Ensayo de Dirigir personas en la empresa

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La diversidad debería entenderse como la variedad de enfoques y perspectivas sobre el trabajo que aportan los miembros de los distintos grupos de identidad.

Dos son los modelos de diversidad responsables de ello:

El modelo de discriminación y justicia: se basa en el reconocimiento de que la discriminación es un error. El progreso se evalúa en función del grado en que la empresa alcanza sus objetivos de contratación y conservación del personal, este modelo idealiza la asimilación y el conformismo ciego ante el color y o el sexo.

El modelo de acceso y legitimidad: por el contrario, acepta positivamente las diferencias. En este modelo la empresa busca acceso a una clientela más diversificada, ajustando sus datos demográficos a los de los consumidores que desea captar. Este modelo puede hacer que los empleados relacionados con grupos de identidad diferentes de sientan marginados o explotados.

El síndrome del condenado a fracasar.

Según afirman los autores, los jefes y sus trabajadores considerados de bajo rendimiento, a menudo, están atrapados en una dinámica llamada síndrome del condenado a fracasar, que suele funcionar de la siguiente manera:

Un jefe se empieza a preocupar cuando el rendimiento de un subordinado no es satisfactorio. Entonces toma la que parece la medida más apropiada, aumentar el tiempo y la atención que presta a ese empleado. Pero en lugar de mejorar el rendimiento del subordinado, la mayor supervisión produce el efecto contrario. El subordinado, al percibir la falta de confianza del jefe, se aleja de su trabajo y de su jefe. Y la relación se deteriora vertiginosamente.

La persuasión no consiste en vender una idea o convencer al oponente para que vea las cosas a nuestra manera. Es más bien un proceso de aprender de los demás a negociar una solución compartida. Para lograrlo, la persuasión debe estar formada de cuatro elementos esenciales: Establecer la credibilidad, intentar buscar puntos comunes, presentar pruebas vivaces y conectar emocionalmente

Conclusiones

Para finalizar puedo decir que no hay una cultura que sea mejor que las otras, en general cada cultura es apropiada para un determinado entorno empresarial. En vez de eso, deben saber cómo evaluar la cultura de su empresa, y decidir si es la apropiada para la situación competitiva a la que se enfrentan. Sólo entonces, podrán a entrar a considerar las complicadas técnicas necesarias para transformarlas.