombre a la banca por dinero para sobornar a los jueces de línea".

"Bienaventurado quien tiene un objetivo claro y puede fotografiarlo".

"La llevé, enternecido al saber que nunca había ido a un circo, pero regresé a casa solo, ya que pagaron muy bien por ella".

Como puede verse, además de la imaginación desatada hay en el trabajo de Luis Felipe sobradas dosis de humor y, sobre todo, un trabajo minucioso con el lenguaje: no sobran ni faltan palabras o signos de puntuación para decir lo que tiene que decir.

Sobra decir, que el libro se lee de un tirón, y uno quisiera que no terminara tan pronto, aunque queda el consuelo de releerlo. Luis Felipe Hernández (quien además es cantante del coro de Bellas Artes, y matemático) publicará un libro de cuentos que será una sorpresa muy agradable. Mientras, los lectores disfrutarán esta fiesta de la minificción