Varlam Shalamov Sobre un error de la literatura
Enviado por Ensa05 • 12 de Diciembre de 2017 • 1.773 Palabras (8 Páginas) • 415 Visitas
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Parecería que el aspecto biográfico de la obra de Gorki debería darle motivos para una muestra verídica y crítica de los hampones. Chelkash es, sin duda, un hampón. Pero ese ladrón reincidente es representado en el cuento con una fidelidad tan forzada y falsa como la de los héroes de Los miserables. A Gabrila, por supuesto, se lo puede interpretar no solo como un símbolo del alma campesina. Es alumno del reincidente Chelkash. Aunque accidental, obligatorio. El alumno, quien quizás mañana sea un “soplón arruinado”, se elevará un escalón en la escalera que conduce hacia el mundo del hampa. Porque, como dijo un hampón filósofo, “nadie nace hampón, los hampones se hacen”. En “Chelkash”, Gorki, quien se había topado con el mundo del hampa en su juventud, solamente pagó tributo a la admiración semianalfabeta frente al aparente libre albedrío y a la valentía del comportamiento de ese grupo social.
Vaska Pépel (de “Los bajos fondos”) es un hampón muy dudoso. Lo mismo que Chelkash, está romantizado, enaltecido, pero no desendiosado. Algunos rasgos exteriores, fieles, de esta figura, clara simpatía del autor, llevan a la conclusión de que también Pépel sirve a una mala causa.
Esos son los intentos de Gorki de representar el mundo del hampa. Él tampoco conoce ese mundo, no se topó, al parecer, con hampones auténticos, porque eso, hablando en general, es algo difícil para un escritor. El mundo de los hampones es un mundo cerrado, aunque una orden no muy conspirativa, y no se permiten extraños para el aprendizaje y la observación. Ningún hampón hablará con el corazón en la mano ni con el Gorki vagabundo ni con el Gorki escritor, porque para él Gorki es, ante todo, un chulo.
En los años 20, nuestra literatura fue atrapada por la moda de los pistoleros. “Benia Krik” de Bábel, “El ladrón” de Leónov, “Motke Maljamobes” de Selvinski, “Vaska Svist tras las rejas” de Vera Inber, “El final del aguantadero” de Kaverin, y, por último, el falsificador Ostap Bender de Ilf y Petrov, parece que todos los escritores pagaron un ligero tributo a la repentina demanda de criminales románticos. La impetuosa poetización de los delincuentes se hizo pasar por una “corriente fresca” en la literatura y sedujo a muchas plumas expertas. A pesar de la sumamente débil comprensión de la esencia del tema revelada por todos los autores mencionados y también por todos los autores de obras similares no mencionados, tuvieron éxito entre los lectores pero la consecuencia fue que causaron un daño importante.
Siguió de manera aún peor. Comenzó la larga temporada de atracción por la tan mentada “rehabilitación”[6], la misma rehabilitación de la que los hampones se reían y no han dejado de reírse hasta el día de hoy. Abrieron las comunas de Bolshévskaia y Liuberétskaia, 120 escritores escribieron el libro colectivo sobre el Canal del mar Blanco, se editó una maqueta del libro, muy parecido a un Evangelio ilustrado. La corona literaria de este período se la llevó “Los aristócratas” de Pogodin, donde el dramaturgo repite por milésima vez el viejo error de no tomarse el trabajo de pensar un poco en esa gente viva cuya propia vida representó un espectáculo para los ojos del ingenuo escritor.
Fueron editados muchos libros, películas, representadas muchas obras de teatro, sobre el tema de la reeducación del mundo del hampa. ¡Ay!
Desde los tiempos de Gutenberg y hasta ahora el mundo del hampa es un libro cerrado con siete sellos para los escritores y los lectores. Los escritores que tomaron con ligereza ese tema tan serio lo resolvieron dejándose atraer y engañar por el brillo fosfórico de la delincuencia, disfrazándola con una máscara romántica y a la vez afianzando en el lector la representación totalmente falsa de ese mundo insidioso y repugnante que no tiene en sí nada de humano.
El alboroto con diversos “rehabilitados” creó un respiro para los muchos miles de ladrones profesionales, salvó a los hampones.
¿Qué es el mundo del hampa?
Shalamov, V. T. Obras reunidas en cuatro tomos. Tomo 2. Moscú, Jodózhestvennaia Literatura, 1998.
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