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Un hombre triste

Enviado por   •  1 de Diciembre de 2017  •  1.479 Palabras (6 Páginas)  •  359 Visitas

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A lo lejos ya se podía divisar al mar, ya no había nada que hacer, sólo un milagro podría ayudarlo, pero hace tiempo que los milagros se les agotaron a los dioses.

De pronto su enorme concierto sufrió una aceleración enorme, como si muy en el interior el supiera que debía darse prisa para decir todo lo que en vida nunca pudo con palabras, como un moribundo que sabe que no hizo lo suficiente.

Y de pronto. Sin más, dejó de tocar, se levantó de golpe, y con la mirada vacía y los puños apretados caminó por sobre los pedazos rotos que cayeron de su ser, me rodeó sin verme y se fue a su dormitorio, ya no había nada que hacer por él, desde aquí lo vi caer al mar.

Me quedé en la silla donde había estado sentado desde el día anterior, y ahí sin notarlo, de un momento al otro, me quedé dormido. A la mañana siguiente, fui a la habitación de mi amigo a averiguar sobre su condición, lo que vi ya me lo esperaba, era lógico y casi obvio.Al abrir, vi su cuerpo acomodado sobre la cama, no tuve que acercarme, supe desde que entré que él ya estaba muerto, algo en el aire me lo decía, es ese sentir trágico e inconfundible que deja la muerte por todo lugar donde pase. Tenía las rodillas pegadas al pecho, y las manos agarrándole fuertemente la nuca de tal manera que sus brazos cubrían su rostro. Al recorrer mi vista por su ser, noto que junto a él, hay un pequeño pedazo de papel, parte de una partitura: Appassionata de Ludwig Van Beethoven; y justo detrás hay una anotación escrita a mano por el: "El mundo se me fue encima y, en toda mi cobardía, sólo cerré los ojos."

Llamé a un sacerdote, a un sepulturero, un doctor y también a un barrendero, para que limpiara los pedazos de su alma que aún yacían por todo el piso bajo el piano.

El sacerdote me aseguró que ya se encontraba en un mejor lugar, y en verdad quisiera creerlo.

Le pregunté al médico la causa de su muerte y dijo que había sufrido de un ataque cardíaco, pero trató de explicarme que él no había sentido el más mínimo dolor, no callé mi descontento y corregí inmediatamente al insensato hombre.

-El sufrió más de lo que podríamos imaginar, todas sus razones para vivir lo abandonaron, su felicidad y su alma se marcharon hace 3 días. Mi amigo vivió feliz tiempo demás por lo que no soportó terminar de golpe, si solo eso hubiese cambiado, quizá el habría sobrevivido, quizá él hubiera podido nadar en este mar en el que me encuentro desde hace ya tanto tiempo, quizá;

Hablé con el sepulturero para asegurar el lugar de eterno descanso de mi amigo, el ya no tenía familia, y vivía, desde hace poco tiempo, solo, nadie más se preocuparía por él, y menos ahora que nadie tiene nada que ganar de él. Acordé enterrarlo en el mausoleo de mi familia. El sepulturero se marchó y volvió media hora después con una carroza donde depositaron el cuerpo para poder llevarlo a su última morada.

Cuando volví a su casa, vi que el barrendero había cumplido con su labor, le pagué por su servicio y este se marchó sin decir palabra alguna, temo que algo de la tristeza de mi amigo se le haya transferido, debí advertirle, pero me habría tomado por loco, pienso en esto pero solo por un momento pues cualquier consecuencia escapa de mi control.

De pronto siento algo de pena por aquel bello instrumento que ayudó a suavizar la pena de mi extinto amigo. Así que, entro al estudio y me acerco, no lo había visto desde que llegué, dos días atrás; fue entonces que noté algo increíble y aterrador. Todas las teclas del piano estaban partidas a la mitad.Y luego de un momento de contemplación, me doy cuenta de algo. Ni toda la alegría del mundo hubiera logrado tal hazaña, entonces, ¿Por qué una emoción tan desdichada como la tristeza lo logró?

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