Campbell-El Poder del Mito.

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Nos enfrentamos a muchas pruebas, algunas de las cuales podemos superar, otras no y así seguimos, hasta conseguir nuestro cometido y volver de nuevo al comienzo de todo para volver a comenzar.

Campbell en sus estudios en el campo psicoanalíticos nos demuestra que el mundo de la mitología sería algo equivalente a lo que es el sueño en un individuo, puesto que igual que los pasos que desarrollamos arriba, se nos aparecen elementos en conflictos y carestías que nosotros no tomamos en forma consciente (y sin embargo las tenemos), y no solo de nosotros sino de una totalidad de personas, las cuales nos rodean y de ahí, del mismo sueño, muchas veces surgen los medios y herramientas para encontrar la solución a estos problemas o conflictos internos.

Esta teoría del monomito, también nos muestra que muy a pesar de las diferencias geográficas y sociales/culturales que se presentan en cada civilización o pueblo, hay muchísimas coincidencias en el ámbito mitológico, los patrones son muy comunes en muchas culturas.

Para Campbell estas “coincidencias” no deben de tomarse a la ligera, sino más bien tomarlas como objeto de estudio y comparación con la diversidad entre el mundo.

Según el autor las diversas significaciones que tenemos en la diversidad de mitologías no podemos “destruirlas” ni “modificarlas” porque no son confeccionadas por nuestro razonamiento, sino que son productos de nuestro inconsciente, que llevamos desde antes que nazcamos. De ahí toma al héroe como símbolo.

Bien se podría comparar la historia como ya lo dije anteriormente por ejemplo, de Cristo o de Hércules y la podemos ver casi con los mismos elementos en el seguimiento de su aventura con alguna de las películas de héroes que se hacen hoy en día.

Por ello, cada uno de nosotros somos, en este modo, un héroe y tenemos un viaje en común, el símbolo del héroe nos dirige hacia el punto donde nosotros mismos nos desarrollamos, con los problemas y desafíos que se nos presentan día a día, y estos se nos presentan de manera consciente o racional, con la misma sociedad donde nos desarrollamos, tanto como por el inconsciente o el psique, en nuestros sueños.

El Hombre, durante su desarrollo intelectual y dentro de la sociedad, por algunas circunstancias y razones comienza a disponer de herramientas que le sirven para entender de otras maneras su mundo, la imaginación colectiva y el juego de matices que se dan en este trayecto se relaciona mucho con el inconsciente y prácticamente, con el mundo de los sueños, lo onírico.

Este desarrollo, aunque nosotros lo veamos como algo “extraño” nos viene desde que estamos en el vientre de nuestra madre, a la cual nos habremos de apegar durante los primeros días de nuestra vida, esta conexión entre madre/hijo hace que el inconsciente recree y se vaya formando una manera de ver esta figura como algo de lo que vamos a depender durante toda nuestra vida, algo así como lo propone Freud, el “primer amor” de nuestra vida.

Esta relación “amorosa” se convierte ahora, dentro de la sociedad misma que está contaminada por la “razón y la moral”, en algo absurdo y prohibido, un tabú mas a la lista y prácticamente se relaciona con el mito de Edipo, Rey de Tebas, que mato a su padre y se casó con su madre, claro está que esto lo hizo sin darse cuenta, sino hasta muy tarde y con la angustia que esto le causo se sacó los ojos.

Así mismo nos sucede a nosotros, puesto que es solo durante nuestra niñez donde vemos a tal consideración como obvia, porque no estamos sumergidos entre eso que llamamos, moralidad, pero, con el paso del tiempo la misma sociedad nos lleva a irnos adentrando a estas ideas y entonces es cuando nos damos cuenta y reprochamos, estas ideas que nos aterrorizan de tan solo pensarlas.

El Mito nos lleva directamente al inconsciente, donde residen nuestras inhibiciones y deseos más “insanos” que podemos tener, el sueño, según Freud y Jung encierran una serie de códigos, disfrazados de situaciones extrañas, personajes sin forma o con gran diversidad de ella, paisajes sin contexto etc., este dialogo interno nos ayuda a reflexionar y resolver algunos problemas que sobrellevamos en el mundo “racional”.

El mito se relaciona con el sueño simbólico, estos se deben a creaciones naturales de la mente, para así evidenciar las casualidades en los relatos mitológicos, y para expresar la función psicológica de cada una de las etapas en relación con los personajes que el mismo sueño y la mitología reúnen.

Esto también tiene una gran relación con los ciclos, renacimiento. Las iniciaciones en la gran variedad de tribus que hay en el mundo, se dan al vínculo en donde el iniciado tiene que pasar de un estado, de un ciclo, a otro.

Entonces primeramente se debe de preparar mentalmente y hasta físicamente para este cambio. Puesto que este mismo renacimiento requiere de cierta preparación. Ahora, por ejemplo en varios rituales chamanicos, se prepara al hombre para convertirlo en guerrero, un prototipo de héroe, que tiene que pasar por varias circunstancias y pasajes por los cuales le llevaran a ser la leyenda y el mito, si es que tiene esa suerte.

Personalmente creo que la relevancia de estas conexiones entre sueño y realidad conectadas con el mito y la simbología son parte esencial del desarrollo social, puesto que sin estos prototipos de personajes igual esto caería en lo rutinario.

En parte creo que es una forma de escapar de esto y hacernos ver un mundo un poco más fantástico para así poder sobrellevar la vida, de hecho nosotros mismos nos creamos nuestra propia identidad creada a partir del mito, nos ponemos como nos lo dice el libro nuestras propias máscaras, muy diferentes unas de otras, esto, como lo dije anteriormente, para poder acoplarnos a las distintas maneras en las que nos desenvolvemos dentro de la sociedad.

“Siempre ha sido función primaria de la mitología y del rito suplir los símbolos que hacen avanzar el espíritu humano, afín de contrarrestar aquellas otras fantasías humanas constantes que tienden a atarlo al pasado”[1]. Es un factor muy importante el mito y su función puesto que también nos hace avanzar y evolucionar, no quedarnos atascada y saber hacia dónde nos dirigimos.

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