Introducción a la Filosofía Analítica de Ernst Tugendhat

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- Se completa “él se representa…” con una frase nominal. En la frase “él se representa que ahora llueve en Berlín”, hay un representarse algo en el sentido de imaginarse que algo es de cierta manera.

- Se completa “él se representa…” con una expresión que figura por un objeto. “En este caso, representarse algo equivale a hacerse presente algo, en el sentido de: ponerlo visualmente ante sí, hacer de ello una imagen interior, una imagen de la fantasía.”[7]

La terminología filosófica utiliza este segundo modo de empleo. Tugendhat afirma que la ausencia de reflexión desde el análisis del lenguaje hizo que la filosofía se basara en un modelo de representación e incluso óptico. “El filósofo está sentado en su escritorio y piensa sobre el mundo; lo primero que puede hacer es mirar los objetos que tiene delante (…) De todo esto tiene una imagen visual. Y esto mismo, pero de una manera no sensorial, es lo que sucede, según él, cuando nos referimos a objetos.”[8] Lo que arguye el autor es que los objetos no nos los representamos, sino que nos referimos a ellos. Según Tugendhat, la pregunta de qué significa representarse un objeto es una pseudo pregunta, mientras que lo que debe preguntarse es qué significa referirse a un objeto. Afirma que, cuando alguien expresa un término singular, no se le pregunta qué se representa por tal término, sino, a qué te refieres con tal término.

Esta deducción no alcanza a convencerme. Todavía considero que se puede argüir que nos representamos objetos. A mi modo de entender, creo que se puede hacer un nuevo giro hacia la consciencia si pensamos que, efectivamente, sí nos referimos a los objetos, pero esos objetos a los que nos referimos son la representación que yo me hago de estos. Al fin, para yo referirme a un objeto, hace falta que este esté primero en mi consciencia, y, una vez ahí, nada le impide tomar cualquier forma.

Más tarde, Tugendhat alude a que Wittgenstein ya había llamado la atención sobre el hecho de que una posición como la de Husserl asimila sin razón los enunciados sobre lo interior a los enunciados sobre lo exterior. Husserl diría que cuando expresamos una vivencia en un enunciado, una expresión del tipo “me encuentro en este estado de ánimo”, ese enunciado se basa en la observación interior. Tugendhat se pregunta si es necesario que un enunciado se base siempre en algo. En caso de que no fuera así, está claro que el campo de acción de la filosofía analítica sería más amplio que el de la de la consciencia. El autor toma de Wittgenstein lo que él alude como lo característico de las frases vivenciales: “que la tercera persona del presente se puede verificar mediante la observación, pero la primera no.”[9] Así, el enunciado “estoy preocupado” no se basa en la observación de que estoy preocupado, sino que expresa el hecho de que estoy preocupado. Tugendhat afirma que la pregunta “¿estás seguro?”, para ese enunciado, sería inoportuna.

Yo no considero que esto sea cierto. Para que fuera así, habría primero que suponer que las palabras son hacedoras de la realidad. Talvez el ejemplo de la preocupación le sea favorable al análisis en cuanto es un concepto que más o menos todo el mundo entiende, igual considero que no comprueba nada. Pero pongamos como ejemplo la felicidad. Es muy fácil encontrarse con alguien que dice estar feliz, que cree estar feliz, y sin embargo uno reconoce que está sufriendo; esto es, que no se está observando a sí mismo objetivamente. Otro ejemplo, un hipocondríaco, puede afirmar que le duele terriblemente el meñique del pie izquierdo y en realidad su meñique está en perfectas condiciones. ¿Al final qué resulta? ¿Le duele el meñique? Sí y no. Cómo saber qué entiende él por dolor y qué entiendo yo. Las palabras poco me pueden decir al respecto.

Al final, lo que encuentro es otro intento de la filosofía por hacerse con la verdad, pero parece que ya ha habido muchos discursos adjudicándosela y cada vez estamos menos dispuestos a creer.

Bibliografía

1. Tugendhat, Ernst. Introducción a la filosofía analítica. Editorial Gedisa S.A. Barcelona 2003.

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