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Resumen de Máscaras masculinas

Enviado por   •  31 de Enero de 2018  •  2.630 Palabras (11 Páginas)  •  325 Visitas

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Como hemos visto hace poco, el rival del héroe es uno de sus pares: otro héroe adversario, que por lo tanto es alguien igual o semejante a él. En cambio, el enemigo es un agresor externo, un agente del exterior, un extraño procedente de otra comunidad moral radicalmente enfrentada a la defendida por el héroe. En este sentido, el enemigo también es el Otro al que nos hemos referido más arriba, dentro de las realidades físicas del bárbaro y el salvaje. Pero a diferencia de ese otro extraño, al que se reducía a un estatus bestial o infrahumano, este Otro agresor posee un estatus completamente humano, incluso demasiado humano: es un sujeto personal, un agente racional, por malvado, criminal o monstruoso que resulte su comportamiento. 157

Considerar que hay tres factores: el origen que motiva la lucha, los métodos usados y el objetivo de la lucha. Estas posibles combinatorias creo que pueden dar lugar a héroes ambivalente, como dice el autor, porque, por ejemplo, en el caso del capo, su objetivo es justo, los métodos no son correctos y el origen al menos dual. Entonces hay un héroe positivo, uno siniestro y este dual o ambivalente.

Los caballeros no todos o no siempre fueron un tachado de virtudes. “Ya fuera en campo abierto o en el arena del torneo, el caballero vencedor podía perdonar la vida del derrotado a cambio de un precio. Pero para poder pagarlo, el caballero vencido solicitaba su libertad condicional, a fin de regresar a su territorio para tratar de reunir los fondos necesarios. Y solo se le concedía si daba su palabra de honor de egresar con el rescate, pues caso contario el caballero acreedor tendría derecho a matarle. (…) Y desde allí evolucionaría el honor heroico hasta su actual sentido mafioso, donde un hombre de honor es aquel que paga sus deudas a de sangre, cumpliendo sus promesas de venganza. 169

La ética deportiva es idéntica a la ética caballeresca de la que procede, aunque esta fuera violenta y aquella ya sea pacífica. 171

También los criminales se consideran héroes a su manera, ya que tratan de respetar una cierta ética profesional que están dispuestos a exigir a todos los de su oficio. Y esa ética pasa como en otras profesionales por la omertá o ley del silencio, que busca garantizar tanto el secreto profesional, evitando las filtraciones delatoras que podrían arruinar el negocio, como la cohesión solidaria de la comunidad criminal pues si un mafioso puede considerarse heroico no es solo porque tenga que pasar crueles pruebas de sangre, que le obligan a matar para ser considerado “uno de los nuestros”, sino también porque ha de estar siempre dispuesto a sacrificarse por los suyos. El criminal que va por libre resulta despreciable y sospechoso de no ser más que un monstruo, mientras que quien está dispuesto a morir por sus cómplices suele ser tenido por un heroico compañero de armas. Esta es, quizá, la verdadera prueba de fuego del auténtico heroísmo. 185

Este héroe dual es complejo porque o busca el bien de la comunidad sacrificándose él o el suyo, volviéndose un villano. Para poder tener ambas cosas debe encontrar un enemigo, el villano perdedor “Por eso, la tarea del héroe siempre concluye por hacerle daño a alguien o emplear la violencia contra algo, venciendo el peligro que provocó su reacción heroica. Y es que el héroe es un experto en desafiar y destruir al mal. Es verdad que para ello ha de luchar con juego limpio, si quiere ser un héroe cabal. Pero aunque lo sea, y por limpio que resulte su juego, el héroe ha de hacer el mal. 192

Para ser leal y honesto consigo mismo y con los suyos, el héroe ha de ser deshonesto y desleal con el mal: con el riesgo, con el peligro. Pero también con “el malo”, pues “el bueno” de la película ha de ser malo con los malos, aprendiendo a ser tanto o más maligno que estos. Esto explica que le héroe, para ser competente con el mal, ha de ser competente en hacer el mal. 193

El heroísmo es un arma de doble filo, cuya culpabilidad o inocencia no depende tanto de los métodos (gato blanco o gato negro poco importa, con tal de que cace ratones) como de los objetivos contra los que se esgriman. Y si la maldad sirve para vencer al mal, bienvenida sea, piensa el pragmático cayendo en el cinismo. Esta ambivalencia moral, que justicia el recurso a métodos malignos, es lo que hay que explicar. 193

Por decente que sea, el destino del héroe le conduce tanto al sacrificio como a la venganza: la doble faz de su máscara trágica implica condenarse para redimirse. 198 (destino heroico, no pueden haber dicotomías y pensar en héroes emulables por sus cualidades sin vicios es infantil)

En definitiva, el héroe queda suspendido entre lo bueno y lo malo porque se ve tentado a hacer el mal tanto como el bien. Y esta ambivalencia moral de la duplicidad heroica resulta perfectamente expresada por la narrativa contemporánea. 199

La voz ”thriller” significa temblor, escalofrío, estremecimiento, y designa toda clase de películas (pues se trata de un supergénero heterogéneo, que incluye cine negó, de gángsters, de espías, policiaco y de aventuras, entre otros muchos subgéneros) que causen al espectador suspense sobre la suerte que pueda correr su protagonista. Pero Martin Rubin entiende el concepto de “suspense” no en el sentido restringido del cine de misterio (que considera un caso especial por su explícita provocación de expectativas equívocas), sino en otro sentido mucho más amplio al que denomina “suspensión”. En el thriller, el espectador queda suspendido entre emociones contrapuestas porque también el héroe lo está: está suspendido entre la acción y la pasión, entre el orden y el desorden, entre la realidad y el riesgo, entre el espacio y el tiempo y entre el bien y el mal. 199

El protagonista del thriller está suspendido entre la acción y la pasión porque se trata de un héroe más pasivo que activo. A diferencia de la épica tradicional, cuyo héroe es el sujeto agente que conduce la acción narrativa (como todavía sucede en el western o el cine de aventuras), en el thriller, por el contrario, el héroe es una víctima de fuerzas malignas o caóticas, pero en cualquier caso ajenas, que conducen la narración. En el caso más típico, el protagonista es un falso culpable que huye entre dos fuegos perseguido tanto por policías como por villanos. 200

En un thriller, el héroe no lleva la iniciativa de la acción pues se limita a reaccionar ante las agresiones externas, dejándose provocar y contagiándose del mal, que adquiere pasivamente. Ya no es un héroe activista, como el policía, ni un héroe sádico, como el villano, sino un héroe masoquista, que padece toda clase de

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