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COMO CLARIFICAR LAS LINEAS DE COMUNICACIÓN

Enviado por   •  5 de Noviembre de 2017  •  3.856 Palabras (16 Páginas)  •  364 Visitas

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En las líneas de comunicación se producen muchos conflictos debido a las relaciones interpersonales precarias. Cuando las relaciones se encuentran en tensión, debemos ser muy cuidadosos con las palabras que empleamos, ya que corremos el riesgo de ofender, provocar una escena o ser malinterpretados. Cuando las relaciones son deficientes, la gente se vuelve suspicaz y desconfiada, y convierte a la otra persona en alguien capaz de ofender con una sola palabra, en vez de tratar de interpretar el significado y la intención de lo que dice. En el extremo opuesto, cuando la relación es acorde y armoniosa, podemos comunicarnos casi sin palabras. Allí donde hay mucha confianza y buenos sentimientos, no nos vemos obligados a medir nuestras palabras” en lo más mínimo. Sonriamos 146 o no, logramos comunicar lo que queremos decir y conseguimos que se nos comprenda. Cuando la relación no está bien establecida, miles de palabras no bastan para comunicar lo que queremos decir porque los significados no se encuentran en las palabras..., sino en las personas. La relación de persona a persona es la clave de la comunicación eficaz. A partir del momento en que entramos en este tipo especial de relación con otra persona, comenzamos a cambiar el carácter de nuestra comunicación con ella. Empezamos a construir confianza recíproca. Considere, en este contexto, lo valioso que puede ser realizar una reunión privada con cada uno de los empleados, una comida privada con cada uno de los socios de su negocio, una charla privada con un cliente, es decir, dedicar un tiempo en el que usted concentra su atención en esa persona, y en los intereses, preocupaciones, necesidades, expectativas, temores y dudas que ella tiene. He visto un atractivo cartel publicitario que muestra un paisaje montañoso y al pie incluye la siguiente invitación: “Deje que la montaña lo posea por un día”. Me he dicho: “Y si la frase fuese ésta: ‘Deje que su cliente lo posea por una hora’ o ‘Deje que su cónyuge lo posea por una tarde’“? Trate de estar totalmente presente junto a la otra persona y de apartar en esos instantes sus propios intereses, preocupaciones, temores y necesidades personales. Esté por completo junto a su gerente, cliente o cónyuge. Permítales exponer sus intereses y metas, y subordine usted sus propios sentimientos a los de ellos. EL MAPA Y EL TERRITORIO Construir relaciones armoniosas y alcanzar la comprensión mutua puede ser tarea difícil. Todos vivimos en dos mundos: el privado, subjetivo, dentro de nuestras cabezas, y el real y objetivo 147 fuera de ellas. Podemos denominar “mapas” al primero y “territorio” al último. Nadie tiene un mapa absolutamente completo y perfecto del territorio o mundo real (objetivo). Los científicos intentan constantemente trazar mapas cada vez mejores, pero sólo el creador del territorio posee el mapa completo, perfecto. Los auténticos científicos dudan al referirse a sus últimas teorías y no se atreven a calificarlas de hechos, limitándose a presentarlas como la mejor explicación a la que se ha podido llegar hasta ese momento. De vez en cuando tenemos experiencias que cambian nuestro marco de referencia o el mapa a través del cual visualizamos el territorio (el mundo objetivo). Cuando esto sucede, nuestro comportamiento a menudo también cambia para reflejar el nuevo marco de referencia; en realidad, la forma más rápida de cambiar el comportamiento de alguien es cambiar su mapa o marco de referencia, asignándole al individuo en cuestión un nuevo nombre, un rol o una responsabilidad diferentes, o emplazándolo en una situación distinta. LA HABILIDAD Y LA SEGURIDAD La habilidad de la comunicación se puede visualizar en dos niveles, de la misma forma como lo haríamos con un iceberg. La porción pequeña, visible, del iceberg, equivale al nivel de habilidad de la comunicación. La gran masa del iceberg, silenciosa y oculta bajo la superficie del agua, representa el nivel más profundo, el nivel de la actitud o motivacional, al cual podríamos denominar nuestra base de seguridad. Para lograr cualquier mejora significativa y de largo plazo en nuestra capacidad de comunicación, es necesario que trabajemos en ambos niveles, el de la habilidad y el de la seguridad. La comunicación eficaz requiere habilidades, y el desarrollo 148 de éstas exige práctica. Nadie puede mejorar su forma de jugar al tenis con la sola lectura de libros sobre el tema, ni observando a los grandes jugadores de ese deporte. Es necesario salir a la pista y poner en práctica lo que se ha leído o visto, progresando lentamente a través de diferentes niveles de pericia. Para mejorar nuestras habilidades interpersonales debemos seguir el mismo proceso natural. Pero, desgraciadamente, debido al estigma que muchas veces comporta ser un “novato”, muchos pretenden poseer habilidades interpersonales que, sencillamente, no tienen. Más aún, hay algunos que no quieren emprender el proceso de aprendizaje ni adoptar la actitud de desear mejorar sus técnicas de empatía. Sin embargo, el único camino que existe para poder avanzar de lo que hoy somos a lo que querríamos ser, es aceptar justamente lo que hoy somos. Una vez escuché una anécdota que ilustra este concepto. Cierto joven fue a ver a su médico, quejándose de que sufría un gran aburrimiento, una sensación de desasosiego en su vida, casi como si hubiese sido anestesiado. Lo que dijo fue, en esencia, lo siguiente: —Hago todo lo que debo hacer, pero en realidad no me interesa. Todo es tan rutinario y mecánico que ya no encuentro en ello nada que me entusiasme para vivir. Después de examinarlo, el doctor le aseguró que físicamente gozaba de buena salud. Pero más que en el aspecto físico, el médico intuyó que aquel hombre tenía un problema profundo, una dificultad en su dimensión espiritual. —Me gustaría recetarle algo y pedirle que cumpliera mi prescripción durante un día — le dijo el doctor—. Antes que nada, ¿cuál es su lugar favorito? —No sé —respondió el paciente en el acto. —¿Cuál era cuando usted era pequeño? ¿Qué era lo que realmente le gustaba hacer? —Adoraba la playa. —Le doy estas tres recetas y vaya a la playa —le dijo 149 entonces el doctor—.Tome una de ellas a las nueve de la mañana, otra al mediodía y la última a las tres de la tarde. Debe comprometerse a observar cada prescripción y no leer la siguiente hasta que haya llegado la hora. ¿De acuerdo? —Jamás había escuchado nada parecido —contestó, escéptico, el paciente. —Bien, pues yo creo que esto realmente lo ayudará. Así que el inquieto joven tomó las recetas y fue a la playa. Estuvo allí a eso de las nueve de la mañana, solo, como se le había indicado. No había radio, ni teléfono, ni nadie. El, la playa y sus recetas, la primera de las cuales leyó de inmediato. Sólo constaba de tres palabras: “Escuche con atención”.

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