Sofistas-resumen
Enviado por Jillian • 19 de Febrero de 2018 • 5.259 Palabras (22 Páginas) • 454 Visitas
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- Sofistas más significativos:
- Protágoras de Abdera: 480-410 a. C aproximadamente. Fue el más famoso y tal vez el primero de los Sofistas profesionales ya que adiestraba a otros para la profesión y para la vida pública. Se pueden destacar de entre sus obras por lo menos dos tratados principales: 1) Sobre la verdad que comienza con la declaración del hombre como medida. 2) Antilogías o Argumentos contrarios. También se cree que es obra suya Sobre los dioses.
La innovación de Protágoras consistía en labrarse una reputación como pensador político y moral sin apoyar a ningún partido sino solo dando conferencias y hablando y ofreciendose a sí mismo como consejero y educador profesional. El objetivo de su enseñanza era sobre todo práctico y acorde a las necesidades del momento y estaba basado en el arte del discurso persuasivo. De esta forma, ejercitaba a sus alumnos en la capacidad de argüir a favor de las dos caras de un mismo caso y aportando ejemplos para demostrar su tesis de que existen argumentos contrarios en cada cuestión.[6]
Una de las tesis más importante en la obra de Protágoras y en el pensamiento sofista tiene que ver con la negación de la existencia de la falsedad, esta no existía en este esquema. Así, nadie podía contradecir a otro o decirle que se equivocaba, porque el hombre era el único juez de sus propias sensaciones y creencias, que eran verdaderas para él en la medida en que le parecían ser así. Como no existía una verdad absoluta o universal nadie necesitaría pensar si se le estaba persuadiendo de un estado de cosas más verdadero o no.
- Gorgias de Leontium: 483-375. Fue sobretodo retórico y exaltador del arte oratorio. Resulta interesante para la historia de la filosofía por el libro De la naturalez, o sea del no ser.
Exclusión de un criterio absoulto y negación del ser, del conocer y del comunicar: Gorgias pertenece al número de los negadores de un criterio absoluto pero no por iguales razones que los de la escuela de Protágoras. En su libro Del no ser, o bien de la naturaleza establece tres principios concatenados entre ellos: a) no existe nada; b) aunque algo exista es inaferrable al hombre; c) aunque algo sea concebible es inexplicable e incomunicable al prójimo.
Nada existe: si algo existe, será el ser o el no-ser, o el ser y el no-ser juntos … Y en verdad no existe el no-ser. Pues si existe, será y no será al mismo tiempo, pues en cuanto es pensado no-ser, no será, pero, en cambio, en cuanto es no-ser, será. Pero es absolutamente absurdo que una cosa sea y no sea al mismo tiempo luego, el no-ser no es.[7]
Lo existente es inconcebible: aún en el caso de que una cosa exista, esta es incognoscible e inconcebible para el hombre. “Si lo he pensado no existe, lo existenten no es pensado” … es evidente que las cosas pensadas no existen. Si, en efecto, las cosas pensadas existen, todas las cosas pensadas deben existir, después que alguien las piense. Lo que es inverosímil no es verdad, si uno piensa hombres voladores no solo por eso los hombres van a volar. Por lo que no es verdad que lo pensado exista.
Si afirmamos que lo pensado existe, también estamos afirmando que lo no existente no podrá ser pensado. Esto es absurdo para Gorgias, porque se piensa también a la Quimera y a muchas otra cosas que son irreales y es por esto que el ser no es pensado.
El conocimiento es incomunicable: no expresamos los seres reales a nuestro prójimo sino palabras que son distintas a la realidad subsistente. Tal y como lo visible no puede trasformarse en audible y viceversa, así el ser no puede transformarse en palabra nuestra pues subsiste por fuera de nosotros.
Gorgias no tenía como meta enseñar la areté como otros sofistas ya que no existía una cosa, areté, cuya esencia pudiera concerse y definirse. Lo único que pretendía era hacer de sus alumnos maestros del arte de la persuasión, decía que esta era la reina de las ciencias y que todas las demás estaban bajo su poder.
Teniendo en cuenta su línea de pensamiento, sus prácticas retóricas se apoyaban en una filosofía relativista semejante a la de Protágoras y se justificaban por ella. De existir una verdad universalmente válida que pudiera comunicarse a otro, entonces, sin dudas, esta verdad debería ser comunicada.
- Pródico de Ceos: fue un sofista en el pleno sentido de educador que ejercía su profesión, y su nombre está asociado con el de Protágoras en el arte de enseñar a triunfar en la política y en la vida privada.
Su enseñanza linguistica incluía distinciones semánticas entre términos éticos y según Platón esta era la esencia de su instrucción. “La corrección de los nombres” era el fundamento de todo lo demás.
El punto de vista de Pródico, como el de los demás sofistas, era humanista y adoptó una postura sobre la religión claramente naturalista. Su teoría consistía en que el hombre primitivo, a quien la naturaleza se parecería hostil en muchos aspectos, estaba tan impresionado por los dones que le ofrecía, para su bienestar y placer, que creyó que se debían a un regalo de seres divinos o que ellos encarnaban la divinidad.
Los únicos títulos que conservamos de la obra de Pródico son: Sobre la Naturaleza, Sobre la naturaleza del hombre y Horai.
- Hipias de Elis: la única fuente para su datación es Platón, quien menciona simplemente que era mucho más joven que Protágoras, lo que hace suponer que vivía aún en el 399.
enseñaba temas referidos a la genealogía, la astronomía, la geometría, la aritmética, la gramática, el ritmo, la música, la mitología y la historia, incluidas la historia de la filosofía y de las matemáticas.
Sus obras más importantes son: Diálogo troyano donde contrapone la figura del héroe justo a la del tirano, Troico que trata de las formas de ilustrarse en el transcurso de la vida.
- Antifonte: sus obras más conocidas se titulan Sobre la verdad y Sobre la concordia. Sobre la verdad se basaba en una fuerte oposición entre physis y nomos con ventaja para la primera. La naturaleza nos empuja a evitar el dolor y buscar el máximo placer, porque el dolor es perjudicial y el placer beneficioso. En consecuencia, se deben seguir los dictados de los acuerdos y de las leyes solo en la medida en que el quebrantarlos nos traería más dolor en forma de castigo o de desgracia.[8]
En Sobre la concordia pone un énfasis diferente, tal vez se trate de un distinto momento de su vida.
En su obra también se remarca la igualdad entre los hombres y se sitúa
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