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Breviloquium: Resumen

Enviado por   •  17 de Febrero de 2018  •  2.389 Palabras (10 Páginas)  •  408 Visitas

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El papa debe ser un ministrator, no dominator como pretende ser, debe servir y no exigir vasallaje. Su poder fue instruido en favor de sus súbditos y no para quitarles a éstos aquella libertad que es clave de las enseñanzas de Cristo. Al pontífice no le corresponde un poder de este tipo y tampoco al concilio, porque ambos son falibles, sino a la Iglesia, como comunidad libre de fieles, que en el transcurso de su tradición histórica sanciona aquellas verdades que constituyen su vida y sus fundamentos. ¿A qué se reduciría la presencia del Espíritu Santo en la comunidad de los fieles si la tarea de sancionar las leyes o de imponer las verdades correspondiese al papa o al concilio? En la Iglesia no hay lugar para la teocracia o la aristocracia, pues eso es algo que corresponde a la política, no a la fe.

Localización

La obra Breviloquium o Sobre el gobierno tiránico del papa fue escrita entre los años 1339 y 1340. En esta obra Ockham despliega una serie de críticas a la plenitudo potestatis del papa, ajustada a la doctrina eclesiástica del momento. La obra fue descubierta en 1928 y consta formalmente de un prólogo y seis libros:

En el libro primero (11 capítulos) se justifica la licitud y utilidad de la discusión teológica sobre el poder del Papa.

En el segundo (25 capítulos) se afirma categóricamente que el Papa no tiene “plenitud de poder” pues en tal caso podría deponer a los reyes, ya que todos serían sus vasallos: el Papa es sucesor y vicario de Cristo, y éste proclamó que su reino no es de este mundo.

El libro tercero (16 capítulos) es un tratado sobre el origen del poder civil, que es ajeno al poder espiritual y se justifica por sí mismo: en otras palabras, el imperio tiene autonomía e independencia respecto del papado, porque todo el género humano tiene la capacidad de gobernarse a sí mismo y de establecer propiedad sobre tierras y bienes.

En el libro cuarto (14 capítulos) Ockham, anticipándose a los monarcómacos (libelistas que se levantaron contra el Absolutismo real que se estableció al final del Siglo XVI, trata de conciliar la doble teoría según la cual el poder emana de Dios y, al mismo tiempo, es instituido por el pueblo, pero en ningún caso el Papa tiene poder sobre el imperio.

El libro quinto (10 capítulos) incide en la refutación de las tesis del poder del Papa: ni la metáfora de las dos espadas, ni la de las dos luminarias prueban que el poder imperial emane del papado.

El libro sexto (sólo se conservan 5 capítulos) es una refutación postrera de los argumentos extraídos del derecho canónico, para concluir que el Papa no tiene derecho a deponer reyes y emperadores.

El Breviloquio asume el principio paulino (principios elementales que se deben seguir cuando se considera a alguna persona como digna de "vivir del evangelio") “Omnis potestas a Deo” (“todo poder emana de Dios”), establece la teoría de la división del poder espiritual y el poder civil, garantiza al Papa la esfera del poder espiritual, pero le niega la legitimidad de intervenir en las cuestiones propias del emperador. Ockham se instala así en una vía intermedia, a mitad de camino entre la defensa a ultranza de la teocracia pontifical y las tesis averroístas que, para defender los derechos del Estado, negaban al Papa todo origen divino y diluían a la iglesia en el Estado.

El Breviloquio fue escrito durante el enfrentamiento entre el Papa de Aviñón Juan XXII y el Emperador Luis de Baviera. Ockham se alió con los intereses de Luis de Baviera (célebre es su sentencia “Defiéndeme con la espada, que yo te defenderé con la pluma”), en lucha contra este Papa (también se enfrentó a Benedicto XII y Clemente VI), que rechazaba elegir al emperador: esta obra establece una estricta distinción entre los poderes espiritual y temporal, así como su independencia recíproca. Refuta la tesis del poder absoluto, condensada en la expresión “plenitudo potestatis”, o poder pleno que el Papa habría recibido de Cristo.

Para finalizar se ha de relacionar a Ockham con Marsilio de Padua puesto que a través de diferentes métodos y pensamientos pueden lograr un resultado parecido.

Según Jean Touchard: “Ockham no se propone disolver la Iglesia en el Estado, sino disociar los dos campos y reformar la Iglesia. Trata de delimitar las zonas de acción jurídica de ambas sociedades. Evidentemente sólo puede hacerlo oponiéndose a las usurpaciones del Papa".

Según Rodríguez Santidrián: "Marsilio jurista y político, parte de la consideración de la naturaleza de los reinos y de los Estados en general para la solución del problema: las relaciones del Estado y de la Iglesia. Ockham, por su parte, trata de reivindicar contra el absolutismo papal la libertad de la conciencia religiosa y de la investigación filosófica".

Proyección

Para comentar la proyección de este texto uno de los puntos más importantes a tratar es el nominalismo, en el cual Ockham es su más conocido representante. Ya otros le habían precedido en el camino de eliminar algunas de las muchas cosas que suprimiría su “navaja”. Pero el mismo achaca a estos autores su ambigüedad al mantener en último término bastantes vestigios del resumió moderado, resistiéndose a negar absolutamente la existencia de las ideas ejemplares divinas o algún tipo de base del universal de los seres, mientras que él adopta una postura realmente nominalista, o mejor, conceptualista, al afirmar que el universal es una elaboración mental. La posición de Ockham supone la negación de todas las cuestiones que en la filosofía medieval estaban ligadas de alguna manera a la concepción platónico aristotélico-tomista de los universales. El individuo se afirma como única realidad existente con todas sus consecuencias.

Ahora bien, se puede apreciar que el nominalismo, junto al realismo exagerado y al realismo moderado, fue una de las soluciones más relevantes hacia las cuestiones de los problemas universales. Se entiende por universales a los conceptos y términos con los que nos referimos a una multiplicidad de individuos. El problema de su fundamento o valor consiste en determinar si puede ser verdadero su significado universal. El ser humano a un conocimiento científico de la realidad, valido para cualquier lugar y tiempo: un conocimiento por tanto universal, necesario e inmutable. Sin embargo, los seres que nos rodean son particulares, mudables y contingentes. Si el mundo es así, no parece posible un conocimiento científico de los seres naturales: o se establece la existencia de una realidad inmutable

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