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CRISIS DE REPRESENTACIÓN Y CONSTITUCIONES CONTRAMAYORITARIAS

Enviado por   •  24 de Junio de 2018  •  6.988 Palabras (28 Páginas)  •  415 Visitas

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La democracia como vía hacia la imparcialidad

Más arriba sostuve que, contemporáneamente, se asume una cierta conexión «positiva» entre el sistema político democrático y la idea de imparcialidad, y quisiera presentar algunas clarificaciones al respecto. La idea es que, muchas veces, asimilamos el significado de

«decisión democrática» con el de «decisión imparcial». Y esto, no tanto porque entendamos que una decisión, por el sólo hecho de haber sido respaldada mayoritariamente, se convierta en una decisión justa o imparcial, sino porque sospechamos, con buenas razones, que cuando una decisión es tomada sin considerar (más o menos directamente) la voluntad de la ciudadanía, es altamente probable que por mala fe o(seguramente de modo más común), por mera negligencia, se deje de lado

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la consideración de puntos de vistas relevantes respecto de la decisión en cuestión. Esta consideración, aquí meramente anunciada, ha sido objeto de repetidos análisis dentro de la filosofía política y la ciencia política modernas. Estos análisis varían desde presentaciones muy fuertes y ambiciosas, hasta otros análisis con pretensiones mucho más modestas.

Por ejemplo, G. Sartori, en uno de sus trabajos más importantes, defendió la idea de que el número de quienes participan en la toma de una decisión (digamos, para simplificar, el número de legisladores), se encuentra en una relación inversa con lo que (él denomina) riesgos externos de una decisión (así, por ejemplo, el riesgo de que opiniones relevantes sean dejadas de lado). De este modo, y según el ejemplo que él mismo presenta, en una comunidad de 100 personas, en la que sólo 1 decide, los riesgos externos son los máximos; mientras que, por el contrario, cuando la decisión es tomada entre todos, los riesgos externos son los mínimos1. En este caso, se sugiere al menos que existen razones para pensar que la participación mayoritaria puede favorecer la imparcialidad.

Una conexión más fuerte entre participación política e imparcialidad fue presentada por William Nelson, quien sostuvo que un sistema político democrático (como puede ser entendido de algún modo, el presente sistema representativo) favorece la imparcialidad al obligar a los ciudadanos a presentar sus propuestas en términos que puedan ser aceptables por todos, si es que quieren ganar para tales propuestas una adhesión mayoritaria. Esto es, conforme a Nelson, por la misma dinámica de la política democrática existe una tendencia hacia la toma de decisiones imparciales2.

De modo más fuerte aún, filósofos como Carlos Nino han hecho alusión al valor epistemológico de la democracia, sosteniendo que dicho sistema es el que más contribuye a la toma de decisiones imparciales. La idea, en este caso, es que la deliberación colectiva que el sistema democrático (supuestamente) favorece resulta la mejor garantía para conocer adecuadamente cuáles son los contenidos y cuál es el peso de las distintas preferencias sostenidas

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1 Giovanni Sartori, The Theory of Democracy Revisited N. Jersey, 1987, p. 216.

2 William Nelson, On Justifying Democracy (London, 1980).

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por la ciudadanía. La discusión pública, en este sentido, resulta una vía especialmente privilegiada para el conocimiento de decisiones imparciales frente a los diversos intereses en juego3.

Con los ejemplos presentados es posible reconocer la importante conexión que, dentro de la teoría política contemporánea, se establece entre la participación política/discusión pública, y la idea de imparcialidad. A continuación, voy a procurar demostrar que el presente sistema representativo se sustenta en supuestos completamente diferentes a los hasta aquí sugeridos.

La democracia y las decisiones motivadas por la pasión, en lugar de por la razón

Cuando el sistema representativo, tal como hoy se le conoce, fue diseñado, se partió de presupuestos muy diferentes a los que hoy parecen predominantes, tanto en la teoría política como, según entiendo, en la opinión pública en general. Esto es, actualmente, según sostuve, parece generalizada la idea según la cual una mayor deliberación colectiva contribuye a la toma de decisiones imparciales4. Ahora sostendré que el actual sistema representativo fue fundado sobre presupuestos contradictorios con aquéllos, al mantenerse que una mayor discusión pública conducía fundamentalmente al predominio de las pasiones sobre la razón.

Quiero decir con esto que el sistema representativo se asienta sobre la idea de que no es bueno que la ciudadanía se involucre directamente en la discusión de cuestiones públicas. El sistema representativo, tal como fue creado, tuvo como explícito objeto el de distanciar y cortar los canales de comunicación entre la ciudadanía y sus representantes. Esta discusión, según veremos, no

[pic 8]

3 Ver, por ejemplo, Carlos Nino, The Ethics of Human Rights, Oxford, 1991. Defendiendo la importancia de consultar a cada uno de los intereses potencialmente afectados por el proceso de toma de decisiones, ver también Jürgen Habermas, Further Reflections on the Public Sphere, incluido en Habermas and the Public Sphere, ed. por

C. Calhoun (Cambridge, 1992), p. 447. En sentido similar, por ejemplo, Joshua Cohen, «An Epistemic Conception of Democracy», Ethics 97, Octubre, 1986: 26-38; o David Estlund, «Making Truth Sale for Democracy», en The Idea of Democracy, ed. por David Copp et al. Cambridge U.P., 1993.

4 Decir esto no implica sostener, obviamente, que hoy se piense que la discusión pública es suficiente para asegurar la imparcialidad de alguna medida. Lo que sí se entiende, vuelvo a aclarar, es que la discusión favorece tal imparcialidad, y que su ausencia favorece la toma de decisiones parciales.

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obedeció a una «perversa acción conspirativa» de un cierto sector social, sino a la difundida percepción de que el involucramiento de la ciudadanía en la discusión de las cuestiones públicas dificultaba la posibilidad de una seria discusión racional. A continuación, voy a procurar explicar estas afirmaciones, a partir de un análisis de las discusiones que se dieron

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