Como se dan los Fundamentacion de la metafisica
Enviado por Christopher • 10 de Enero de 2019 • 3.430 Palabras (14 Páginas) • 336 Visitas
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2.- Una acción hecha por deber tiene su valor moral, no en el propósito que por medio de ella se quiere alcanzar, sino en la máxima por la cual ha sido resuelta; no depende, pues, de la realidad del objeto de la acción, sino meramente del principio del querer, según el cual ha sucedido la acción, prescindiendo de todos los objetos de la facultad de desear.
3.- El deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley. Lo cual te constituye como un ser libre.
Definimos el deber, como la acción racional que se realiza conforme a la ley moral y su vínculo con la buena voluntad es, que actúan conforme al querer, sin expectativas en los resultados, simplemente apartando todo influjo del deseo. Actuar conforme a los impulsos sin esperar nada a cambio.
Es de suma importancia que esto quede muy claro: la Moral se formula a través de leyes y se aplica en acciones a través de máximas. Éstas (ambas) no tienen como objetivo hacernos sentir bien, o hacer sentir bien a otros, para esto no hace falta la razón, sólo basta con un instinto adecuado. Su objetivo real es la representación en sí misma. Acerquémonos un poco a cuál sería esta Legalidad Universal que, sustraída de todo impulso, sería válida para todo ser racional: obrar sólo a modo que pueda querer que mi Máxima se convierta en Ley Universal.
SEGUNDO CAPÍTULO.
TRÁNSITO DE LA FILOSOFÍA MORAL POPULAR A UNA METAFÍSICA DE LAS COSTUMBRES.
“La representación de un principio objetivo, en tanto que es constructivo para una voluntad, llamase mandato (de la razón), y la fórmula del mandato llamase imperativo.”
La razón humana posee la característica de poder elegir bajo sus propios gustos, el origen de sus acciones; en tanto que este es un ser racional, puede decidir si guiarse por leyes o por las inclinaciones empíricas o una mezcla de ambos.
Los imperativos que Kant menciona son dos: hipotéticos y categóricos.
Imperativo hipotético: representa las reglas que el agente debe seguir, lo que usara como medio para llegar al fin. De este imperativo se derivan dos más, el problemático que el cual no tiene la menor importancia de saber si los medios para obtener el fin son buenos o malos; asertorios, el fin que persiguen los hombres es la felicidad, este imperativo no es posible sino real. Cada uno de estos implica la racionalidad del sujeto, y que de este dependa que es lo que quiere hacer, para conseguir su fin. Y el único fin que es universal es la felicidad.
Imperativo categórico: esta representa un fin en sí misma, no requiere de medios para legar a ella. Las acciones que esta realiza son buenas en sí mismas. Su necesidad es incondicionada y valida universalmente. Kant deriva el imperativo categórico que exige que los agentes morales actúen solo de una manera en la que el principio de su acción pueda convertirse en una ley universal. El imperativo categórico es una prueba de los máximos propuestos; esto no genera una lista de deberes por sí mismo; es la creencia general del principio supremo de moralidad, Kant ofrece tres fórmulas diferentes de esta afirmación general. Plantea que nuestra conducta se debe adecuar a una máxima racional que podamos querer como ley universal. Por lo que nos da tres máximas que debemos analizar.
Entendemos como máximas los principios prácticos que describen el modo de conducirnos, dadas tales o cuales situaciones. Determinar el carácter moral de una máxima es someterla a la ley de universalización. Sin que estás caigan en contradicción.
*La primera establece que una acción es moralmente legal, si cada sujeto puede adoptar el mismo principio de acción sin generar contradicciones. Esta fórmula es llamada, La Ley Universal de la Naturaleza, donde su máxima es: “actuar como si el máximo de su acción llegará a ser por su voluntad una ley universal de la naturaleza”. Realizar una acción por buena voluntad, desenado que la forma de actuar se pueda convertir en una ley universal, es decir que quieres que los demás actúen igual que tú.
*La segunda fórmula, establece que “uses a la humanidad, tanto en tu propia persona o en la persona de cualquier otro siempre al mismo tiempo como un fin y nunca solo como un medio”. Los seres humanos somos los únicos seres capaces de moralidad, este rasgo nos convierte en seres con dignidad, no debemos utilizar a los demás como un medio para obtener algo, todos los seres somos un fin.
Kant menciona que una máxima puede fallar en cumplir con el requisito de dos maneras. El primero es la “contradicción en la concepción” el cual consiste en no universalizar acciones que no sean moralmente correctas y de las cuales no se obtenga una reciprocidad entre los participantes. O de otra manera no puedes pedir algo a alguien y después contradecirte del acuerdo al que con este hayas llegado. La segunda es la “contradicción en querer” el cual consiste en cuando el máximo universalizado contradice algo que los agentes racionales quieren. Cada agente racional es un ser libre y este es contingente de manera, que no puedes universalizar algo que no te guste, ya que las demás personas no tienden a querer lo mismo que tú. No reconocer a los participantes como seres libres viola lo que llama Kant el deber perfecto, el cual es negativo, es decir, no se comprometen o se dedican a ciertas actividades. Hay deberes imperfectos son positivos, (como la caridad).
Según Kant los deberes perfectos nunca admiten una excepción para el bien de las inclinaciones, lo que a veces se toma para involucrar que los deberes imperfectos “sí” admiten una excepción para el bien de la inclinación. Sin embargo, en un trabajo posterior Kant sugiere que los deberes imperfectos solo permiten flexibilidad en la forma que se elija para cumplir con ellas. Kant piensa que tenemos deberes perfectos e imperfectos tanto para nosotros como para los demás.
El segundo imperativo categórico nos ordena que:
“uses a la humanidad, tanto en tu propia persona o en la persona de cualquier otro siempre al mismo tiempo como un fin y nunca solo como un medio”
Kant afirma que un ser humano y cada ser racional existe como un fin en sí mismo. Cuando tratamos a otro como medio para nuestros fines, dejamos de verlo como un sujeto (libre) para convertirlo en objeto. De forma que estamos engañando al sujeto para complacer nuestros fines, bien esto depende del contexto en el que este imperativo se maneje.
Esta segunda fórmula del imperativo permite
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