Resumen Aristóteles Ética Nicomaquea libros: 1, 2, 6 y 10 LIBRO 1: SOBRE LA FELICIDAD
Enviado por Helena • 12 de Septiembre de 2018 • 6.859 Palabras (28 Páginas) • 2.509 Visitas
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Pero la felicidad necesita también de los bienes exteriores, pues no es fácil hacer el bien cuando no se cuenta con recursos. Entonces, la felicidad parece necesitar de tal prosperidad, y por esta razón algunos identifican la felicidad con la buena suerte, mientras que otros con la virtud.
- La felicidad y la buena suerte
Aun cuando la felicidad no sea enviada por los dioses, sino que sobrevenga mediante la virtud y cierto aprendizaje o ejercicio, parece ser el más divino de los bienes. Las cosas que existen por naturaleza se realizan siempre del mejor modo posible, e igualmente las que proceden de cualquier otra causa y, principalmente de la mejor. Confiar lo más grande y lo más hermoso a la fortuna sería una incongruencia.
La felicidad es una cierta actividad del alma de acuerdo con la virtud. De los demás bienes, unos son necesarios y otros son por naturaleza auxiliares. El fin de la política es el mejor bien, y la política pone mayor cuidado en hacer a los ciudadanos de una cierta cualidad: buenos y capaces de acciones nobles. La felicidad requiere una virtud perfecta y una vida entera.
- La felicidad y los bienes exteriores
¿Cuándo considerar feliz al hombre?
No hemos de llamar feliz a ningún hombre mientras viva, es necesario ver el fin de su vida. Para el hombre muerto existen también un mal y un bien pero no es consciente de ello. Sería absurdo que el muerto cambie con sus descendientes y sea, ya feliz, ya desgraciado. Si debemos ver el fin, y entonces considerar a cada uno venturoso no por serlo ahora, sino porque lo fue antes, siguiendo las vicisitudes de la fortuna, llamaremos al hombre tan pronto feliz como desgraciado en vida. Pero no es correcto seguir las vicisitudes de la fortuna porque la bondad o maldad no dependen de ellas. Además, en ninguna obra humana hay tanta estabilidad como en las actividades virtuosas. Lo que buscamos, entonces, pertenecerá al hombre feliz, y será feliz toda su vida pues siempre o preferentemente hará y contemplará lo que es conforme a la virtud, y soportará las vicisitudes de la vida lo más noblemente y con moderación en toda circunstancia el que es verdaderamente bueno.
Si las actividades rigen la vida, ningún hombre venturoso llegará a ser desgraciado. El hombre verdaderamente bueno y prudente soporta dignamente todas las vicisitudes de la fortuna y actúa siempre de la mejor manera posible. Entonces, llamaremos venturosos entre los vivientes a los que poseen y poseerán lo que hemos dicho, o sea, venturosos en cuanto hombre.
- La felicidad de los muertos y la buena o mala suerte de los descendientes
De la misma manera que de los infortunios propios, unos tienen peso e influencia en la vida, mientras que otros parecen más ligeros, así también ocurre con los de todos los amigos, pero en tal medida que ni pueden hacer que los felices no lo sean ni otra cosa semejante.
- La felicidad, objeto de honor y no de alabanza
La felicidad es una cosa elogiable o más bien digna de honor, pues está claro que no es una simple facultad. Nadie elogia la felicidad como elogia lo justo, la ensalza como algo más divino y mejor. El elogio pertenece a la virtud, ya que por ella los hombres realizan las nobles acciones. La felicidad es cosa perfecta y digna de ser alabada. Y parece que así también por ser principio, ya que, a causa de ella, todos hacemos todas las demás cosas, y el principio y la causa de los bienes lo consideramos algo digno de honor y divino.
- El alma, sus partes y sus virtudes
La felicidad es una actividad del alma de acuerdo con la virtud más perfecta. El verdadero político se esfuerza en ocuparse, sobre todo de la virtud, pues quiere hacer a los ciudadanos buenos y sumisos a las leyes. Llamamos virtud humana a la del alma y decimos que la felicidad es una actividad del alma.
Una parte del alma es irracional y la otra tiene razón. De lo irracional, una parte parece común y vegetativa, es decir, la causa de la nutrición y el crecimiento. Su virtud es común y no humana. Pero parece que hay otra naturaleza del alma que es irracional, pero que participa de la razón. Elogiamos la razón y la parte del alma que tiene razón en el hombre, ya que lo exhorta rectamente a hacer lo que es mejor. Pero también aparece en estos hombres algo que por su naturaleza viola la razón, y esta parte lucha y resiste a la razón. Pero esta parte también parece participar de la razón. Lo vegetativo no participa en absoluto de la razón , pero lo desiderativo, participa de algún modo en cuanto la escucha y la obedece. La parte es irracional es persuadida por la razón.
La virtud se divide de acuerdo con esta diferencia en dianoéticas y éticas, y, así, la sabiduría, la inteligencia y la prudencia son dianoéticas, mientras que la liberalidad y la moderación son éticas.
LIBRO 2: NATURALEZA DE LA VIRTUD ÉTICA.
- La virtud ética, un modo de ser de la recta acción
Existen dos clases de virtudes, la dianoética y la ética. La dianoética se origina y crece principalmente por la enseñanza y por ello requiere experiencia y tiempo. La ética procede de la costumbre, no se produce en nosotros por naturaleza.
De todas las disposiciones naturales adquirimos primero la capacidad y luego ejercemos las actividades. Lo usamos porque lo tenemos, no lo tenemos por haberlos usado. En cambio, adquirimos las virtudes como resultado de actividades anteriores. Lo aprendemos haciéndolo.
Además, las mismas causas y los mismos medios producen y destruyen toda virtud. Por nuestra actuación en las transacciones con los demás hombres nos hacemos justos o injustos. En una palabra, los modos de ser surgen de las operaciones semejantes.
- La recta acción y la moderación
Examinar cómo hay que realiza las acciones, pues ellas son las principales causas de la formación de los diversos modos de ser. Todo lo que se diga de las acciones debe decirse en esquema y no con precisión. Está en la naturaleza de las cosas el destruirse por defecto o por exceso. Si la cantidad es proporcionada, la produce, aumenta y conserva. Se conservan por el término medio. Pero no solo su génesis, crecimiento y destrucción proceden de las mismas cosas y por las mismas, sino que las actividades dependerán de lo mismo (es un círculo).
- La virtud referida a los placeres y dolores
Hay
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