Resumen - Análisis publicitario

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Esto deja en claro que está dirigido a un grupo social elitista, y también puede ser justificado por el hecho de que el nombre de la fragancia no haya sido traducido, es decir, las pocas personas que saben francés pueden entender que J’adore significa “lo adoro”, lo que las hace sentir halagadas, y sientan deseo de comprarlo. Es un recurso de extranjerización. Aunque también es dirigido al público femenino en general, que quiere asemejarse a su grupo de referencia, que es el anteriormente mencionado.

Por lo brillante y la cantidad de elementos, la imagen tiene poco texto, o sea hay una elipsis, ya que lo sobrecargaría. Además, expresa todo lo necesario, no se necesita decir nada más que el nombre del producto. Tiene una tipografía romántica que coincide y armoniza con todos los elementos.

El símbolo del sol en la “O”, en muchas culturas nos representa grandeza, poder, energía, riqueza, y divinidad. También puede verse como un anillo que representa la unión entre el consumidor y el producto, esto puede justificar con la metonimia entre la muchacha y el perfume, de cierta forma están unidos. O bien se puede interpretar como el anillo que llevan los ángeles, que tiene una relación con la falsa inocencia de la protagonista.

Existe una relación de anclaje entre la imagen y el texto, ya que este representa básicamente lo mismo que la dama y el producto.

Todo esto, en definitiva, nos promete éxito, glamour, hermosura, divinidad, grandeza, riqueza, y todas las cualidades que tiene la protagonista de esta publicidad. Es decir, este sería el grupo de referencia de las receptoras. El grupo de pertenencia de ellas puede ser tanto mujeres de clase alta que forman parte de la élite y que quieren mantener su status, como mujeres de clase alta que quieren formar parte de la élite, o mujeres clase media coquetas que quieren ser parte de la élite, sin importar el costo.

Pasando en limpio, no cualquier persona puede adquirir este producto, y por eso está dirigido a un grupo social alto. La promesa de hermosura y sensualidad no se cumplen o al menos en muy pocas proporciones, es decir, en nuestra cultura, una mujer no parecería tan sensual si tiene olor feo, sin embargo seguiría siendo hermosa.

Teniendo en cuenta el precio del producto, creemos que no vale la pena por lo que es sino que lo vale por la marca o la reputación que te puede dar.

Todo esto nos llevo a la conclusión que como sociedad deberíamos aprender a no creernos las falsas promesas de publicidades y propagandas, tanto para no ser estafados como para no dejarnos engañar por personas o políticos. Esto también sirve para mejorar nuestra capacidad de pensar por sí solos.

Analizar publicidades es un buen ejercicio para concientizarnos de lo que estas pueden causar en nosotros.