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Corrientes Actuales.

Enviado por   •  2 de Marzo de 2018  •  18.448 Palabras (74 Páginas)  •  334 Visitas

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Parece que la práctica deportiva se extendió más por el ámbito anglosajón y en cambio en el continente predominaron las prácticas de “educación física”, ya sea en sus forma hebeertista, ya sea en las formas gimnasticas tradicionales (método sueco, francés, etc.), ya sea en las nuevas formas de gimnasia rítmica y de expresión sobre todo estas últimas en el sector femenino (Dalcroze, Ducan, Bode; Medau, etc.).

En el año 1949, el francés P. Seurin publica su obra “Hacia una educación física metódica” que consideramos como un intento de unificación de los distintos métodos. El análisis de este documento muestra la concepción de una educación física definida como disciplina educativa: “el conjunto de medios que se utilizan para favorecer el desarrollo del ser humano, para perfeccionar el conjunto de sus funcione, obtener de ellas el máximo rendimiento, mantener este rendimiento el mayor tiempo posible a fin de retardar la aparición de la vejez”. (Pág. 27-28).

La base científica de esta educación física hay que buscarla en las ciencias biológicas, que así cumplen, por una parte, la función de alejar al profesor de educación física de un simple “funambulismos”, y por otra la de mostrar un trabajo coherente que justifique la consideración de disciplina escolar. Así, los contenidos y los ejercicios deberán estructurarse de una forma progresiva a través de las “lecciones” y sometérselos a una evaluación y control mediante “ejercicios-test” que permitirán al profesor un control rápido y riguroso de la enseñanza” (P. Seurin, pág. 12). De esta manera se impone una metodología que quiere mimetizar los métodos didácticos de las disciplinas formales de tal manera que también deberán establecer programas unitarios para que el profesor de educación física puedan saber (igual que el profesor de matemáticas, por ejemplo) el nivel que un alumno tiene al comienzo y al final del cuerpo escolar.

La práctica se resuelve por medio de ejercicios construidos por el profesor que van de lo simple a lo complejo, de ahí que los ejercicios analíticos sean el contenido fundamental para llegar a los ejercicios complejos y sintéticos: “en nuestro cuerpo hecho de segmentos superpuestos, sucede como en un juego de mecano, ampliando los pisos unos sobre otros” (Dr. Fournié, 1945) que recuerda todavía la gimnasia articular de Pestalozzi, convirtiendo muchas veces el ejercicio en pura abstracción, desposeído de los elementos dinámicos de toda actividad corporal.

El procedimiento pedagógico más utilizado es la demostración, colocando al alumno en una situación de dependencia del modelo presentado, que prácticamente se resolvía en un movimiento mimético más que en un movimiento elaborado y por lo tanto controlado por el mismo: se basa el aprendizaje, sobre todo, en las percepciones exteroceptivas, olvidándose de las propioceptivas que son las responsables del “feedback” motor y por tanto del auto control. El modelo de aprendizaje motor subyacente es el conductista, regido por el proceso estimulo-respuesta (voz de mando, música, etc.) y que se alcanza a través del entrenamiento como actividad propia del alumno.

De hecho el entrenamiento va a convertir a la educación física también en una educación moral. En efecto, aquel realizado a base de esfuerzo, se constituye en una prueba no solamente de las capacidades físicas sino también en una prueba de la voluntad, por lo tanto es muy fácil pasar del objetivo inicial de salud a objetivos educativos más amplios: la capacidad de esfuerzo, la fuerza de voluntad, el auto control, la disciplina, etc., todos ellos de orden netamente moral, con lo cual el paso de la biología a la moral se hace sin solución de continuidad. No se trata ya solamente de alcanzar un cuerpo perfecto y eficiente, de desarrollar la salud, si no de alcanzar personalidades recias, “viriles” siempre dispuestas, lo que lleva a una ascética del cuerpo; así, de la “edificación del cuerpo por la educación cristiana a su construcción por la educación física metódica puede establecerse una continuidad” (B. During, 1981, pág. 119). Por lo demás esto no hace más que sumarse a toda una traducción de la educación física en su relación con la moral desde la “arete” griega hasta los valores morales y sociales de Arnold y Cubertin.

Este paso de lo Biológico a lo moral deja bien claro que incluso una concepción tan biologista y mecanicista de a educación física como esta no se escapa a la influencia de concepciones ideológicas muy determinadas. Evidentemente no es que el ejercicio corporal por sí mismo sea moral o no, sino que es la pedagogía utilizada la que produce efectos morales positivos o negativos; así lo expresa Seurín: “la formación social y moral no son, de hecho, resultantes de la formación corporal. Ella depende ante todo, del sentido moral y social y del valor pedagógico del educador” (P. Seurín, pág. 28).

Ahora bien, ante este elogio del esfuerzo individual, no es extraño que con la irrupción en la educación de las practicas no-directivas y con las vueltas al “principio del placer” de la cultura actual, esta forma de entender la educación física no goce del interés de los escolares y haya caído en un creciente desprestigio. Esto, unido a la cada vez mayor difusión del deporte moderno, ha hecho que gran parte de estas prácticas tiendan a ser sustituidas por el deporte y muchos profesores de educación física vuelvan la mirada hacia el como método más motivante. El siguiente texto de J. M. Cagigal describe perfectamente esta situación: “los educadores físicos provenientes de la gimnasia, consientes pedagógicos, rechazaron todas las desmesuras que aparecieron en el deporte, en su deriva hacia la espectacularidad, el sensacionalismo y el profesionalismo, y consecuentemente, en muchos casos, anatematizaron el deporte. Los vinculados al campo deportivo menospreciaron el aburrimiento inherente a los ejercicios analíticos preconizados por una u otra escuela de educación física”. (J. M. Cagigal, 1975, pág. 29).

Sin embargo hay que hacer notar que las críticas que se hacen desde el ámbito deportivo son más bien a una caricatura de la gimnasia, y las que se hacen desde esta son más bien a los abusos del deporte que al deporte mismo. En la práctica, ambos métodos se influyeron, ya que, por una parte, el deporte acaba necesitando de la gimnasia para el perfeccionamiento de sus movimientos e incluso para contrarrestar los peligros de la especialización y, por otra, la “educación física” se vio necesitada metodológicamente de la utilización de los juegos deportivos como elemento motivador y de distensión. Es así que, a la postre, “hoy hablar de deporte y

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