Estética de Schelling
Enviado por Kate • 2 de Noviembre de 2017 • 3.489 Palabras (14 Páginas) • 522 Visitas
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La obra de arte está deslindada de su estatuto como objeto, a pesar de que sea un objeto aparente y empírico como cualquier otro. Es decir, la diferencia está justo en cómo se considera el objeto artístico: no en tanto que objeto necesario sino en tanto a lo que expresa o manifiesta: algo más allá de su naturaleza objetiva. La obra de arte requiere tanto de esta manifestación como del juicio libre del sujeto.
- El arte y el absoluto
A la filosofía le interesa el arte en tanto que de alguna manera contiene y presenta en sí misma al absoluto. La filosofía del arte se construye a partir de la intuición del universal en el particular: al extraer las ideas del arte de su presentación sensible.
El absoluto es el punto de partida de toda la filosofía y está presente y lo que es más: es aprehensible (por medio de la intuición) en una manifestación finita gracias al arte. La “experiencia estética” o el contacto con el arte
- Filosofía del arte vs. Estética
Puesto que, como se ha visto, el arte no es cualquier presentación, sino la más alta presentación del absoluto en el mundo finito, ya que la producción artística media la escisión entre la necesidad y la libertad y la supera en el producto terminado, la filosofía del arte toma un carácter importantísimo en el corazón del pensamiento.
La filosofía del arte es, en Schelling, la representación del mundo absoluto en la forma del arte: la “construcción filosófica del arte” en cada una de sus formas particulares. Schelling rechaza la disciplina denominada “Estética” en tanto que no busca elaborar una teoría sobre el arte en particular, sino referir a esta construcción del absoluto bajo la figura del arte.
Es decir, no es “Filosofía del arte” en tanto que un acercamiento filosófico a un objeto determinado- ej. Filosofía del deporte o Filosofía de los utensilios- sino que el arte es digna de la filosofía puesto que presenta al absoluto en forma sensible.
- La filosofía del arte
Como ya se mencionó anteriormente, encontramos en Schelling una empeño constante por lograr una separación en lo que suponía la estética de una filosofía del arte ya que, para el autor, la filosofía del arte la elevará de inicio, hasta lo que será una “ciencia del arte”, ya que, para ese momento, la estética era vista estrictamente como una “teoría de lo sensible”, tal y como Baumgarten la fundó y llegó a permear hasta Kant, sin embargo, encontramos a través de su obra que no logra deslindarse totalmente de este concepto puesto que permea una herencia Kantiana, y es que para Schelling, aún con el formalismo que llevó al filósofo prusiano a crear un concepto elevado en el campo de la estética, marcó pauta importante para el inicio de otras estéticas. Continuando, entonces, observamos que la “filosofía del arte” está desarrollada en gran medida por un rechazo estricto que intenta realizar el autor, pero al tomar la noción de “idea estética” kantiana, retorna inevitablemente y así, estos retornos darán apertura a dicha “ciencia del arte”.
Si bien, la filosofía del arte de Schelling girará en torno a una filosofía de la “identidad” ya sea, entre el sujeto y el objeto, naturaleza y espíritu, así como de todo lo real e ideal lo llevará al nivel de la filosofía y el arte.
Dado esto, Schelling atraviesa por tres etapas que lo llevarán a definir esta filosofía de la identidad y entonces, proclamará en el arte aquello que es lo más elevado. El autor llega a esta premisa partiendo de cómo la filosofía alcanza la identidad del sujeto-objeto a través de la intuición intelectual, la cual es una intuición subjetiva interior; pero vale detenernos, puesto que el arte es el único que puede provocar que dicha intuición sea subjetiva objetiva y proveniente del exterior, lo que hace que esta sea reconocible por todos. Entonces esta intuición estética es lo que le falta –según Schelling- a la filosofía, y esta misma idea lo llevará a darle un carácter constitutivo y trascendental. Hasta aquí, la intensión de Schelling será presentar lo real del arte en lo ideal de la filosofía, hasta que el arte sea el logos constitutivo de la filosofía, donde el arte sea para la filosofía solo un reflejo de ella.
Dada la premisa anterior, el arte estará considerado como una identificación absoluta y asimismo perfecta de lo ideal y lo real y viceversa, pues el arte será una representación de aquello ideal. Así el trayecto para formular lo anterior mencionado vendrá desde Bruno donde la unidad del arte y la filosofía es colocada también la unidad de verdad y belleza, posteriormente en La filosofía del arte pondrá a la filosofía en un seno más elevado a partir de una teoría de las potencias.
- La teoría de las potencias
Y es que, si ya el arte presenta lo real y objetivo y la filosofía lo ideal subjetivo, lo que ponderará la misión de la filosofía del arte será representar lo ideal dado en el arte y esto se dará a través de una construcción que dará pie a Schelling a formular la ya mencionada teoría de las potencias y ¿qué son estas potencias?: “las ‘potencias’ son las unidades inscritas en el Todo que lo diferencian sin dividirlo. En el seno de su absoluta oposición, ellas son unidas inseparablemente”[1], en tanto la filosofía será una manifestación completa solo en la totalidad de dichas potencias que será bien nombrar como identidad. En el arte dichas potencias el arte será donde se construirá el universo bajo la forma del arte, así, construir el arte es preponderar su lugar en el universo.
A todo lo real, es decir, en la naturaleza le corresponderán potencias, la material y la luz que se corresponderán en el organismo. A lo ideal le corresponde el saber y la acción que vendrán a componerse en el arte. Estas mismas darán a bien correlacionar el organismo y el arte quienes representarán lo real y lo ideal. Ahora bien, la identidad absoluta albergará las potencias, será la filosofía a quien le corresponden tres ideas del mundo real e ideal: verdad, bondad y belleza. Aquí, encontramos una diferencia que nos permitirá sostener que la filosofía y el arte ya no se encuentran en el mismo ámbito, ahora se bifurcará en un plano de la indiferencia que tendrá lugar en el arte y el de la identidad en el de la filosofía.
Cuando pensamos en el mundo ideal notamos que la filosofía se comporta frente al arte como lo hace en el mundo real la razón frente al organismo.
Planteado lo anterior
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