Manifiesto comunista. La lucha de clases es la historia de todas las sociedades hasta nuestros días

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En la misma proporción en que la burguesía se desarrolla, también lo hace su clase antagónica, el proletariado. Quienes viven buscando trabajo y lo encuentran en la medida en que acrecienten el capital. Estos obreros son mercancías y están sujetos a las fluctuaciones en el mercado y a las incidencias de la competencia.

Las máquinas que trabajan junto a los obreros, le quitan al obrero todo el atractivo, ya que se convierten en una extensión más de la máquina, en donde sólo realiza operaciones monótonas y sencillas.

La industria moderna ha transformado el pequeño taller del maestro patriarcal en la gran fábrica del capitalista industrial, en donde a los obreros se les organiza de manera militar, en donde son esclavos de la máquina, del patrón de fábrica.

En la clase obrera las diferencias de edad y sexo no tienen significancia social alguna, no hay más que instrumentos de trabajo y su coste va a variar dependiendo de edad y sexo.

“Una vez que el obrero ha sufrido la explotación del fabricante y ha recibido su salario en metálico, se convierte en víctima de otros elementos de la burguesía: el casero, el tendero, el prestamista, etc.” (Marx edic. 1983)

Todas las clases de la población se unen al proletariado, algunas debido a que poseen pequeños capitales y sucumben ante grandes empresas capitalistas y otras debido a su falta de habilidad en los nuevos modos de producción.

En un principio la lucha de los obreros es aislada, después con los obreros de la fábrica, más tarde con los obreros de un mismo oficio, contra el burgués individual que los explota. Sus ataques van dirigidos hacia los instrumentos de producción.

En esta etapa los proletarios no pelean contra su propio enemigo, sino que lo hacen en contra de los enemigos de sus enemigos, en este caso con los restos de la monarquía.

El número de proletarios va en aumento y así también van tomando conciencia de esto. Los burgueses compiten entre sí y comienzan a haber fluctuaciones en los salarios. Los proletarios forman coaliciones en contra de la burguesía y actúan en común para defender sus salarios. Forman incluso hasta asociaciones permanentes dedicadas a esto, en este momento estalla la sublevación. Algunas batallas la ganan pero sólo efímeramente, su éxito radica principalmente en la unión de las masas proletarias, gracias a los medios de comunicación que había traído consigo la gran industria.

La burguesía siempre ha estado en lucha contra la aristocracia, después contra las fracciones de ella misma, y siempre en estas batallas pide ayuda al proletariado, y le aporta elementos de educación, entregándole armas para ella misma.

Esta lucha de clases ser torna de un carácter violento y agudo que una pequeña parte de la burguesía se pasa al proletariado.

De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía, el proletariado es la única clase que se mantiene a través del tiempo.

El proletariado no tiene propiedad; sus relaciones con la mujer y la familia no tienen ninguna relación con las relaciones que establecen los burgueses.

“Los proletarios no pueden conquistar las fuerzas productivas sociales, sino aboliendo su propio modo de apropiación en vigor y, por tanto, todo modo de apropiación existente hasta nuestros días” (Marx, edic. 1983), es por esto que los proletarios no tienen nada que cuidar, sino que, al contrario, tienen que destruir todo lo que ha venido asegurando la propiedad privada.

Naturalmente el proletariado de cada país, primero debe terminar con su propia burguesía.

Lo que hace posible la existencia y dominación de la burguesía es la acumulación de capital en manos de privados. Y lo que hace posible el capital, es el trabajo asalariado, y el trabajo asalariado descansa enteramente en el trabajo de los obreros entre sí.

La gran industria actúa como agente involuntario, y se apropia de lo producido, socavando a la burguesía, por lo que ésta crea su propia perdición. El fin de la burguesía y alzamiento victorioso del proletariado son igualmente inevitables.