“La Teología de la Liberación como fuente de Derechos”
Enviado por Christopher • 23 de Noviembre de 2018 • 2.770 Palabras (12 Páginas) • 365 Visitas
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comunidades pretendían vivir en coherencia con el proyecto que Jesús había militado, y en ese sentido, reflexionaban sobre su sentido teniendo como norte la práctica del nazareno. En otras palabras, el objeto de la reflexión era la propia práctica, medida en la práctica de Jesús.
Concepciones enfrentadas en la Biblia
De una lectura integral de La Biblia, podemos encontrarnos con discursos que presentan tensiones entre sí, según sea la práctica social de las comunidades a las que se hacen referencia.
Éstas prácticas serán desde el poder o desde los sectores populares, según con quién Dios pacte. Es decir, son discursos legitimantes del poder, o de las prácticas populares de liberación.
Dichos discursos se dividen en: a) monárquico-sacerdotal; b) profético y apocalíptico.
El primero es esbozado desde las estructuras de poder, de arriba hacia abajo, legitimando las monarquías (ej. davídico-salomónicas), estando los sacerdotes cercanos a esta estructura dominante.
En cambio, el discurso profético es esbozado desde el seno del pueblo, es Dios pactando con los sectores populares para motivar su liberación. Por otro lado, el discurso apocalíptico, sólo se diferencia en que la liberación vendrá de Dios.
Estas dos concepciones, tienen caracterisiticas propias disímiles entre sí, que a los fines de este trabajo no vienen al caso detallar. No obstante, es de suma importancia aclarar que Jesús opta decididamente por la vía profética, lo que nos proporciona el criterio por excelencia para interpretar su práctica y el sentido de su mensaje.
Es desde este lugar, que el nazareno presenta su proyecto político y económico.
¿Dónde se ubica la teología de la liberación?
Es en esta linea de pensamiento se enmarca la reflexión teológica de Gustavo Gutierrez.
Su método, se puede sintetizar en la frase “ver, juzgar y actuar”, que recupera lo mejor de la tradición de las primeras comunidades cristianas.
Se trata de un metodo, que encuentra su fundamento en los orígenes mismos del cristianismo. Es por ello, que no concuerdo con el sacerdote Luis Fernando Crespo, cuando afirma que se plantea una nueva manera de plantear la tarea teológica. Podría animarme a coincidir con esta afirmación, si tomo los últimos tramos de la historia o si dicha afirmación es para diferenciarla de la teología propuesta por Santo Tomás de Aquino.
El metodo teológico esbozado por Gutierrez, se asimila a la teología de las primeras comunidades cristianas, pues tanto esta como el método de ver, juzgar y actuar, se basan en reflexiones de la propia praxis histórica.
Se debe hacer teología desde la propia realidad (ver), interpretándola (juzgar), y en base a ello, actuar a la luz de la fe (actuar), que significa a la luz de la práctica y mensaje de Jesús.
Ahora bien, si entendemos que este metodo se enmarca dentro de una teología de la liberación, es porque presenta ciertas características que no se deben obviar.
En primer lugar, está alineada al discurso profético. No puede haber teología de la liberación si no se parte desde las prácticas populares. Es una teología que se encuentra en el seno del pueblo.
En consecuencia, como segunda característica, se puede afirmar que es una teología del pobre. No se interesa ya, por el no creyente, sino por el no persona. Por aquel que ha sido marginado de la historia, excluido del contrato social.
Una teología que se define desde los oprimidos, recuperando el pacto que hace Dios con el pueblo para su liberación, construida desde abajo hacia arriba, cuya finalidad es generar una hegemonía alternativa a la esbozada desde los sectores de poder (sacerdotales-monárquicos).
En esta linea de pensamiento, la reflexión teológica ya no responderá a una figura inamovible de Jesús. Será la propia realidad la herramienta de analisis fundamental para analizar las prácticas a la luz de los evangelios, teniendo como eje el mensaje y la practica liberadora del nazareno. Una teología que, desde una concepción profética desde el oprimido, inevitablemente no podrá estar ajena al contexto politico, económico y social.
Pues, para revertir la categoría de no persona, es necesario revertir las injusticias estructurales. Nace entonces, el concepto de pecado social que viene a reforzar o complementar al concepto de pecado individual.
La pobreza es una situación de pecado social, como consecuencia de una estructura de acciones y omisiones que mantienen la opresión, la injusticia y la explotación. Pecado colectivo que se convierte en pecado estructural. La situación de injusticia y corrupción se mantiene mediante el pecado institucionalizado, la cual debe ser revertida desde una reflexión y práctica liberadora.
La teología de la liberación se preocupa por devolverle al pobre su carácter de persona, desde una reflexión crítica de las realidades politicas, económicas y sociales, que a traves del pecado social institucionalizan las injusticias. Se convierte así, en una teología del pobre que reivindica la práctica y mensaje de Jesús, desde una concepción profética.
En síntesis, la teología para la liberación tiene los siguientes ejes:
1. Opción preferencial por los pobres.1
2. La salvación no se concibe sin liberación económica, política, social, como signos visibles de la dignidad del hombre.
3. La liberación como toma de conciencia ante la realidad socioeconómica y de la necesidad de eliminar la explotación, e injusticias.
4. La pobreza es un pecado social.
5. No solamente hay pecadores, también hay víctimas del pecado que necesitan justicia y restauración.
6. El método del estudio teológico es la reflexión a partir de la práctica de la fe celebrada dentro de una práctica de liberación.
7. La teología de la liberación es un "acto segundo", es decir, emana de una experiencia de compromiso y trabajo con y por los pobres, de repudio ante la pobreza y la injusticia, y de apreciación de las posibilidades de las personas oprimidas como creadores de su propia historia.
Bartolomé de Las Casas
No es casualidad que el padre de la teología para la liberación en el siglo XX, se identificara con Bartolomé de las Casas, quien salvando las distancias,
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