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El problema del mal y la libertad personal

Enviado por   •  8 de Enero de 2019  •  2.833 Palabras (12 Páginas)  •  433 Visitas

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El macedonio ve a la amabilidad como un punto medio entre reírse de todo y la seriedad al extremo. La amabilidad es el punto medio la verdadera amabilidad es la que sabe distinguir entre las dos y sabe cómo actuar según la situación. cuando se necesite la comedia o la burla la usa. Cuando necesite reaccionar a algo con extrema seriedad, lo hace.

Yo estoy de acuerdo con él. La verdadera amabilidad, la amabilidad utópica sin vicio ni segundas intenciones. La que no busca calmar las culpas del mismo actuar humano. La amabilidad aristotélica es la que es genuina al 100 %. La amabilidad mexicana cuenta con todos los vicios, por lo tanto, de acuerdo a Aristóteles no podría ni debería ser contada como amabilidad lo que me lleva concluir a que la amabilidad mexicana puede caer en el mal.

La amabilidad mexicana se volvió tan necesaria tanto para el servidor como para el cliente que se generó cierta expectativa social de uno para con el otro. Los mexicanos lo vivimos a diario cuando vamos a una oficina de gobierno y le hablamos secamente a los burócratas, automáticamente debemos resignarnos a que nuestro tramite tardará una eternidad, sí es que se logra hacer del todo. El burócrata común y corriente no te permitirá que le quites su dosis diaria de amabilidad y palabras vacías, no importa que su trabajo y su servicio sean deficientes ellos esperan que se los agradezcas de todos modos, si te niegas, boicoteará tu tramite por tu falta de amabilidad. También está el ejemplo del trabajador de mantenimiento que va reparar el timbre de tu departamento, él te empieza a hacer la plática cuando tú lo que quieres es que lo reparé lo más rápido y eficaz posible, si le llamas la atención y le expresas que haga lo que vino a hacer, ese rechazo a ser amable exigiéndole efectividad laboral no causará mayor efectividad laboral sino todo lo contrario el trabajador se ofenderá, no arreglara el timbre y en algunos casos puede llegar a empeorarlo. Para el mexicano es algo imperdonable que lo despojes de la oportunidad de suavizar su realidad, incluso le ofende más la falta de distracción que la realidad misma.

El filósofo alemán Arthur Schopenhauer hablo de la amabilidad de la siguiente manera.

“La amabilidad es como una almohadilla, que, aunque no tenga nada por dentro, por lo menos amortigua los embates de la vida.

Estoy de acuerdo con la visión de Arthur. La amabilidad es una almohada vacía que no sirve ni te ayuda en nada, pero su finalidad es amortiguar el mortífero golpe de la realidad.

La amabilidad como concepto no tiene nada de negativo es un mecanismo humano para hacerse la vida más fácil y luchar contra el dolor y sufrimiento de su realidad que en la mayoría de los casos se da por deseos reprimidos o no cumplidos. Pero en nuestro caso de estudio lo importante del caso de estudio no es la almohada sino la forma de usarla. En México se usa la almohada para alienar al que está debajo nuestro. Al explotado, al pobre, abusamos de él, pero para que no se vuelva en nuestra contra somos amable para distraerlo y que piense que no todo es tan malo.

La forma de tratarlos en un puño de hierro envuelto en la dulce seda de la cortesía.

El objetivo principal de la amabilidad, aunque no lo sepamos o queramos no saberlo es compensar el poder de clases, la amabilidad es compensatoria, es un intento vano y absurdo de compensar la situación de esclavo laboral del mexicano común. Esa cortesía que ayuda al rico para que no explote el rencor social que abunda en México y eso le permita mantener sus privilegios. El resentimiento siempre ha estado presente desde antes y después de la conquista, pues ¿No fue ese rencor contra los mexicas lo que llevó a los tlascaltecas a unirse a Hernán Cortés en su conquista? ¿No hay rencor todavía de varios sectores del pueblo mexicano hacía unos conquistadores a los que no conocieron y que sin su conquista no existirían, pues la raza mexicana es una raza mezclada? ¿No fue Moctezuma demasiado amable con los conquistadores al invitarlos directamente a su ciudad, darles regalos y alojarlos en el palacio de su padre? Esa amabilidad lo llevó a meter lobos a sus puertas y el resto es historia. Dos de los dos principales legados que la conquista y el posterior mestizaje le dejaron al pueblo mexicano fueron: el rencor social y la amabilidad. Somos el resultado de la mezcla del vencedor y del vencido, pero la identidad que adoptamos desde siempre fue la del vencido, el doblegado, ya sea por España, Estados Unidos, nuestros propios gobernantes y “clase alta”. El pueblo mexicano es un pueblo acostumbrado al vasallaje, al sometimiento. La amabilidad fue el valor que inventamos o adoptamos para soportar ese complejo de inferioridad legado de la conquista y que de fracaso en fracaso histórico ha ido evolucionando hasta ser prácticamente autoimpuesto.

Conclusión

La amabilidad es la tapadera de una realidad de esclavitud laboral tan cruda que el mexicano requiere de ella todo el tiempo como una droga. Necesita sentir que su opinión importa, necesita sentir que su explotador lo valora, el explotador necesita sentir que el trabajador se creé valorado o tal vez es la culpabilidad ante la mala situación del pobre sobre la que construye su riqueza la culpa lo lleva a obsequiarle cortesías que no cambiarán nada, pero los tranquilizarán a ambos.

Mi filosofo predilecto Friedrich Nietzsche hablo de la amabilidad en su obra la genealogía de la moral. Describiéndola como una característica de algo que él llama la moral del esclavo

“Supongamos que las víctimas, los oprimidos, los que sufren, los esclavos, los que se sienten inseguros y cansados de sí mismos, se pusiesen a moralizar a su vez: ¿cuál sería el carácter común de sus estimaciones morales? Probablemente expresarían un pesimismo lleno de desconfianza respecto de toda la condición humana, tal vez la condenación del hombre y de su condición». A partir de aquí, y por observación de aquello que el esclavo más valora, obtiene la conclusión que semejante moral es una moral utilitaria: «pone en primer plano y a plena luz las cualidades que sirven para aliviar a los que sufren el fardo de su existencia; lo que honra, en cuanto a él, es la compasión, la mano complaciente y siempre abierta, la bondad de corazón, la paciencia, la asiduidad, la humildad, la afabilidad, porque son las cualidades más útiles y casi los únicos medios de soportar el peso de la existencia”2

En más allá del bien y del mal Nietzsche habla de la moral opuesta, la de los señores.

En todas

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