Resumen fenomenologia
Enviado por mondoro • 28 de Marzo de 2018 • 3.229 Palabras (13 Páginas) • 362 Visitas
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La crisis de las ciencias como expresión de la crisis vital radical de la humanidad europea.
- ¿Puede efectivamente hablarse de una crisis de las ciencias dado los continuo de sus éxitos?
“Que una ciencia está en crisis quiere decir que su cientificidad genuina, que el modo como se autopropone objetivos y tareas y elabora, en consecuencia, una metodología, se han vuelto problemáticos. Eso podría, ciertamente, resultar aplicable a la filosofía, que en el presente tiende amenazadoramente a sucumbir al escepticismo, al irracionalismo, al misticismo. En la medida en que la psicología alimente aún pretensiones filosóficas y no limite a ser una ciencia positiva más entre las otras, esto podría valer asimismo para ella”. (Husserl, 1991, 142) “La física fue siempre y siempre será una ciencia exacta. Para las ciencias concretas de espíritu, independiente de cómo se consideren sus debatientes relaciones con el ideal de exactitud de las ciencias naturales, un problema que, por lo demás, afectada también a las relaciones de las disciplinas biofísicas. El rigor del carácter científico de todas estas disciplinas está fuera de discusión. No es lícito ignorar el contraste entre la ciencia de este grupo de ciencias y la no cientificidad de la filosofía.
- La reducción positivista de la idea de ciencia a mera ciencia de hecho. La “crisis” de la ciencia como perdida de su importancia y significación para la vida.
Partiendo de las quejas generales sobre la crisis de nuestra cultura encontraremos motivos para someter la cientificidad de todas las ciencias a una crítica seria y muy necesaria. La problematicidad que aqueja a la psicología no sólo en nuestros días. Le corresponde una importancia central de cara al empeño de sacar a la luz algunas enigmáticas e insolubles zonas de ininteligibilidad de las ciencias modernas. Una transformación relativa no sólo al juicio sobre su cientificidad, sino a la percepción de lo que la ciencia en general ha significado y puede significar para la existencia humana. Meras ciencias de hechos hacen meros hombres de hechos. Las cuestiones que excluye por principio son precisamente las más candentes para unos seres sometidos, en esta época desventurada, a mutaciones decisivas: las cuestiones relativas al sentido o sin sentido de esta entera existencia humana”. (Husserl, 1991, 143) “La mera ciencia de los cuerpos materiales nada tiene, evidentemente, que decirnos, puesto que ha hecho abstracción del espíritu, que en todas sus disciplinas especiales y generales consideran la hombre en su existencia espiritual y, por consiguiente, en el horizonte de su historicidad, su cientificidad rigurosa exige que el investigador excluya cuidadosamente toda posible toma valorativa de posición. La verdad científica objetiva, es exclusivamente constatación de aquello que el mundo efectivamente es.
- La fundamentación de la autonomía de la humanidad europea con la nueva concepción de la idea de la filosofía en el renacimiento.
No siempre estuvieron las cuestiones y problemas específicos de la humanidad desterrados del domicilio de las ciencias ni quedaron siempre fuera de consideración las relaciones internas de dichos problemas y cuestiones con todas las ciencias, incluidas aquellas en las que el hombre no es el tema. Es bien sabido que en renacimiento la humanidad europea consumó en sí misma un viraje revolucionaria. Se volvió, contra el modo medieval de existencia, lo desvalorizo y quiso dotarse libremente de uno nuevo. La filosofía teórica tenía que ser puesta en obra de una visión superior del mundo, una visión absolutamente libre de las ataduras del mito y de la tradición. Tenía que reconocerse en el mundo mismo su razón inmanente y su teleología y su principio supremo. A la autonomía teórica sigue la autonomía práctica. La idea de la filosofía recibida de los antiguos no equivalía al concepto escolástico corriente entre nosotros, que comprende solamente un grupo de disciplinas”. (Husserl, 1991, 144) “las ciencias en plural, todas las que aún habían de fundarse y todas las ya establecidas, no eran sino ramas no independientes de la filosofía una. Esta filosofía vino a pretender nada menos que abarcar absolutamente todas las cuestiones significativas mediante un método apodícticamente evidente y en un progreso infinito, pero racionalmente ordenado, de la investigación. El concepto positivista de ciencia residual. Ha dejado caer y abandonado todas las cuestiones incluidas en el tanto en su concepción más estricta como en la más amplia. La razón es el tema explícito de las disciplinas del conocimiento (esto es, del conocimiento verdadero y genuino tacional), de la valoración verdadera y genuina de las acción ética. La razón procura aquí un título a las ideas e ideales absolutamente, eternamente, supratemporalmente, incondicionalmente válidos. El positivismo decapita, la filosofía. Ya en la idea antigua de la filosofía, venia paralelamente significada una ordenación plena de sentir del ser, y en consecuencia, de sus cuestiones. La filosofía en trance de renovación hizo suya esta idea; llego incluso a creer que había descubierto el método universal verdadero mediante el que tenía que resultar posible la construcción de una filosofía sistemática semejante. Poseemos un imperecedero testimonio de este espíritu en el espléndido himno de Schiller y Beethoven “A la alegría”. Hoy este himno sólo puede suscitarnos sentimientos dolorosos y sólo dominados por ellos podemos revivirlo en nosotros.
- El fracaso de la nueva ciencia, inicialmente acompañada de éxito, y el motivo no aclarado de este fracaso.
Se puso de manifiesto que este método sólo podía traducirse en éxito indudables en las ciencias positivas. Todo lo contrario que en la metafísica, esto es, en los problemas filosóficos en sentido propio, aunque tampoco aquí faltaran comienzos prometedores y aparentemente” (Husserl, 1991, 145) “acompañado de éxito. La filosofía universal, asumió la forma de sistemas filosóficos impresionantes, pero, por desgracias, no solo fallos de unidad entre sí, sino inconciliables unos de otros. La fe en el ideal de la filosofía y del método que desde el comienzo de los tiempos modernos regia los movimientos se desmorono; y a decir verdad tal vez no solo por el motivo externo del prodigioso crecimiento del contraste entre el permanente fracaso de la metafísica. En los investigadores completamente poseídos por el espíritu filosófico, vino a firmar su presencia un sentimiento de fracaso, cada vez más fuerte y extendido.
- El ideal de la filosofía
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