La post-modernidad y sus descontentos
Enviado por mondoro • 28 de Octubre de 2018 • 1.384 Palabras (6 Páginas) • 423 Visitas
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Para los medios de comunicación un individuo con identidad sólida es un obstáculo pues su resistencia a dejarse llevarse llevar por la corriente representa algo que desafía el orden.
Es normal exaltarse por lo que nos resulta extraño, sólo que se vive en distintos grados y POR LO TANTO se manifiestan distintas consecuencias.
El goce de las actividades placenteras puede ser interrumpido por el temor que amenaza mi libertad, mi efectividad o mi integridad. Superarlos incluso pareciera hacer que el goce es más duradero.
Temor íntimo: Al sentirnos invadidos por un elemento insólito pierdo control. Pareciera que ya no soy dueño de mis facultades. Pierdo libertad. TENGO MIEDO DE QUE SE restrinjan mis deseos y mi capacidad para ejecutarlos.
Por eso se le teme a los extraños. Ej. Muy concreto: A Los extranjeros.
Cuanto menos la gente sienta que controla su vida (como base de su identidad y seguridad) mayor será la percepción de los otros como invasores, por lo que más forcejearan contra ellos y más los repudiarán.
Pero: ¿Por qué le temo al extranjero como persona si cuando me vende su comida en el restaurante de su nacionalidad me parece alguien confiable? ¿No acaso también hayamos las artesanías algo exótico y de lo cual presumir?
Esto se debe a que los extranjeros no amenazan las libertades de los consumidores de sus servicios. Los extraños pueden proveer placer en el marco económico. Lamentablemente poco se alienta generalizar la noción positiva a su concepto como personas.
¿Que hay del extraño del bajo mundo? Si, de ese que no tiene poder adquisitivo y esta condenado a vivir en ciertos sectores y en ciertas condiciones ¿No es acaso su rareza reflejo de la impotencia que significa tener tan pocas posibilidades de surgir? Pero sólo se percibe lo rabioso, lo ofuscado, la ruptura de la norma (que es la única herramienta que permite obtener resultados prácticos).
Teorizar la diferencia o el Tortuoso Camino hacia la Humanidad Común
Los extraños modernos tenían por destino morir en esencia, en cuerpo o ser desterrados; los posmodernos pueden quedarse con su integridad, de buena o mala gana, ante una sociedad que si bien los tolera, no los acepta. Sea como sea el extraño moderno igual goza de la comodidad de un tiempo heterófilo que en cierta medida acoge la diversidad: El marco de referencia moderno (la extrañeza es deplorable y estorba al orden) poco a poco se desperfila y se asienta la posmoderna (la idea de la diferencia no sólo es inevitable, es valiosa y positiva y hay que protegerla y cultivarla).
Resulta que derecha e izquierda coinciden con la segregación de los extraños y la ridiculización de un Estado que tenga pretensiones universalistas. Asqueada por la idea de uniformidad legislada, la izquierda no puede vivir sin esperanza, vive con los ojos volcados hacia la comunidad (al cual llaman el verdadero hogar de la humanidad).
Sin embargo, si no somos capaces de mantener en la mente la idea de integración (de los demás) la comunidad pronto convertirá el proyecto de emancipación en una nueva opresión casi sin darse cuenta.
Pero existe una auténtica posibilidad de emancipación en la Post-modernidad:
La labor de desanclar la Modernidad mediante la ejercicio y construcción responsable de la identidad que fuese capaz sólo de integrar a los extraños en vez de preguntarle al Estado quien debe ser discriminado.
Si no regularizamos la tarea panóptica (que todo lo ve) del Estado no dejará de ejercer control discriminativo sobre los sujetos, la política nos seducirá y nos dominará a través del miedo y fomentará una industria horrorífica.
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