GENERALIDADES DE LA CRISIS ECONÓMICA CHINA.
Enviado por Ninoka • 29 de Noviembre de 2017 • 5.968 Palabras (24 Páginas) • 570 Visitas
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Teniendo en cuenta lo anterior expuesto, la presente monografía se enmarca en una de las crisis más recientes, y actuales que azota a la economía mundial, artífice de la mayoría de encabezados informativos económicos y financieros, donde el protagonista principal es La República Popular China, constituida últimamente como la segunda potencia mundial según reportes del FMI en 2014, causando una gran congestión global y encadenamiento de daños y pérdidas no solamente económicas, también afectaciones sociales y conflictos de interés ocasionado por un abrumador decrecimiento en sus “calificaciones” de desarrollo, trayendo consigo el colapso en la cotización de sus acciones y por ende, en sus principales centros de negociación (Bolsa de valores).
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China: CONOCIENDO SU Política y economía
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Contexto económico
1.1.1 Coyuntura económica. China es la segunda potencia económica del mundo, el primer exportador y posee las reservas de cambio más elevadas. La recesión mundial de 2009 ha interrumpido el ritmo de crecimiento constante que había emprendido el país, y se han manifestado los límites de un crecimiento enfocado esencialmente en las exportaciones. Como consecuencia de la desaceleración económica mundial y la baja de los intercambios, el crecimiento chino se desaceleró hasta 7,4% en 2014, su nivel más bajo en 24 años. El crecimiento debiera seguir ralentizándose en 2015, en un valor inferior a 7%, debido a la morosidad del mercado inmobiliario y del sector de la construcción.
Durante el tercer plenario de los miembros del comité central del partido comunista (PCC) a fines de 2013, el PCC anunció su programa de reforma de aquí a 2020. Este incluye: avances políticos como el cierre de los centros de trabajos forzados; una mayor independencia de las cortes de justicia a nivel local; la flexibilización de la política del hijo único; la reforma del "hukou", que regula la movilidad (o más bien la ausencia de movilidad) y el acceso a los servicios públicos por los ciudadanos; la reforma del acceso a bienes raíces para facilitar la cesión de tierras agrícolas por los campesinos; la liberalización de las tasas de interés y la apertura progresiva de las transacciones financieras; y la reforma de las empresas de Estado. El antiguo interés por el crecimiento económico es reemplazado por preocupaciones sociales, como la degradación del medio ambiente, la corrupción o el aumento de las desigualdades.
El presidente Xi Jinping, en el poder desde marzo de 2013, ha llevado a cabo una campaña contra la corrupción y en pos de la austeridad que ha tenido un impacto negativo en ciertos sectores económicos (productos de lujo, restaurantes, entretenimiento). Como lo ha reconocido el presidente, China entró en una era de crecimiento modesto, que penaliza al mercado inmobiliario. Se han llevado a cabo ciertos avances a nivel de liberalización (un menor control de los capitales con el programa Stock Connect, liberalización de las tasas de interés al introducir más competencia entre los bancos), pero, en paralelo, la nueva zona de "libre comercio" de Shangai no ha sido convincente, debido a las numerosas restricciones impuestas a las empresas extranjeras, y las investigaciones contra grupos extranjeros se han multiplicado. Persisten numerosos desafíos relacionados con el envejecimiento de la población, la contracción de la fuerza de trabajo, la falta de apertura del sistema político, la competitividad de una economía dependiente de gastos de inversión elevados y la expansión del crédito.
Todavía existen grandes diferencias entre los niveles de vida de la ciudad y el campo, entre las zonas urbanas de las costas de China y el interior y el oeste del país, así como entre las clases medias urbanas y los olvidados por el crecimiento. Estas desigualdades preocupan cada vez a las autoridades chinas y a los inversores. Si bien la pobreza ha disminuido considerablemente en China, sigue afectando a casi el 10% de la población (esto es, más de 120 millones de personas), que vive con menos de 1 dólar al día.
Tabla 1. Indicadores de crecimiento
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Fuente: IMF - World Economic Outlook Database - últimos datos disponibles.
Nota: (e) Datos estimados
1.1.2 Principales sectores económicos. La economía de China, muy diversificada, está dominada por los sectores manufacturero y agrícola.
La agricultura emplea a cerca de 35% de la población activa y aporta alrededor de 10% del PIB, aunque solo 15% del suelo chino (es decir, 1,2 millones de km ²) es cultivable. China es el país más poblado del mundo y uno de los mayores productores y consumidores de productos agrícolas. El país ocupa el primer lugar en la producción mundial de cereales, arroz, algodón, patatas y té. En cuanto a la ganadería, China domina también la producción ovina, porcina y de especies marinas. Una serie de planes tienen por objetivo transformar la agricultura, modernizándola, diversificándola y volviéndola más productiva.
El sector de la minería desempeña un papel importante en la economía china, ya que el país cuenta con un subsuelo rico en recursos energéticos. China tiene grandes reservas de carbón (la primera fuente de energía del país), que representa dos tercios del consumo total de energía primaria. El país es líder mundial en la producción de ciertos minerales (estaño, hierro, oro, fosfatos, zinc y titanio) y tiene importantes reservas de petróleo y gas. Es el quinto productor de petróleo del mundo, con 3,8 millones de barriles.
Los sectores de la industria manufacturera y la construcción aportan casi la mitad del PIB de China. China se ha convertido en uno de los destinos favoritos para el traslado de unidades manufactureras mundiales a causa del bajo coste de la mano de obra, aunque su valor está en aumento. El crecimiento económico ha coincidido principalmente con el desarrollo de un sector manufacturero competitivo y orientado a la exportación. Más de la mitad de las exportaciones chinas son realizadas por empresas con capital extranjero. Su participación en el valor agregado sectorial varía según el sector: desde más de 60% para la electrónica hasta menos de 20% para la mayoría de los bienes intermedios. El sector estatal todavía contribuye aproximadamente a 40% del PIB.
El sector terciario se ha quedado atrás, obstruido por los monopolios públicos
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