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Todo lo sólido se desvanece en el aire. Resumen.

Enviado por   •  25 de Diciembre de 2017  •  3.204 Palabras (13 Páginas)  •  462 Visitas

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Es en esta etapa, en la que Berman ejemplifica perfectamente cómo el cambio, que suele llevar a lo que se considera progreso, es un procedimiento destructivo y desconsiderado, que no da cabida a la posibilidad de frenar un poco la marcha y bajar a la velocidad. No, el progreso modernista exige acelerar cada vez más hasta llegar al punto deseado para que, al llegar allí, el hombre se dé cuenta que no es suficiente, que hay que pisar aún más el acelerador y obtener un logro aún mayor, algo que otorgue a la humanidad bienestar, comodidad y regocijo. Los bienes, no exclusivamente materiales, que genera todo este proceso son prácticamente desechables, ya que la necesidad y la ambición del hombre por obtener algo aún mejor no permiten que algo que se acaba de obtener con mucho esfuerzo se asiente y se profundice lo suficiente como para convertirse en algo fundamental o al menos sólido en lo cual la sociedad moderna pueda pararse por un instante.

La modernidad no conoce de sólidos, no hay nada que esté el todo firme pues sólo conoce de la fluidez y de la gaseidad (el líquido que no para de moverse y el gas que se disipa), de alguna manera la modernidad requiere de la imaginación de los hombres, de ese mundo intangible que reside en sus mentes y por eso hombres modernos como Baudelaire repudiaron y criticaron fuertemente las técnicas que se alejaban de este mundo y se centraban en aquello que todos los hombres son capaces de ver. El francés dio una dura crítica frente a la fotografía, que se dedicaba a reproducir imágenes tal cual como el hombre las veía, se ceñía tanto al mundo tangible que asqueaba al poeta que no solo se dedicó a criticar la técnica fotográfica sino también a aquellos artistas y al público que más que buscar la belleza en el arte buscaban lo verdadero y lo que es más cierto para el hombre es aquello que puede ver con sus propios ojos. Baudelaire proponía alejarse de ese mundo tangible pero no apegarse del todo al intangible (todos los extremos son malos) sino plasmar en el arte lo que se sueña a partir de lo que se ve. Es decir, reproducir en el arte aquellas imágenes que se crean en el universo imaginativo y soñador de cada individuo que se basa en aquello que se filtra desde el mundo tangible y material que lo rodea y hace parte de su cotidianidad.

Sin embargo, Baudelaire habla desde el modernismo, que hace parte de la modernidad como una primera mitad, y deja de lado la otra mitad que se conoce como modernización, para eso, Berman trae a colación a otro moderno que habla desde la otra postura del fenómeno: Karl Marx.

Berman diferencia las categorías en las que se divide el pensamiento sobre la modernidad: La modernización como una estructura compleja que se da en la economía y la política y el modernismo como un espíritu puro y libre que se da principalmente en el arte, la cultura y la sensibilidad. Marx se situaba en la primera, donde se le reconoce como una fuente principal de pensamiento y conocimiento, mientras en la segunda solo sirve como una referencia temporal para ubicar en su generación (1840) autores que si pertenecen a dicha categoría, como lo es Charles Baudelaire.

Marx menciona al mercado mundial como causa de la destrucción de los mercados locales, por lo cual las necesidades humanas se convierten en unidades a nivel mundial, no hay un mercado específico para cada región debido a que todos estos han sido absorbidos por un mercado mundial que unifica la necesidad humana. Los deseos de los hombres se hacen cada vez más ambiciosos, deseos que los mercados locales no pueden costear y por ello se hunden; otra razón por la cual al mercado mundial le es mucho más sencillo apoderarse de un mercado regional. Debido a la expansión del mercado mundial las comunicaciones y las tecnologías también adquieren la cualidad de ser algo global; los pequeños productores agrícolas, agropecuarios y artesanos se ven forzados a cerrar sus talleres y a convertirse parte del proletariado de este mercado mundial pues su capacidad de producción no tiene comparación frente al mercado capitalista mundial.

Sin embargo, Marx, al igual que Baudelaire, reconoce que la burguesía ha sido una potencia creadora de cultura, por así decirlo, ya que sus acciones y las consecuencias que estas traen son en sí mismas obras tan valiosas como las pirámides egipcias; la creación de talleres, fábricas, puentes, canales y todas las obras que en su momento Fausto estuvo dispuesto a realizar; el movimiento de poblaciones, en ocasiones inspirado y en otras impuesto por la burguesía, la hacen ser una potencia creadora de aquello que artistas solo han podido crear en sueños. Aún así, Marx no se siente peculiarmente interesado por las nuevas tecnologías burguesas sino por los poderes, los procesos y las expresiones de vida humana que ha creado la burguesía, ya que este no solo se centra en el progreso como un método para obtener dinero sino como una herramienta para plantear la idea de futuro en todas las esferas en las que se desarrolla la sociedad moderna.

Pero ¿Qué quiso decir Marx al afirmar que “Todo lo sólido se desvanece en el aire? Para Berman, quiso decir que la sociedad moderna está viva, la estabilidad significa para el moderno estancamiento y falta de movimiento; y es esta falta de movimiento la que lleva a la sociedad a quedarse sin vida y perderse en el olvido. Pero cuando se dice que lo que se da por sentado justo ahora mañana podría no ser más que una hipótesis olvidada, se dice que la sociedad está viva.

El cambio, como ya se dijo es un elemento fundamental en la vida de la sociedad moderna, depende de él y vive por poder cambiar de nuevo, hasta el punto en que lo sagrado es profanado y los valores que hoy la sociedad identifica como fundamentales e indispensables podrían perfectamente metamorfosearse hasta el punto de desaparecer completamente de la naturaleza humana. Tal como le pasó a Fausto, que no por ser un moderno capaz de tirar al traste sus valores fue capaz de vender su alma al mismo Mefisto, sino que fue el hecho de aceptar a Mefisto en su vida que fue capaz de expulsar de su psiquis los valores que daba por sentados en su momento. Mefisto a es Fausto como la Modernidad es a la sociedad del siglo XX y posterior.

En este punto, se tienen sobre la mesa ambas caras de la modernidad: La mirada a partir del espíritu puro de modernismo que nos proporciona Baudelaire y la de la compleja estructura política y económica que proporciona Marx. Ambas visiones del fenómeno son completamente válidas debido a lo diferentes que son sus naturalezas y ambas dan nociones de lo que la sociedad moderna vive y experimenta cada día. Pero para este punto, se está cometiendo el típico error de ver el mundo como un plano en el cual cualquier

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