El Arte como apariencia

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Me gustaba lo que veía, el orden del espacio, la sobriedad. No faltaba espacio, era el perfecto para el flujo de gente, por un momento solo lo podía describir como asexual, sin querer resaltar nada, sin hacer alarde, limpio, funcionaba, y eso me agradaba demasiado, era así para no notarlo, pero por ese momento lo hacía.

Entonces me sentí cierta hostilidad, me percaté de que manera desencajaba con el entorno, me sentía como si estuviera en un sitio en el que que no me correspondía (aunque desde que vivo en Ciudad de México no me siento encajar, las barreras, además de las culturales, son también la de las apariencias, en la multitud de gente que veo noto que no es semejante a la que veía antes, ni a mí, pero dentro de la misma multitud realmente no importa, me diluyo), ahora las diferencias son enormes, de nacionalidades, idiomas hablados, escuelas provenientes, trabajos, empresas, ingresos, educación, influencia, atuendo, marca de celular, color de ojos, de la piel, y en especial, el del dinero. De repente comencé a preocuparme sin que razones fueran muy válida.

Claro, era obvio, parecía que el juego trataba de ver quien tenia más. Era el mercado, se trataba de comprar y vender. Había suficientes obras como para satisfacer cualquier deseo de poseer alguna pieza si es que tenías el dinero.

Al parecer el valor de la entrada hace una diferencia en la gente que puede entrar, que lo puede pagar, pero en especial en la que no se encontraba, quienes no puede costearlo.

Como mi intención no era la de comprar, si no, solamente la de contemplar lo más que pudiera, me dediqué a disfrutar de todo, de conocer autores, obras, y por ahí me tope a alguien que seguía en instagram (jaja).

Me gustaron muchas cosas, pero puedo decir que lo que más me gusto fue el stand donde estaba el piso de esponja y cemento, que se rompía al pasar, la sensación era poco común, y muy divertido.

La otra fue de Elizabeth Jaeger, era un cuadro de formato vertical, donde había pastillas metálicas, alineadas en cuadrícula, cada poco tiempo algunas cambiaban de posición eran volteadas, y de un color metálico opaco cambiaba a un metalico brillante,l parecia una lluvia, muy lenta, tambien tenia algo escrito a lado, un pequeño texto, pero desgraciadamente perdí mis fotos de ese dia.

Todo esto me dejó una sensación de falsedad, pretensión y mamonería en la gente.

Es increíble la cantidad de cosas que puede mover el dinero, sin embargo, y a pesar de todo, gracias a toda esa financiación es la que logra reunir esa cantidad de obras. Si bien las obras no valen el precio que puedan tener, siendo estas muy caras o baratas, el precio es solo superficial.