La ética estoica: la importancia que daban los estoicos a la parte ética de la filosofía
Enviado por Sara • 17 de Junio de 2018 • 977 Palabras (4 Páginas) • 982 Visitas
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Los estoicos se adhirieron en general al principio de que las virtudes están indisolublemente ligadas unas con otras, como expresiones que son de un solo y mismo carácter, de tal suerte que la presencia de una virtud implica la presencia de todas ellas. Y viceversa, cuando se da un vicio de dan sin duda todos.
El sabio está libre de pasiones y respecto a su dignidad interior a nadie permite aventajársele, ni siquiera a Zeus.
Quien es virtuoso lo es completamente, o, de lo contrario, no es virtuoso. Ésta parece que era la tesis de los estoicos más antiguos.
El hombre camina en perversidad durante toda su vida o, si no, la mayor parte de ella. Si alguna vez llega a ser virtuoso, es ya tarde, en el ocaso mismo de sus días. Este riguroso idealismo moral es característico del primer estoicismo; los estoicos posteriores insistieron mucho más en la noción del progreso, cuidándose de animar al hombre a que entrase por las sendas de la virtud y perseverarse en ellas.
Admitiendo que ningún individuo corresponderá nunca del todo al ideal del sabio, dividían a la humanidad en dos grandes grupos: los insensatos y los que progresan hacia el logro de la virtud o la sabiduría.
Una doctrina característica de la ética estoica es la concerniente a las pasiones y afecciones. El placer, es irracional y no natural, por lo cual, más que moderarlo o regularlo, lo que se ha de hacer es desembarazarse de él y procurar un estado de apatía.
En la práctica, la ética estoica será sobre todo un combate contra las aficiones, un esfuerzo por conseguir un estado de dominio y libertad moral.
Todo hombre es, por naturaleza, un ser social, y el de vivir en sociedad es un dictado de la razón. Más la razón es la naturaleza esencial común a todos los humanos: de ahí que sólo hay una Ley para todos los hombres y que todos ellos tienen una sola Patria.
Dicho de otra manera: el ideal ético se alcanza cuando amamos a todos los hombres como a nosotros mismos, o sea, cuando nuestro amor propio abarca con igual intensidad todo está relacionado conmigo, incluida la humanidad en su sentido más amplio.
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