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Cultura de consumo y posmodernismo

Enviado por   •  6 de Noviembre de 2018  •  1.045 Palabras (5 Páginas)  •  405 Visitas

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en la reestructuración de las relaciones socioespaciales de acuerdo con nuevas pautas de inversión y de producción en la industria, los servicios, los mercados laborales y las telecomunicaciones, él ve la modernización como un proceso dinámico comparable a la modernización, ya que, ambos, como dice Cooke que, se desarrollan dentro del capitalismo.

El modernismo y el posmodernismo, el modernismo los asociamos con los movimientos artísticos que se iniciaron alrededor de cambio de siglo y que hasta hace poco dominaron en las distintas partes, el modernismo se resume en la autoconciencia y reflexividad estéticas; rechazo de la estructura narrativa en favor de la simultaneidad y el montaje; exploración de la naturaleza paradójica, el modernismo como la cultura de la modernidad y el posmodernismo como la cultura emergente de la posmodernidad. Para quienes celebran la llegada del posmodernismo como un modo de análisis crítico que abre la puerta a las ironías, la intelectualidad y las paradojas. El posmodernismo avanza a través de sus propios medios, con los cambios en la esfera cultural.

El posmodernismo es de interés para una amplia gama de prácticas artísticas y de disciplinas de las ciencias sociales y las humanidades, como los campos artísticos, intelectuales y académicos, los cambios en la esfera cultura más general, que comprende de los modos de producción, consumo y circulación de los bienes simbólicos y por último los cambios en las prácticas y experiencias cotidianas de distintos grupos.

En primer lugar, las teorías de la cultura de consumo; la visión que esta asienta la expansión de la producción capitalista de mercancías, que ha dado lugar a una vasta acumulación de cultural material; segundo la cuestión de los placeres emocionales de consumo y tercero la cuestión de dos placeres emocionales del consumo.

La producción de consumo cambia las formas tradicionales de asociación, en la familia y en la vida privada, lo mismo que la promesa de felicidad y de plenitud. Mientras que el enfoque de la producción de consumo tiene dificultades para abordar las prácticas y experiencias reales de consumo.

En los modos de consumo, la lógica del capital que deriva de la producción, ha de ser igualmente posible afirmar una lógica de consumo referida a marcar las relaciones sociales; por eso si bien las mercancías tienen la capacidad de derribar barreras sociales, de disolver vínculos de larga data entre personas y cosas, existe también la tendencia contraria, que suprime su carácter d mercancías para restringir, controlar y canalizar el intercambio de bienes.

Las tendencias a la estetización de la vida cotidiana se relacionan con la distinción entre la alta cultura y cultura de masas. Un movimiento dual ha sugerido el derrumbe de algunos de los límites entre arte y vida cotidiana, y el desgaste del status especial protegido del arte como mercancía aislada.

El consumo de sueños, imágenes y placer tiene en primer lugar la migración del arte al diseño industrial, la publicidad y las industrias asociadas de la producción simbólica.

En la cultura contemporánea no se pide a hombre y a mujeres que elijan entre las dos posibilidades, considerar su vestimenta y los bienes de consumo. La cultura de consumo utiliza imágenes, signos y bienes simbólicos que evocan sueños, deseos, y fantasías que sugieren autenticidad romántica y satisfacción emocional en la conciencia narcisística de sí mismo.

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