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NO PRONUNCIA NINGÚN LLAMADO

Enviado por   •  24 de Abril de 2018  •  3.773 Palabras (16 Páginas)  •  242 Visitas

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Lacan toma, si bien con reparos, la teorización de Karl Bühler, quien habla de tres niveles del lenguaje: a) la enunciación, que implica su significado, b) la comunicación, que implica aquello de lo que se trata y su referencia a la situación, y c) el llamado, que se caracteriza por dirigirse al Otro. De estos tres niveles, Lacan distingue la función del llamado. Por lo tanto, se puede estar en el lenguaje -incluso se puede tener un lenguaje que disponga de la enunciación significativa y también de la dimensión comunicante-, pero sin disponer del llamado.

Lacan presenta a Dick como un niño que dispone del lenguaje, que puede enunciar y comunicar, pero no está en la dimensión del llamado que es la primera forma de la direccionalidad al Otro. De esto se desprende que si el lenguaje no dispone del llamado es un lenguaje sin Otro.

Como ejemplo de ese lenguaje sin Otro encontramos al lenguaje de las computadoras, que intercambian información, incluso significaciones, donde se cumplen los dos primeros niveles de Bühler, pero no el tercero.

Luego de definir el llamado y el lenguaje, la tercera instancia es la palabra, que Lacan define como hablarle al Otro.

El llamado es la primera forma, originaria, de la dirección al Otro. Una vez inscripto el llamado y sus consecuencias, un sujeto puede tomar la palabra y hablarle al Otro. Así, el llamado es el tiempo cero de la palabra que funda al sujeto. Es lo que permite pasar del lenguaje a la palabra. Y si no hay llamado, tampoco habrá palabra.

Cuando Lacan construye el esquema Lambda, ubica el eje simbólico en esta perspectiva: la direccionalidad entre el sujeto y el Otro sólo se produce cuando el sujeto le habla al Otro, toma la palabra, y en esa medida, es una palabra verdadera. A su vez, el inconsciente implica que el sujeto es hablado por el Otro.[pic 1]

Algo del sujeto autista quedó detenido en ese pasaje del lenguaje a la palabra por su rechazo a entrar a la dimensión del llamado: “El sistema por el que el sujeto llega a situarse en el lenguaje está interrumpido a nivel de la palabra”. La posición del sujeto en el lenguaje se interrumpe, se detiene a nivel de la palabra. Veintidós años más tarde, Lacan sigue diciendo que en el autista hay algo que se congela: “Se trata de saber por qué hay algo en el autista o en el llamado esquizofrénico que se congela, podría decirse”, dice en 1975.

Resumiendo, tenemos tres instancias: Primero, el lenguaje como sistema de oposiciones significantes. Siempre estamos en el lenguaje, desde el inicio. Segundo, el llamado, que constituye al Otro y al sujeto, y permite el pasaje del lenguaje a la palabra. Tercero, la palabra, es hablar al Otro, tomar la palabra, y a su vez ser hablado por el Otro a nivel inconsciente.

Esta es la variable fundamental que Lacan designa para el autismo: Dick dispone del lenguaje, tiene un lenguaje articulado, pero no dispone ni del llamado ni de la palabra. Es la clave del lenguaje desafectivizado, descripto como robotizado, de los autistas.

Si ese tiempo cero de la palabra no se ha constituido, por más que el lenguaje pueda aprenderse y tomar una función comunicativa, no tiene en sí el elemento que lo vivifica y le da su carácter humanizado. Ahí está el error de las terapias conductuales, cuyo tratamiento pedagógico consiste en enseñarle a mirar a los ojos, a comunicarse, a interpretar estados anímicos: todo eso se puede aprender porque está a nivel del lenguaje, como ocurre con las computadoras, pero queda en la superficie por no tocar la dimensión fundamental del llamado. El psicoanálisis se dirige directamente a la relación del sujeto al Otro, por lo que también puede en algunos casos utilizar intervenciones pedagógicas, pero no estarán dirigidas sólo a enseñarle a comunicarse. Son intervenciones dirigidas a situarlo en la dimensión del llamado, intervenciones dirigidas al nacimiento del Otro, y con él, al nacimiento del sujeto -sin que esto signifique neurotizarlo- El caso Dick, así como muchos casos posteriores publicados de autismo, dan cuenta de ello.

En el Seminario 5, Lacan continúa la reflexión sobre lo que aquí llamaba tomar la palabra: se trata de la dimensión de la demanda, que se ubica en la tríada necesidad-demanda-deseo. La demanda es la característica central del primer tiempo del Edipo, constituido por dos momentos lógicos: en un primer momento, la madre se constituye como símbolo, que alterna como presencia-ausencia. En un segundo momento, la madre se constituye como un Otro potente, que puede dar o no dar un don simbólico, que funciona como signo de amor: no importa qué objeto da la madre, sólo importa el hecho de que al dar, ese objeto funciona como un signo de su amor, y por eso Lacan dice que la demanda es incondicional, porque ese objeto que se demanda no tiene una condición específica, puede ser cualquier cosa. En ese momento lógico se constituye la demanda, que es demanda del signo de amor. A partir del pasaje por la prohibición del segundo tiempo del Edipo, se constituye el deseo como lo que está más allá de la demanda. Ahora bien, dado que el llamado no se ha constituido en el autismo, el sujeto no ingresa ni al nivel de la demanda ni al del deseo.

Una vez situado el estatuto del llamado como el elemento que permite el pasaje del lenguaje a la palabra, podemos ubicar la consecuencia principal de la ausencia del llamado: la inexistencia del Otro.

El nacimiento del Otro

El esquema Lambda está construido sobre el eje de la palabra dirigida al Otro, que implica la inversión del inconsciente, que hace que el sujeto reciba el mensaje del Otro sin saberlo. Lacan señala la función de garante que implica el Otro simbólico, más allá de que la palabra se haya dicho en la máxima soledad o que sea una mentira. El Otro es el garante de que ésta tenga una función de verdad.

Puede existir el caso en que el grito no se convierta en llamado y, por lo tanto, el Otro no se constituye como instancia simbólica. De este modo, verificamos clínicamente un elemento que constituyó para Lacan la clave del pasaje de su primera enseñanza a la segunda: el Otro puede constituirse o no, y es eso lo que caracteriza al autismo.

Jacques-Alain Miller resalta la pertinencia del título de los Lefort que, al hablar del nacimiento del Otro, destacan cómo esa instancia es producto de un acto simbólico que puede producirse o no. Por esta razón el caso Dick es una excepción a la teoría de lo simbólico de los años 50: el Otro no antecede al sujeto, su constitución es producto de un acto simbólico que si se da constituye la neurosis.

Esto nos lleva a analizar

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