Comentario de Nietzsche.

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Período del mensaje; filosofía de mediodía donde su pensamiento llega a su obra fundamental “Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie” (1884).

Período crítico; filosofía de atardecer el contenido de su obra se hace más radical, sus obras “El Anticristo” y “Ecce homo” son publicadas con reparos en 1894.

A mediados del siglo XIX comenzó la revolución industrial, como consecuencia de los grandes avances de la ciencia y la técnica hubo profundas transformaciones políticas: el interés por la expansión (imperialismo), el auge de los nacionalismos, de las ideologías socialistas y comunistas y el enfrentamiento de clases. En lo cultural, todavía permanecía el espíritu del romanticismo (la exaltación de la pasión y el sentimiento), esto se ve reflejado en la actitud de los bohemios, que son los intelectuales que renuncian a los valores tradicionales (p. ej., Oscar Wilde, Toulouse-Lautrec, Baudelaire, Rimbaud, etc.).

En el ámbito filosófico, la muerte de Hegel (1840) marcaría el comienzo de la época contemporánea. El Idealismo alemán había perdido fuerza y se habían impuesto la corriente positivista (Comte), que de algún modo contribuyó a las visiones evolucionistas (Lamark, Darwing y Spencer), al materialismo histórico de Marx y al utilitarismo de J.Stuart Mill. En paralelo, y críticos con las corrientes predominantes (idealismo y positivismo), aparecieron el historicismo de Dilthey y el vitalismo, ambas corrientes sostenían que los artistas estarían dotados de una capacidad para entender la realidad de la que los científicos adolecerían.

El pensamiento de Nietzsche se nutre de fuentes muy diversas: de la Grecia antigua admira el devenir constante de Heráclito, la oposición al ser de Parménides de Gorgias y, en cierta medida, el relativismo sofista (recuerda al perspectivismo). Su filosofía, como no podía ser de otra forma, está enfrentada a las corrientes idealistas y racionalistas; sin embargo encuentro que coincide con Kant, pues ambos opinan que es imposible conocer “la-cosa-en-si”, ya que, no conocemos solo interpretamos y ordenamos el mundo en fenómenos con un fin practico (las leyes están en el sujeto que observa). Hay infinidad de diferencias con Descartes, por ejemplo, su visión del hombre. Para Nietzsche el hombre no es un núcleo racional, sino una pluralidad de personajes, tampoco existe la sustancia o el cuerpo y, de ningún modo, el ser humano puede ser una máquina. Schopenhauer es uno de sus maestros, muy presente en sus obras iniciales, aunque siempre desprovisto del pesimismo y la metafísica de este. Asimismo podemos trazar similitudes con nuestro autor tanto con Marx como con Freud, en concreto, los tres creen en que estamos dominados por impulsos irracionales y que, a lo largo de la vida, somos víctimas de un sospechoso proceso de “adoctrinamiento”. Por último, resaltar la influencia que ha tenido en las doctrinas postmodernas a las que, probablemente, ha inspirado: por ejemplo en la antimetafisica de Foucault, que usa con el “poder” un método genealógico similar, o en el pensamiento de Derrida y Deleuze, para quienes, de igual forma, el proyecto moderno está agotado y, por tanto, urge plantear nuevas formas de vida e ideas que transciendan la razón.

Lo que encuentro más sugerente del pensamiento nietzcheano es que bajo una propuesta estética, llena de retórica y metáforas, nos anima a resolver un puzle axiológico que puede tener diferentes soluciones, incluso opuestas, muy a la par con su filosofía (que en ocasiones se torna ambigua y contradictoria). Quizás sea por esto por lo que han ido apareciendo lecturas tan dispares, desde las más ácratas hasta las racistas del nacional-socialismo. Paradójicamente, este último, al intentar distorsionar este pensamiento, con el fin de someter al individuo a su ideología, consigue el más completo ridículo, puesto que es precisamente de este tipo de manipulaciones de lo que Nietzsche nos alerta en sus obras.