Resumen del Libro de Carlos Marx y Encíclica de León XIII.
Enviado por Stella • 10 de Abril de 2018 • 2.391 Palabras (10 Páginas) • 584 Visitas
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La burguesía es catalogada como la que ha ninguneado profesiones que, en su pasado, eran de gran respeto y nivel, volviéndoles dependientes a un salario que muchas veces no satisface al hombre como tal. Los obliga a vender su fuerza de trabajo para “disfrutar” de pocas ganancias, que al final el burgués se queda con más. Es catalogada como aquella que no respeta el producto nacional y entierra en nuestra mentes la idea de consumir productos exóticos de otros lados del mundo, arrebatándoles no solo a esos lugares su producción, sino además bajando el valor (ya sea monetario o emocional) del producto nacional. Esto, según él, reforzando más la industria ajena que la propia y desfavoreciendo a la nuestra nación.
Es nombrada como aquella clase que ha sometido al campo al dominio de la ciudad, volviendo todo a su paso en una urbe cosmopolita, con sus aires de grandeza que solo los de su misma clase tiene derecho a disfrutar y a vivir, mientras que los de la clase baja se ven con la necesidad de cambiar sus costumbres para adaptarse a este nuevo entorno.
De ahí que se apoye a la revolución obrera, para que la clase inferior sea ahora la dominante y se pueda conquistar la anhelada democracia. Llegada esa victoria, el proletariado irá desprendiendo el capital de su “dueño” para volverlo del uso de todos, descentralizará los instrumentos de producción para dárselos al Estado, y que lo administre para aumentar la suma de fuerzas productivas y puedan seguirse estas medidas:
- Expropiación de la propiedad territorial y empleo (…) para gastos del Estado.
- Fuerte impuesto progresivo
- Abolición del derecho de herencia.
- Confiscación de propiedades de emigrados (…)
- Centralización de crédito en manos del Estado por medio de un Banco nacional con capital del Estado y monopolio exclusivo.
- Centralización en manos del Estado de todos los medios de transporte.
- Multiplicación de las empresas fabriles pertenecientes al Estado y de los instrumentos de producción (…)
- Obligación de trabajo para todos (…)
- Combinación de la agricultura y de la industria (…)
- Educación pública y gratuita de todos los niños; abolición de trabajo de éstos (…)
Marx, C. (1848). “Manifiesto del partido comunista”; p.p. 85-86
Finalmente, Marx reafirma en su último capítulo la lucha de los comunistas por alcanzar los objetivos e intereses de la clase obrera, trabajando en tordas partes por la unión y el acuerdo de partidos democráticos de los países. Siendo una principal característica del comunista jamás negar o cambiar las ideas y propósitos, puesto que se deben de proclamar abiertamente y “los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tiene, en cambio, un mundo que ganar.” (Marx, C. 1848)
“Carta Encíclica Rerum Novarum” por León XIII
Esta carta tiene como propósito contar la situación de los trabajadores y, además poner algunas soluciones al conflicto siempre existente entre los obreros y los patrones. Sabe y acepta que dicho conflicto no es ficticio y el que por lo general sale perdiendo, es el obrero. Las revoluciones incitados por ellos son prueba fehaciente de que exigen una solución y un trato digno, que no solo sean vistos como otro objeto más perteneciente a la fábrica, que sus dueños no son los patrones, y que tiene la libertad de poder hacer con sus salario lo que más les convengan a ellos y a su familia.
De aquí que León XIII no esté peleado con la familia como institución, a comparación de lo ya visto Marx. Ya que insiste que no hay una ley humana que pueda negarle al hombre casarse y hacer una familia, puesto que la ley divina dice “Creced y multiplicaos” (Gen. 1, 28), y por tanto, tampoco debe de negársele la manutención de la misma. Defiende por completo que no deben de inmiscuirse en el hogar, siempre y cuando no haya una violación de los derechos de cada integrante de la familia. Pues sea ése el caso, el Estado puede y debe entrar para la protección.
Otro punto que es interesante en esta encíclica, y es completamente opuesto a lo definido ya por Marx, es la separación de los bienes privados para cumplirlos públicos. Explica que (en base a la palabra de Dios) el humano es diferente a los animales por el hecho de tener inteligencia y razonar, lo que le da una ventaja evolutiva para poder “apropiarse” de bienes muebles e inmuebles para su bienestar, ya que satisfechas unas necesidades del hombre, nacen otras que deben ser cumplidas para no vivir en angustia. Y expone que todos poseemos algo, pero que está disfrazado según sea el caso: el dueño de las tierras posee el poder de dar empleos y la tierra misma; mientras que el obrero vende su fuerza de trabajo para que le sea remunerado con un salario, que después, si él lo planea puede ahorrarlo e incrementar su capital para después comprar un terreno y ser ahora él el nuevo patrón. Esto, contradiciendo lo de Marx, no lo hace menos desfavorecido. Simplemente él es dueño de su salario, mientras que en contraparte, el patrón es dueño de los instrumentos de trabajo.
Aun así, aunque defienda las clases sociales, no está a favor de que el burgués sea malévolo con sus trabajadores, pues le recuerda que también son seres humanos y deben de tener tiempo para la recreación y reforzamiento espiritual, obligando pues al patrón a que le dé tiempo suficiente para el obrero pueda disfrutar y tener un acercamiento con Cristo, alejarse del pecado. «Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25, 40)
Le recuerda a todos que ante Dios la pobreza no es cosa por la cual avergonzarse o sentirse menos, pues al final para los ojos de Dios todos somos iguales, todos somos hermanos y valemos por igual.
Menciona también al Estado, el cual debe también de cooperar con la implementación de leyes justas para que exista orden y una correcta administración, sin hacer distinciones entre el rico y el pobre, pues por naturaleza, son iguales, son seres vivientes. Por lo que su objetivo destaca en defender por igual a las clases sociales.
Conclusiones.
En su tiempo fueron textos renovadores que incluso se creyeron como verdad absoluta y que funcionarían en su totalidad, que no tenían errores y era la solución
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