ENSAYO “MINGAS DE LA POST MODERNIDAD”
Enviado por Rimma • 4 de Febrero de 2018 • 3.115 Palabras (13 Páginas) • 485 Visitas
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Esta nueva concepción que nos da el autor como ejemplo, implementada en ecuador y Bolivia, muestra la posibilidad de poder ir pensando en otro tipo de desarrollo, el cual vaya en concordancia con el cuidado y la preservación de la naturaleza y sus recursos, pero, sobre todo, el poder re construir esos valores que en marcar la identidad de donde se viene y se pertenece, tanto cultural como socialmente.
Desde este modelo Globalizador el crecimiento se cuestiona como meta, pero no como medio. Habla, también, de “áreas estratégicas para potenciar el crecimiento económico que sustenta el desarrollo humano (energía, petróleo, telecomunicaciones, ciencia y tecnología, minería, agua y desarrollo rural), de especial atención por parte del Estado” (Ecuador, 2007, p. 73). Esta noción es problemática, pues dichas áreas parecieran estar exentas de los criterios culturales y ambientales necesarios para el buen vivir. No por casualidad la política minera del gobierno opera bajo este principio. Cabe preguntarse, ¿acaso no hay otras “áreas estratégicas” que deban fortalecerse porque constituyen elementos fundamentales del buen vivir? Aquí vemos una profunda asimetría en el ‘Plan’, entre los elementos que contribuyen al “crecimiento económico” y aquellos que harían viable una política socio ambiental para el buen vivir. Esta asimetría remite a una visión economicista y técnica, que podría ilustrarse con muchos otros aspectos del ‘Plan’. En resumen, el actual ‘Plan’ y la Constitución de 2008 abren la posibilidad de “disputar el sentido histórico del desarrollo” (Acosta, 2009). Esta búsqueda ha revitalizado la discusión política y del desarrollo, y la ha abierto a otros saberes y prácticas culturales (interculturalidad). En relación con el modelo dominante, el desarrollo como buen vivir: 1. cuestiona el ‘mal desarrollo’ basado en el crecimiento y el progreso material como metas rectoras y ambiciosas hablándolo coloquialmente; 2. desplaza el desarrollo como fin, hacia el desarrollo como proceso de cambio cualitativo; 3. permite ir más allá de modelos basados en la exportación de recursos primarios, y combate la reprimarización, en boga en el continente (Ecuador, 2007, p. 568), al abordar con cierta seriedad la sustentabilidad del patrimonio natural. Otros aspectos innovadores que han sido resaltados incluyen: 1. al acoger la visión del buen vivir, asume que no hay un estado de ‘subdesarrollo’ por ser superado, ni uno de ‘desarrollo’ por ser alcanzado, pues refiere a otra filosofía de vida. 2. Mueve el debate del antropocentrismo al biocentrismo, y reinserta la economía en la sociedad y los ecosistemas (siguiendo la economía ecológica). Intuye una nueva ética de desarrollo, que subordine los objetivos económicos a los criterios ecológicos, la dignidad humana y el bienestar de la gente. 3. En este sentido, busca articular economía, medio ambiente, cultura y sociedad. Ello demanda la construcción de economías mixtas y solidarias (“Economía social y solidaria”, 2008). 4. Recupera lo público, la diversidad y la justicia social e intergeneracional como principios. 5. Reconoce diferencias culturales y de género. 6. Permite nuevos énfasis, incluyendo la soberanía alimentaria y el control de los recursos naturales. Vale preguntarse: ¿estos rasgos constituyen una ‘ruptura conceptual’ capaz de potenciar el cambio radical que presume la Constitución? Aquí hay que apuntar a varios problemas persistentes: 1. hay una serie de concepciones contradictorias, especialmente alrededor del papel del crecimiento, ya anotadas; 2. falta claridad en los procesos para llevar a cabo el ‘Plan’, dadas estas contradicciones; 3. se mantienen los lineamientos macro desarrollistas; 4. persiste una orientación individual fuerte inherente a las concepciones de ‘desarrollo humano’ con base en ‘capacidades’ opuesta al potencial colectivista y relacional del buen vivir. Habría que preguntarse, finalmente, por la voluntad política para impulsar los cambios necesarios para una política social y ambiental efectiva para el buen vivir. Como lo apuntan Gudynas, Guevara y Roque, en su análisis de las políticas sociales de los gobiernos progresistas, en todos ellos hay una gran distancia entre los pronunciamientos y la práctica (2008). Esta distancia ocurre porque los gobiernos siguen atrapados en concepciones desarrollistas. Para resumir: aunque en estos discursos el ‘desarrollo.
¿Cómo distinguir entre neo desarrollismo y pos desarrollo? Como hemos visto, los gobiernos progresistas no han logrado una reconversión significativa de los modelos de sociedad, economía, y vida, necesaria para enfrentar la crisis; esto aplica a muchas de las izquierdas del continente, que hablándolo actualmente ha cambiado significativa esta influencia y dirección de poder, ya que la mayoría de gobiernos de América Latina, han estado enmarcados por una Derecha que cada vez crece más. Es necesario que estas se abran a la idea de que la transformación requerida va mucho más allá del Estado y las estructuras socioeconómicas; involucra toda una transformación cultural y epistémica, de modos de conocimiento y modelos de mundo, hacia “mundos y conocimientos de otro modo”. La descolonización epistémica debe acompañar la transformación de estructuras. Falta claridad en ello en los Estados, los cuales aún tienen que abordar “el reto central de imaginar una sociedad diferente” (Lander, 2009). Esto también aplica a los socialismos del siglo xxi y al “capitalismo andino-amazónico” boliviano. Desde su posición de autonomía, los movimientos sociales están en capacidad de abanderar el proceso de imaginar alternativas reales al capitalismo neoliberal y sus fundamentos culturales en cierto tipo de modernidad. La dificultad de imaginar una sociedad diferente la explica Boaventura de Sousa Santos, cuando dice que “lo que no existe” es activamente producido como no existente, “o como alternativa no creíble a lo que existe” (2007). Tanto las prácticas de muchos grupos indígenas, campesinos y afrodescendientes, como las propuestas de sus organizaciones, son construidas como “alternativas no creíbles” por los modelos imperantes (esto ocurre con las propuestas de Vía Campesina, y otros a favor de sistemas agrícolas localizados y biodiversos, como solución a la crisis de alimentos, energía y cambio climático). El desarrollismo del Estado y las izquierdas tiene mucho que ver con esta producción social de la invisibilidad y la ignorancia. Muchos movimientos indígenas, de afrodescendientes y de grupos rurales o urbanos con base territorial o comunal fuerte marcan un quiebre mucho más profundo que un simple ‘giro a la izquierda’, en la medida en que a través de ellos emergen mundos, conocimientos y prácticas que se diferencian
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