Hannah Arendt sobre Sócrates

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a problematizarlo todo, considerando que lo más valioso del hombre, lo que lo define, está justo en su capacidad de preguntar, de plantearse problemas. Su método propiamente dicho tiene dos momentos, los cuales nos ayudan a distinguir la separación que hace Hannah Arendt entre el proceso de la mente cuando busca y la satisfacción de la mente cuando encuentra:

• REFUTACION: consiste en demostrar al interrogado mediante una serie de hábiles preguntas, que las opiniones verdaderas son, en realidad, falsas, contradictorias, incapaces de resistir el examen de la razón. Sócrates se dirige, por ejemplo, a un pedagogo preguntándole que es la virtud, o bien le pregunta a un político qué es la justicia. Los interrogados creen ingenuamente saber lo que se les pregunta; pero el interrogatorio a que Sócrates los somete pone en evidencia que se trata de un falso saber. Pero ¿qué fin buscaba Sócrates con la refutación? Pues la meta que la refutación persigue es la purificación que libra al alma de las ideas o nociones erróneas. Por lo tanto, su método se orienta hacia la eliminación de los supuestos.

• MAYEUTICA: significa “dar a luz”. Sócrates recuerda a su madre partera y advierte que él mismo se ocupa del arte obstétrico; solo que su arte se aplica a todos los hombres y se relaciona con sus almas y no con sus cuerpos. Porque así como la comadrona ayuda a dar a luz, del mismo modo el arte de Sócrates consiste, no en proporcionar el mismo conocimientos, sino en ayudar al alma de los interrogados a dar a luz los conocimientos de que están grávidas.

Insiste Sócrates de continuo en que toda su labor consiste solo en ayudar o guiar al discípulo, y no en transmitirle información. Por eso el procedimiento que utiliza no es el de la disertación, el del manual, sino sencillamente del diálogo.

Pero además de comadrona, este pensador recibió otros apodos: como “tábano” porque aguijoneaba a los ciudadanos para que pensaran, para que examinaran sus asuntos, actividad sin la cual la vida, en su opinión, no sería auténtica vida. Considera que hay que librar a la gente de sus “opiniones”, ya que se tratan de prejuicios no analizados que les impiden pensar. También se lo llamó “torpedo” porque paraliza con él a cuanto toca.

Sócrates fue consciente de que el pensamiento es invisible, sin embargo, reconoce que sus efectos son manifiestos. De ahí que la llegada de este pensamiento nos pide: detenernos y pensar. Incluso el pensamiento tiene un efecto “destructivo”: socava todos los criterios establecidos, todos los valores y pautas del bien y del mal, todos los hábitos y reglas de conducta que son objeto de la moral y de la ética.

A partir de lo expuesto hasta aquí podemos notar que fue este gran filósofo quien vino a fundar una moral rigurosamente objetiva, un personaje llamado a mostrar que el relativismo y subjetivismo no eran ni tan coherentes ni sostenibles como a primera vista podía parecer.

Nos mostró con su actividad lo que es pensar, la actividad que cualquiera puede desempeñar, en tanto que todos los hombres poseen esta capacidad. Pensar requiere que seamos capaces de articular otro yo en nuestra subjetividad (la conciencia) con el cual establecer un diálogo.

Es una de las figuras más decisivas de toda la historia. Singular ejemplo de unidad entre teoría y conducta, entre pensamiento y acción. Fue a la vez capaz de llevar tal unidad al plano del conocimiento, al sostener que la virtud es conocimiento y el vicio ignorancia. Y, principalmente, en una época en que todos creen saberlo todo, o poder enseñarlo todo o discutirlo todo, sin importárseles la verdad o justicia de lo que dicen, Sócrates proclama su propia ignorancia.